Necesitamos un MetaNetflix de los Netflix del mundo

Esta mañana salía en Xataka la noticia del nuevo de servicio de streaming Paramount+ y en el chat los compañeros comentábamos cómo esto empieza a ser ya un mareo importante. La última de las propuestas de ViacomCBS se une a Netflix, HBO, Amazon Prime Video, Apple TV+, Disney+ o Filmin, entre otros, y hace que el estrés de las suscripciones se haga más y más notable.
Yo, por ejemplo, probé estos días Star, esa nueva sección de contenidos no infantiles que han abierto en Disney+ y que, atención, llega en ese formato que yo odio: en plan lentejas, las comes o las dejas. Disney no da opción a que elijas si quieres tener acceso a esos contenidos o no: te los planta y de paso sube el precio porque lógicamente vas a poder ver más cosas.
Debo decir que en Star hay muchas pelis de mi palo. Muy de palomitas, muy de revisitar una y otra vez porque son clásicos recientes que suelen dejar buen sabor de boca. El problema es que si antes teníamos muchas cosas que ver, ahora tenemos aún más, y sabéis lo que pasa con las opciones, ¿verdad? Tenerlas está bien: tener demasiadas es un problemón.
No sé si recordáis la historia de los tarros de mermelada. La utilicé hace más de diez años al hablar de cómo tener muchas distribuciones Linux le hacía un flaco favor al éxito de este sistema operativo por ese mismo argumento: tener demasiadas opciones no es bueno, sino malo. Cito aquella primera parte del post porque la verdad, mola:
«Cuando Sheena S. Iyengar era una estudiante de Psicología Social en la Universidad de Stanford en 1990, le gustaba visitar el Mercado de Draeger en el cercano Menlo Park. Aunque es ciega, Iyengar, una mujer pequeña con un pelo negro intenso, se sorprendía por la multitud de productos en oferta: 3.000 libros de cocina, 500 variedades de productos, 250 tipos de quesos, 150 vinagres, 75 aceites de oliva, y casi 250 mostazas. Como buena degustadora, se divertía probando en las docenas de puestos dispersos por la zona. Sin embargo, pocas veces compraba algo – y eso la dejó muy extrañada».
Ese es el principio de un artículo en el Chronicle Review que habla de Sheena Iyengar, una investigadora responsable de un libro llamado The Art of Choosing. Ese libro es el resultado de un curioso experimento que Iyengar llevó a cabo poco después de aquel acontecimiento y que sirve de base para este artículo:
«[Iyengar] persuadió al dueño de la tienda para dejar que colocara un puesto de pruebas de producto cerca de la entrada. Cada pocas horas, el puesto alternaba entre ofrecer 6 y 24 sabores distintos de mermelada. Los resultados fueron sorprendentes: la mesa con 24 sabores atrajo a más gente, pero la mesa con seis sabores impulsó más a la gente a comprar (el 30% de los que pararon en la muestra con seis sabores acabaron comprando un tarro, mientras que solo el 3% de la mesa de 24 sabores acabaron comprando uno)».
Pues eso mismo. Muchos sabores atrajeron a más gente, pero menos sabores provocaron más compras de mermelada. Con los servicios de suscripción de contenidos está pasando un poco eso, pero además a no ser que tengas muy claro que ver elegir algo se vuelve bastante chungo. Tanto, que Netflix ha tenido la curiosa idea de ofrecer un botón para ver algo aleatorio, en plan "prueba suerte".
Yo he visto un poco la luz con el Chromecast con Google TV que agrega todos los contenidos en una sola interfaz, pero ojo porque no funciona de forma óptima. En casa estamos revisitando The Office US —la historia de amor de Michael y Holly es espectacular—, y tenemos que meternos en Prime Video adrede porque el "Seguir viendo" de la pantalla de inicio no parece tener en cuenta los contenidos que estás viendo en la plataforma de Amazon.
Aún así la idea de esa agregación es buena, pero sería aún mejor si alguien se inventase una especie de mega-agregador de servicios de contenidos. Uno que te permitiese gestionar tus suscripciones de forma muy dinámica y que en lugar de una tarifa plana y ese exagerado buffet de contenidos te permitiese ir dando saltitos de plataforma en plataforma para cobrarte no un mes de Netflix, uno de HBO y uno de Prime Video así por las buenas, sino que fuera mucho más granular: esta semana quiero ver esto de HBO, las dos siguientes esto de Netflix y los próximos tres días veré esto de Prime Video.
Alguno me diréis que en realidad eso puedes hacerlo un poco dejando de pagar suscripciones y luego volviéndolas a pagar. Es cierto, pero 1) es un tostón hacerlo y 2) las plataformas saben que compartes esos servicios no con tu familia en tu casa, sino con familiares y amigos (o conocidos, o incluso enemigos, que también puede pasar) desperdigados por todo el mundo. Así que no puedes cortarle el servicio a todos, con lo que estás apañado: sigues pagando y asumes que en fin, tampoco pagas tanto por una suscripción (aunque no la estés usando apenas durante meses).
Supongo que en algún momento llegará algo así, pero si no lo hace espero que al menos aparezcan planes individuales que se ajusten más a nuestras necesidades y no nos ahoguen en contenidos que pagamos pero que nunca veremos. Ojalá sea así.