Moto X, propaganda y periodismo

Moto X, propaganda y periodismo
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Disculpen la tardanza en volver a pasearme por aquí, pero las tareas se acumulan. De nuevo varios temas que se quedan en el tintero indefinidamente pero que al menos dejan paso a uno especialmente curioso. El de la presentación del nuevo Motorola Moto X. Lo de presentación va en cursiva porque he asistido al que probablemente ha sido al lanzamiento orquestado más singular (y engañoso, añadiría) de todos los que he podido ver en mi vida.

Os contaré cómo va la película para un periodista tecnológico en este país dejado de la mano de Dios Google. Lo normal es que en un lanzamiento de este tipo la empresa en cuestión avise a los medios y, sobre todo, invite a los que considera más relevantes. Dado que esos lanzamientos se producen normalmente en Estados Unidos, es lógico que inviten a medios de allí, y aquí hay poco que decir. El problema es que esa ventaja geográfica se convierte también en una ventaja estratégica, porque en muchos casos esos mismos medios disponen de acceso al producto o servicio durante días antes de que se anuncie su disponibilidad.

Eso, claro está, nos deja a los medios no USA totalmente vendidos. Cuando aquí publicamos un post de producto lo mejor y lo más rápidamente que podemos y sabemos, en realidad estamos nadando contracorriente. Los The Verge, Engadget, ArsTechnica o AnandTech --que hacen muy bien su trabajo en la inmensa mayoría de los casos-- tienen ese post de producto (como solemos llamarlo) preparado desde hace días e incluso semanas, pero además tienen el análisis con vídeos en detalle, pruebas y comparativas que, creedme, tardan mucho tiempo en prepararse y pulirse.

Nos pasa constantemente, y es ley de vida: las empresas primero difunden en medios de los Estados Unidos, y después lo hacen a través de sus respectivas filiales. Las agencias de prensa y departamentos de comunicación de nuestro país, con probablemente las mejores intenciones del mundo y muchos cortapisas jerárquicos, nos envían muchas notas de prensa horas e incluso días después de que se haya publicado la noticia en todos los medios yanquis relevantes. Por supuesto, para cuando esas notas llegan traducidas (y aprobadas) a nuestras manos la noticia suele haberse enfriado. El esfuerzo de esas agencias es en balde, y es algo que a pesar de comentar con diversos responsables de esas agencias en persona jamás ha podido resolverse.

Personalmente cada vez que pasa algo similar me hierve la sangre, porque uno intenta hacer lo mejor posible su trabajo, pero estos temas lo hacen complicado. Y aún así, vamos saliendo al paso. Hasta que claro, pasan cosas como la de hoy.

Los rumores sobre el Moto X llevan meses (meses) produciéndose. Y el esperado lanzamiento, que se ha producido un 1 de agosto (malísima fecha por tema vacaciones, y no solo en España) fue anunciado casi de tapadillo y con una convocatoria en la que ni siquiera se especificaba la hora. Hoy habíamos preparado la cobertura en los medios en los que trabajo, y como en otras ocasiones esperábamos quizás un seguimiento con streaming de vídeo o, al menos, una cobertura Live decente como la que suelen ofrecer algunos medios, con The Verge y Engadget a la cabeza.

¿Qué nos hemos encontrado? Un panfleto. The Verge, Engadget, Wired o CNET tenían sus contenidos preparados para aparecer a la hora señalada (poco antes de las 21:00, hora peninsular española), pero en el caso de The Verge y Wired la cosa apestaba especialmente, porque ese acceso prematuro al Moto X han disfrazado su cobertura para convertirla en un publirreportaje. El caso de The Verge, medio al que suelo poner por las nubes, es especialmente penoso. En su impecable montaje en vídeo con visita a las oficinas y entrevista a los mandamases no hay ningún tipo de invitación al debate o la crítica. Se trata simplemente de un anuncio publicitario producido, dirigido y distribuido por The Verge. El reportaje que le dedican, igualmente impecable en su forma (esta gente maqueta contenidos de lujo), es una tomadura de pelo. Para alguien que ha tenido el terminal en las manos, que me cuente que responde a la voz sin tocarlo o que activa la cámara con una agitación de la mano (nueva gilipollada, y permitidme la expresión que hoy vengo calentito) me parece un homenaje a lo supérfluo. No necesito (o no es importante para mi) saber que puedo activar la cámara haciendo como que me estoy quitando moscas de encima. Lo que necesito saber es la calidad real que da esa cámara, qué tipo de autonomía me proporciona este terminal de gama pseudomedia (gama media a precio de gama alta) o porqué coño (sorry) Motorola, propiedad de Google, no es capaz de integrar Android 4.3 en un terminal que Wired --en otro panfleto maravillosamente diseñado e igualmente lamentable, sobre todo firmándolo Steven Levy-- califica como el "Teléfono Google". No me jodas.

El despliegue de halagos es brutal en toda la prensa técnica americana. Los encontramos en The Verge y en Wired, pero también en Gizmodo, CNET o en Quartz (sorpresa). No tengo ni idea de cómo lo habrán logrado o a qué acuerdos habrán llegado para que The Verge se convierta en una agencia de prensa (muy distinto de un medio de prensa) y otras también lo hayan hecho en menor medida, pero este lanzamiento, desde luego, apesta. Por suerte, hay algún que otro análisis más completito y libre de peloteos gratuitos, como el de AndroidCentral. (Actualización: acabo de comprobar que en The Verge enmiendan un poco esa propaganda inicial con una comparativa mucho más coherente).

En lo que respecta al Moto X en sí, así a bote pronto me parece un terminal muy, muy normalito, con demasiados fuegos artificiales (¿X8  Mobile Computing System? ¡por favor!) , y, sobre todo, con un precio absolutamente desorbitado. Siento decir esto de un producto en el que probablemente mucha gente haya puesto mucho trabajo, pero creo --casi espero, después del calentón-- que se la van a dar. Veremos.