Más monitores, más distracciones

No es un tema nuevo en Incognitosis, y de hecho el año pasado a estas alturas trataba esta misma idea, que retomaba de un post aún más antiguo de hace tres años en el que contaba mis primeras impresiones al usar una configuración multimonitor.

Está claro que esa idea no era para mi: lo de estar mirando de un lado a otro como si fuera un controlador de la NASA no me iba, y aunque entiendo que en ciertos escenarios las configuraciones multimonitor pueden ser muy útiles -más allá de ser una chulada con la que presumir ante los amiguetes- para la mayoría de nosotros las configuraciones multimonitor son, creo, una fuente de distracciones.

Lo decíais ya muchos en aquel post de hace un año, pero ahora me encuentro con un artículo en Aim For Simplicity en el que un desarrollador contaba su experiencia con una configuración con tres monitores que acabó volviéndole paranoico. Y no me extraña, porque seguir lo que pasa en cada uno de ellos se convierte en una mala política si uno tiene que centrarse en una tarea específica.

Aquí este hombre hablaba de cómo ha hecho un experimento para mejorar su productividad a base de eliminar todas las notificaciones (incluidas las del móvil),  dejar el escritorio de la mesa limpito -muy zen, pero no estrictamente crucial, creo- o un elemento interesante: el de tener al lado un bloc en el que apuntar ideas que se te ocurren y a las que quieres poder volver en algún momento. Eso parece útil solo para, como dice el autor, ya puedes estar tranquilo porque no las vas a olvidar: sabes que las has apuntado en otro lado y puedes centrarte en lo que estabas haciendo.

Fabrizio daba sus propios consejos sobre cómo producir más trabajando menos hace poco y ya entonces me apuntaba algunas de las ideas para aplicarlas más temprano que tarde. Por ahora no lo he hecho, pero esos conceptos, unidos al uso de un buen monitor y no de 20, pueden ser claves para lograr ser más eficiente en mi día a día.

Aquí puedo confirmar que al menos en lo segundo estoy de lo más contento. Ya sabéis la pequeña odisea por la que pasé cuando cambié de monitor (parte I, parte II), pero el resultado al final es fantástico, porque en esas 27 pulgadas y 2.560 x 1.440 píxeles caben dos ventanas de navegador sin problemas, o incluso cuatro de tamaño aceptable que puedo combinar para consultar varias fuentes al mismo tiempo mientras ando preparando algún artículo. O para tener cuarto de pantalla dedicado a un vídeo de YouTube para los enanos, que así dejan de dar la tabarra un rato.

Ahora queda la otra parte. Dividir el horario en fragmentos cortos, e ir pasito a pasito. Lo de Pomodoro me parece una buena idea que tengo que implementar -creo que hay extensiones para Chrome que facilitan esto-, así que ahora toca ponerse al tema. Pero si algo tengo claro es que para mi cuantas más pantallas, peor.