Microsoft vuelve a dar miedo

A Bill Gates no había quien le tragara a principios del milenio. El tío era un verdadero capullo. Luego cambió de tercio mientras el dominio de Microsoft se desvanecía. Perdieron comba en internet y móviles, pero llegó Satya y consiguió salvar el barco.
No solo eso: lo volvió a convertir en un gigante, pero lo hizo con un mantra ya conocido: "mobile first, cloud first". No dijo ni pío de "gaming first", pero en estos años debe de haberse dado cuenta de que esto de los videojuegos sale a cuenta, porque en Microsoft acaban de gastarse 68.700 millones de dólares en Activision Blizzard, la desarrolladora de videojuegos como 'Call of Duty', 'World of Warcraft' o 'Overwatch'.


Esa empresa no pasaba precisamente por su mejor momento —han dicho que su polémico CEO seguirá, pero yo no creo que acabe 2022 en el cargo— pero según Statista era, con 46.980 millones de dólars de valoración, la tercera empresa de videojuegos más importante del mundo. Solo Roblox Corporation (74.880 millones) y Nintendo (53.230 millones, que no se me olvide comentar una cosa de ella) la superaban, y Electronic Arts (35.320 millones) y Take-Two (19.560 millones) quedan algo más lejos de un mercado en el que me ha sorprendido ver que Ubisoft es más pequeña de lo que pensaba.
El caso es que el anuncio de la operación es asombroso por su dimensión (la mayor adquisición del mercado del gaming con diferencia, la mayor de Microsoft y una de las mayores de la historia dentro y fuera del mundo tecnológico) pero también por lo que nos dice.
Y nos dice que el futuro de Microsoft está en buena parte en los videojuegos. Y eso significa que está no ya en la Xbox Series S/X, que es un producto casi ya de friquis, sino sobre todo en Game Pass y, yo diría, en xCloud. El catálogo de Microsoft con este servicio es tan espectacular que resulta casi imposible competir con él.
Ahora mismo es como si Netflix, HBO y Disney+ hubieran unido fuerzas y Apple TV+ o Filmin intentaran luchar contra esa alianza. Así deben estar Sony y Nintendo, temblando un poco y pensando que igual esto se les escapa un poco de las manos. Nintendo lo tiene menos complicado porque sus franquicias son demasiado potentes (no hablo de Super Mario ya, sino de Pokémon), pero Sony se ha dormido un poco en los laureles. Aguanta porque la máquina es estupenda, pero o hacen algo con su plataforma PlayStation Network, o lo tienen realmente crudo.
Ahora mismo la cosa no parece demasiado preocupante para la Play. Hay juegos estupendos, pero es que en unos años tu próxima consola no será una consola. Será una tele. O un móvil. O un PC súper modesto. No ese portátil gaming que ahora todos los fabricantes intentan vendernos, no. Ellos saben que ese negocio tiene fecha de caducidad, o al menos eso creo yo.
No necesitarás gran cosa más allá de una conexión a internet, porque el futuro del gaming es el streaming de videojuegos. Es xCloud. Es Stadia. Es NVIDIA GeForce Now. Eso, si esos dos últimos logran sobrevivir, porque competir con el enfoque de Microsoft es cada vez más difícil. Puede que ahora mole más jugar en consola o PC porque las conexiones y la latencia aún no son perfectas, pero eso cambiará, y ahí estaremos apañados: muchos querremos jugar mucho y bien, y ahí Microsoft y su Game Pass parecen la opción impepinable.
A mí esto me da miedito. Lo hace porque Microsoft no tiene un pasado precisamente benevolente como dominadora del mercado cuando gobernaba el mundo con su Windows y su Internet Explorer. Ninguna de las grandes tecnológicas lleva muy bien eso de tener tanto poder, y no espero que Microsoft sea muy diferente. Espero a una Microsoft que teniendo la sartén por el mando haga y deshaga a su antojo, subiendo precios e imponiendo condiciones y estándares propietariosque nos hagan la puñeta con la excusa de hacer el mundo mejor. Que es lo que hacen todas las demás.
Eso no mola y espero equivocarme, pero por si acaso y como suele decirse, esperemos lo mejor y preparémonos para lo peor.
Dicho lo cual, una última reflexión: ya puestos y con ese dineral que han pagado, se me ocurre que esto debería también darle mucho miedito al resto del mercado. Soltar 70.000 millones de dólares sin pestañear hace que sea posible pensar en futuras adquisiciones muy locas.
Y entre ellas, por supuesto, una que podían haber hecho en lugar de quedarse con Activision Blizzar.
¿Os imagináis que hubieran decidido comprar Nintendo? Con esa pasta —o quizás un poco más— probablemente podrían haberlo hecho. Uf. Mejor no pensarlo.