La dicotomía del Surface 3 juega en su contra
Windows RT ha muerto. Larga vida a Windows. Ese podría haber sido uno de los titulares con los que hablar del Microsoft Surface 3, ese producto que uno podría confundir muy fácilmente con el Microsoft Surface Pro 3 y que precisamente por ello provoca impresiones encontradas.
A priori el Surface 3 es todo un acierto. Mientras que el modelo básico de la gama Pro sale por 799 euros, el modelo base del Surface 3 partirá de los 599 euros (por cierto, los precios US son 799 y 499 dólares respectivamente, no entiendo nada). Uno se ahorra 200 euros y puede contar con un tablet de 10,8 pulgadas que, atención, corre una versión completa de Windows 8 -actualizable en el futuro a Windows 10, claro- y que además integra un procesador (aunque sea un Atom X7, veremos cómo se porta) de 64 bits.
La comparación con el iPad Air 2 parece inevitable para algunos medios, pero es que aquí está la dicotomía: el Surface tiene pinta de tablet, pero para mi sigue siendo más bien un portátil.
Y lo es, por ejemplo, porque en casi todas las fotos sale con el teclado Type Cover que de nuevo impone un coste adicional muy importante. Máxime si lo comparamos con el precio del tablet: por tres teclados, que no sirven más que para teclear, te comprarías casi casi un nuevo Surface 3. Que sea opcional me parece de nuevo un error, y creo que aquí Microsoft simplemente tenía que haber vendido al menos un pack completo que costara por ejemplo 699 euros (o quizás incluso menos).
En esos 200 euros de ahorro se nos van algunas cosas más. Nada de conector magnético para la carga -ahora tiran de un MicroUSB-, y nada de soporte abatible en cualquier ángulo (volvemos a los tres ángulos predefinidos, así que perdemos libertad de movimiento). Pero atención, porque también hay ventajas: nada de ventiladores (eso mola, y mola mucho), y gracias a esa menor diagonal hablamos de un equipo más cómodo de llevar, más finito y más ligero.
Este Surface 3 me parece acertado en casi todo, pero creo que ese teclado opcional vuelve a fomentar esa dicotomía en la que uno parece estar pagando un precio demasiado alto por un tablet con teclado desplegable. Pero es que quizás habría que verlo como lo contrario: como un portátil con teclado desplegable. Es las dos cosas, y aunque parece un equipo muy decente para estudiantes o viajeros móviles que no necesiten de grandes prestaciones, el precio se me antoja quizás algo elevado. Nota adicional: el puntero, que está incluido en el Surface Pro 3, no lo está en el Surface 3, y habrá que pagar otros 49 euros más por él. Yippie.
¿Lo recomendaría? Me resulta complicado habiendo opciones baratas como el ASUS Transformer Book T100 que aun teniendo ya un año y medio pueden ser una alternativa muy válida a la propuesta de Microsoft. La apuesta por Surface 3 sería mucho más atractiva (como la del Surface Pro 3) si Microsoft dejara de confundirnos con eso de “el tablet que puede convertirse en tu portátil” y ofreciera directamente el teclado como parte de una experiencia que se me antoja incompleta de otro modo.