Microsoft se queda atascada en el pasado

Microsoft se queda atascada en el pasado
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No entiendo muy bien qué pasa con los gigantes tecnológicos. Es como si quisieran que les metiésemos palos así por las buenas. Llegan los eventos y los nuevos productos y todo es más de lo mismo. Una eterna decepción. Un fraude tecnológico. Un engaño disfrazado con el mismo eslógan de siempre. "Es el XXX más potente que hemos creado". Sustituya Vd. las XXX por el producto elegido y tendrá ese mensaje eterno que es también toda una falacia.

La decepción se hizo patente una vez más ayer con unos Surface Pro 6 que, para empezar, recuperan la numeración. El año pasado Microsoft la quitó (los Surface Pro 5 eran Surface Pro a secas) y este año la ha vuelto a recuperar por alguna extraña razón que se me escapa. Pero ese detalle es una chorrez, porque lo verdaderamente importante es que los Surface Pro 6 no cambian nada salvo los procesadores. Cambios rácanos que están disfrazados con una novedad estética: una variante en color negro mate. Uauh. No cambia el enfoque de un producto que no incluye el teclado y que una vez más es un convertible carísimo y que veo difícilmente recomendable.

Lo mismo con el Surface Laptop 2, un portátil en el que la forma siempre ha sido más importante que el fondo. Ganamos más enteros, eso sí, porque contamos con micros quad-core de 8ª generación como los de los Surface Pro 6, pero es que los de los primeros portátiles puros de Microsoft eran micros dual-core bastante justitos. Eso se une al doble de RAM como poco (8 GB en el modelo básico) y, cómo no, al modelo con el acabado en negro. Uauh (2). Y como en el caso anterior, no cambia el enfoque de un producto que el año pasado logró ganarse el dudoso honor de ser el producto menos reparable de la historia según iFixit, que le puso un 0 de 10 en su particular calificación.

Y ya puestos Microsoft también la cagó con el Surface Studio 2. Lo hizo con una actualización que ha mejorado la pantalla pero que se ha quedado atrás en otras cosas. Por ejemplo, estas máquinas no integran los nuevos micros de Intel, sino los de 7ª generación. Es cierto que integran SSD por fin (no unidades híbridas) e incluso contamos con un puerto USB-C (¡fiesta!), pero la propuesta es tacaña en todo lo demás. Aquí destacaría que los gráficos mejoran con unas nuevas gráficas dedicadas de NVIDIA basadas en Pascal que parecen dar un rendimiento similar al de una GTX 1070, algo lógico ya que las soluciones Turing para este tipo de máquinas no están aún disponibles y tardarán en estarlo.

Pero donde Microsoft ve los mejores y más potentes productos de su historia yo solo veo oportunidades perdidas. Me ocurre con cosas como USB-C, que sigue sin estar presente en el Surface Pro 6 y en el Laptop 2 cuando sí lo está en el Surface Go o en el Surface Book 2. Es algo ridículo y absurdo, pero está claro que Microsoft aquí quiere exprimir el formato, minimizar costes de fabricación e incrementar ingresos, que es de lo que se trata para esta y otras empresas. Entiendo ese punto, claro, pero dudo que hacer productos mejores y ambiciosos sea malo para una empresa que quiere pensar a largo plazo.

Quizás sea eso. Quizás Microsoft solo mira a corto plazo.

Esa es nuestra maldición porque gracias a esas miras tan cortas estamos ante una Microsoft que no aprovecha oportunidades y que se ha quedado anclada en el pasado. En el de los conectores USB-A (que deben estar, pero como alternativa), en el de los conectores Surface Connect, en el de diseños que funcionan pero no arriesgan más y en el de enfoques de producto que al menos a mí no transmiten más que una cosa:

Decepción.