Lumia 950 XL: Tragedia en dos actos (I)
Pasé todas las navidades con el smartphone que más ganas le tenía de todo el año: el Lumia 950 XL de Microsoft. No tanto por el dispositivo, que por especificaciones se situaba simplemente como un integrante más de la gama alta, sino por la plataforma móvil que lo gobernaba. Era el debut de Windows 10 Mobile y, sobre todo, de Continuum y la convergencia.


Lo utilicé durante días como mi móvil personal. Dejé aparcado mi querido OnePlus One y me preparé para recibir a Windows 10 Mobile con los brazos abiertos, sobre todo tras haber estado usando Windows 10 en el escritorio durante más de un año, cuando salió la primera versión preliminar de ese sistema operativo.
Y entonces ocurrió la tragedia. Lo contaba esta mañana en Xataka, donde ha aparecido el primero de los dos artículos que conforman mi análisis de lo que supone el lanzamiento del Lumia 950 XL. No voy a repetirme demasiado, así que resumiré:
- Diseño: aburrido, simplón, parece un dispositivo para desarrolladores. Nada ambicioso, algo que puede ser bueno para cierto tipo de usuarios, desde luego, pero creo que debe quedar para dispositivos de gamas inferiores. Un móvil de 700 euros debería parecer que vale eso. Un poco, al menos, digo yo.
- Especificaciones: pantallote, pero la resolución 2K me sobra -como en cualquier otro smartphone-. Gran procesador y súper interesante inclusión de USB-C, entre otras cosas por que ofrece la señal de vídeo de salida para que Continuum funcione debidamente. El reconocimiento de iris mola, pero en mi opinión en un smartphone resulta mucho más natural y mucho más cómodo que la biometría se ofrezca con un sensor de huella dactilar.
- Batería: por ahí dicen que con las actualizaciones se soluciona -yo llegué a la .29 y no noté nada- pero este es otro de los problemas inexplicables del Lumia 950 XL. Se descargaba de forma alarmantemente rápida. Cada mañana lo tenía completamente descargado a no ser que activase todo tipo de modos de ahorro de energía (y aún así se descargaba bastante), algo que no debería ser necesario para el usuario normal.
- Cámara: brutal si te tomas tu tiempo, pero problemática si quieres una foto rápida, que es lo que presumo que quiere el 99% de la gente que usa el móvil para sacar fotos (bueno, para eso y para selfies, claro). Lenta en ejecución, enfoque y captura comparativamente con las cámaras de los gamas altas de otras plataformas, pero superior en control sobre la captura. En el artículo decía que no es una cámara para instagrammers, sino para amantes de la fotografía. Eso era argumento de peso para darle un 8,5 en la nota final, pero da igual: se me han echado encima porque para mi si uno quiere sacar fotos de calidad debería comprarse una cámara dedicada a ese propósito.
Y luego está, por supuesto, Windows 10 Mobile, un sistema operativo que a mi me ha dejado bastante frío y que a pesar de sus aciertos parece más una versión beta -o quizás una alpha- que una versión final para dispositivos. Probablemente en realidad no lo es, y por eso han retrasado el lanzamiento para otros terminales a esta primera mitad de 2016. Está verde. Mucho.

Lo primero que uno nota cuando viene de Android es lo de las esperas. No son grandes, pero son frecuentes. La animación de los puntitos cargando en pantalla llega a convertirse en un tostón, y a eso se le suman todas las inconsistencias visuales y funcionales a las que aludía en el análisis, y que como decía allí se pueden explorar con muchísimo detalle en el análisis del sistema operativo que han hecho en Ars Technica.
El planteamiento visual de Windows 10 Mobile es… raro. Salvo por la reconocible pantalla de inicio con las baldosas animadas -por cierto, aquí la personalización es aún limitada- el aspecto de las aplicaciones y de los menús es confuso, y la utilización de todo tipo de elementos visuales y tipos de menú -¿dónde se despliegan las opciones, en el de hamburguesa o en el de los puntos suspensivos?- hace que la experiencia sea decepcionante. Poco intuitiva y poco usable, algo como digo decepcionante cuando ese tema parecía enfocado en anteriores ediciones del sistema operativo.
Pero es que además está el tema del catálogo software, una crítica recurrente y cansina que se le hace a la plataforma pero que aquí resulta inevitable mencionar. El catálogo es limitado en cuanto a alternativas disponibles, eso sigue siendo verdad, pero además cuando existen, esas alternativas suelen ser inferiores. Eso no es un prejuicio mío: es una realidad que se demuestra por el mero hecho de que los desarrolladores siguen teniendo en su mente solo dos plataformas. Si hay versión nativa de un app para Windows 10 Mobile (o Windows Phone) esta suele ser como digo peor que sus rivales.

El problema se agrava por el hecho de que ahora los desarrolladores deberían trabajar en convertir sus apps en apps universales, pero eso no ocurrirá de la noche a la mañana, y esa es la gran barrera que hará que probablemente Windows 10 Mobile tenga su sitio o desaparezca del mapa por completo. Es una de las cosas que llegarán en mi reflexión sobre Continuum, que es precisamente la estrella de la segunda parte del análisis… y de esta tragedia en dos actos de la que seguiré hablando más adelante. Porque para que Continuum triunfe debe estar acompañado de aplicaciones que hagan brillar ese concepto.
De momento la recepción del artículo ha sido la que esperaba. Me han torpedeado con críticas masivas en los comentarios, la mayoría sin argumentos y muchas con chascarrillos y quejas vacías que no aportan nada. Pocos se paran a tratar de convencerme con esos argumentos que siempre pido en un debate como el que solemos tener por estos lares, y por eso mismo participo tan poco en esa parte de la conversación. No se puede discutir con quien no quiere o no puede hacerlo. Y me refiero a la acepción pura del término, la que indica nuestra Real Academia Española:
1. tr. Dicho de dos o más personas: Examinar atenta y particularmente una materia. 2. tr. Contender y alegar razones contra el parecer de alguien.
Menos mal que también hay críticas constructivas y algo se puede salvar, así que corramos un tupido velo para completar el post, que se me va el hilo: el Lumia 950 XL es un claro ejemplo de cómo las primeras iteraciones de producto suelen tener muchas deficiencias. Windows 10 Mobile es el principal culpable de todo, y solo espero que dentro de un año todo esto no sea más que un mal recuerdo, porque afortunadamente todo es solucionable con actualizaciones del sistema operativo, los controladores de dispositivos y componentes y, desde luego, de las aplicaciones.

Por supuesto que hay que darle margen a Windows 10 Mobile y a los futuros dispositivos. El problema es que hoy por hoy la experiencia es, al menos para mí, una pequeña tragedia. Sobre todo tras haber vislumbrado el futuro, como decía ayer. Como estos no espabilen puede que haya otros que se les adelanten.
A darle duro, Microsoft. A darle duro.