Microsoft, ARM, y las segundas oportunidades
Los que me habéis leído de cuando en cuando sabéis que soy bastante pesado con el tema de la convergencia. Creo firmemente en un futuro en el que tu teléfono (para empezar) podrá convertirse en tu PC.
Hasta no hace mucho pensé que Microsoft y Canonical tenían la mano ganadora en esa batalla. Windows y Ubuntu, dos sistemas operativos tradicionales de escritorio, intentaron triunfar en nuestros smartphones, pero ambos se dieron sendos tortazos con plataformas que no lograron conquistar el móvil.
Y entonces llegó Remix OS y me abrió los ojos. Quien tenía las papeletas para triunfar en esa convergencia no eran Windows o Linux, sino Android e iOS. Para ello tenían que "ir de abajo a arriba", adaptarse al escritorio y proporcionar un entorno "adaptable" —responsive, si me apuráis— que hiciera que según usáramos el dispositivo conectado a una u otra cosa o por sí solo se comportara de forma fluida y perfecta en cada escenario.
En ese camino de las plataformas móviles hacia la conquista del escritorio hay un ganador oculto: ARM, que le está comiendo la tostada a Intel y que poco a poco va mostrando cómo su arquitectura ya no está solo destinada a móviles. Procesadores como el Snapdragon 835 son ya verdaderas bestias capaces de ofrecer sesiones de trabajo totalmente "normales", y ahí es donde de repente nos encontramos con la sorprendente situación actual.


La de una Microsoft que se ha adaptado. El anuncio del soporte de Windows 10 y aplicaciones legacy en ARM —esto es, aplicaciones x86 tradicionales que se ejecutaban en nuestros viejos Intel y AMD— es fantástico, y supone toda una segunda oportunidad para el sistema operativo de Microsoft en un entorno que parecía tener vetado.
En este Computex hemos visto cómo varios fabricantes (Asus, HP, Lenovo) están preparando ya máquinas basadas en ARM con Windows 10, y yo diría que el futuro (prometieron que caería en pocos meses) Surface Pro que llevará conectividad LTE también estará basado en ese Snapdragon 835.
Este es el segundo intento de Microsoft a la hora de desarrollar una versión de Windows para ARM. Aquel esfuerzo original llamado Windows RT se quedó en agua de borrajas por las limitaciones del software (más modesto, y con una tienda de aplicaciones miserable). Aquí esos problemas desaparecen, y salvo sorpresas la idea es que ni siquiera te enteres de que lo que estás usando lleva ARM o lleva x86. Lo importante es que podrás usarlo como lo usabas hasta ahora. Mola.
Si todo va bien contaremos con portátiles —que es lo primero que aparecerá— que tendrán algo menos de potencia pero mucha mejor batería y conectividad LTE integrada, algo ideal para trabajadores móviles. Y eso implicaría que ese soporte de Windows 10 también estaría preparado para dar el salto a smartphones y tablets. En los primeros, por cierto, Continuum cobraría mucho más sentido, ya que como le pasaba a Windows RT, la experiencia que ofrecía esta tecnología era limitada. Demasiado, de hecho, tanto en cosas que podíamos hacer como aplicaciones que podíamos instalar y aprovechar.
Esa es la magia de ese "One Windows" del que Microsoft lleva tanto tiempo hablando. Puede que este sea su último cartucho en el ámbito de la movilidad, pero hay una cosa segura: si todo va como parece, estos portátiles de Asus, HP o Lenovo demostrarán que es posible contar con equipos ARM perfectamente usables en sesiones portátiles y de escritorio convencionales. Puede que eso le dé una pista a Apple de por dónde tirar con esos rumoreados MacBook ARM que pensé que Apple anunciaría hace tiempo. De momento parece que no tirarán por ahí, pero cuidado: ya han copiado a Microsoft con los Surface Pro. Puede que tengan que hacer lo mismo con estos portátiles ARM.
A ver cómo le sale la apuesta a Microsoft. Tengo muchas ganas de catar uno de estos portátiles.