Déjate de mensajitos y llámame, tonto

Déjate de mensajitos y llámame, tonto
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Atentos al titular que tiene un importante signo de puntuación antes de la última palabra. Que luego nos hacemos líos (je). Sea como fuere, ayer y hoy he estado de lo más entretenido con temas varios -hoy he asistido a Rooted CON, curioso evento, pardiez- y no he podido cumplir por aquí como quisiera.

Ayer se me escapó ya algún tema -me hubiera extendido con lo de Youkioske- pero hoy no quería dejar pasar la ocasión de hablar sobre esa inminente aparición de las llamadas VoIP de WhatsApp. Que por si no lo habíais pensado, van a cambiar (otra vez) nuestra forma de utilizar el móvil.

WhatsApp nos liberó del yugo de los SMS, pero esa revolución de la mensajería instantánea también ha provocado un efecto muy negativo: el de que ese recurso del mensajito escrito haya hecho que el mero hecho de llamar se convierta en algo casi anecdótico. Las llamadas cuestan dinero. Los mensajes de WhatsApp, no. Bueno, en realidad sí, pero el consumo de datos debido a esa mensajería es tan reducido (cuidado con compartir vídeos, niños) que hace que muchos no se planteen utilizar otra forma de comunicación.

Porque claro, WhatsApp tiene otras ventajas. Por ejemplo, que tengamos una oportunidad mucho más clara de pensar lo que decimos antes de decirlo (aunque algunos/as no la aprovechen). O que podamos disfrutar de esas maravillosas conversaciones en grupo que pueden convertirse casi en un segundo trabajo. Yo mismo sufro eso, pero en formato partenaire (¡piiipiiii!) gracias a las glamourosas (está aceptado por la RAE) y fantásticas  ElevenLivesPlus1 que nos van a costar un disgusto a los maridetes si es que no nos lo han costado ya (besitos para ellas, abrazos para ellos, como diría Joaquín Luqui).

El problema es cuando WhatsApp se convierte en sustituto descafeinado de una sencilla conversación de voz, algo que a menudo echo de menos. Lo echo de menos en cumpleaños y navidades en los que felicitar por WhatsApp y Facebook se ha convertido en la norma -lo odio, si algún amigo o conocido me lee, que llame en esas fechas o se abstenga, casi lo prefiero-, y desde luego lo echo de menos cuando por no llamar uno puede estar tecleando en el móvil durante media hora con la otra parte cuando una llamada hubiera sido mucho más efectiva. Es como lo de los correos electrónicos: ni son para todos, ni para todo.

Y es aquí donde el anuncio de WhatsApp podría devolverme la felicidad. Porque queridos lectores, las llamadas VoIP de este servicio están al caer. Las invitaciones van llegando gradualmente a algunos usuarios privilegiados, pero eso es solo la antesala de la implantación global, que permitirá que uno pueda llamar con WhatsApp a precio de risa.

El coste de momento no está muy claro, pero todo apunta a que el consumo de datos -recordad, ya no consumiréis minutos del plan de voz, sino megas del de datos- no será preocupante. Cada minuto consumirá aproximadamente 0,75 MB, lo que significa que un par de horas de conversación rondarían los 90 MB de nuestros planes de datos. Asumible para la mayor parte de la gente, desde luego.

Y aquí es donde podría triunfar esa revolución de las llamadas VoIP que ni Skype, ni Viber, ni Tuenti, ni el resto de propuestas del mercado ha logrado meternos en nuestras duras cabecitas. Pero una cosa es que Skype lo intentara -mal timing y mala forma de venderlo- y otra muy distinta que lo intente una WhatsApp cuyas sombras quedan totalmente eclipsadas por esos 700 millones de usuarios que no paran de mandarse mensajitos y que dentro de muy poco no pararán de realizar llamadas.

En el peor de los casos, creo yo, al menos llamarán más. Aunque sea, porfaplis, en navidades y en cumpleaños. No seais vagos, copón.

Actualización (08/03/2015): Juan Carlos González ya lo ha probado y ha contado su experiencia en Xataka Android. Calidad aceptable sin más para una aplicación que se limita a cumplir. Que es lo que hace WhatsApp desde que apareció.