Me río del desplome de las criptos

En 2022 hemos vivido un auténtico criptoinvierno. Lo dije yo, sí, pero el mensaje ha sido una constante en todos los medios, grandes y pequeños.

De $2,25T de principios de 2022 el mercado cripto global ha pasado a tener una valoración de $807.000B (escala corta). Es un 64% menos. Quedaos con esa cifra un momento. Fuente: CoinMarketCap.

En The Washington Post mencionaban lo de cómo esto parece más una edad del hilo y que "no está claro que la industria se pueda recuperar". En The New York Times, más de lo mismo: las criptos pugnan por lograr seguir adelante. El País se pregunta si las criptomonedas sobrevivirán al varapalo del escándalo FTX.

Los ejemplos están por todos lados, pero hoy me encontraba con una visión distinta. Una de los responsables del World Economic Forum, que no son precisamente unos don nadie (se acepta donnadie, curioso). Allí decían algo interesante (traducción de DeepL):

¿Recuerdas cómo las criptomonedas nacieron de actividades comerciales anónimas en la llamada web oscura? ¿O cómo insidiosos ataques globales de ransomware como WannaCry en 2017 se extendieron por todo el mundo en cuestión de días, enviados por correos electrónicos aparentemente inocuos y desencadenados por la peligrosa curiosidad humana entre el teclado y la silla?

Sin embargo, no prohibimos Internet ni el correo electrónico. El enfoque más duradero con todas las tecnologías de vanguardia es reducir sus efectos nocivos poniendo las tecnologías (como todas las herramientas) en manos de actores responsables y fomentando su uso responsable.

Es una visión interesante y razonable. La de que al final las criptos son un mecanismo como cualquier otro: uno que puede ser mal aprovechado —lo estamos viendo constantemente— pero que también tiene sus virtudes. Allí apuntan cómo aunque el mercado perdió más de "$2 trillion" (americanos, en España son dos billones, que es muchísimo), el año 2022 igual sirvió para "marcar un cambio de testigo" de toda esta infraestructura y tecnología a manos "más estables".

Como decía en el gráfico de arriba, hemos pasado de un mercado que tenía una valoración de 2,25 billones de dólares a uno de 807.000 millones. Eso supone que las criptos han perdido en 2022 un 64% de valor. Ahora atentos a estos otros dos gráficos.

Índice NASDAQ-100. A principios de año estaba en 16.500 puntos, a finales acabó en 10.956 puntos. La caída es del 33,6%. Fuente: Yahoo! Finance.
Pérdidas en capitalización de mercado de seis de las empresas tecnológicas más importantes del mundo y pérdidas porcentuales a lo largo de 2022. La pérdida porcentual media es del 47,5%. Fuente: Bloomberg.

Ni siquiera estoy cogiendo todas las empresas tecnológicas. Me estoy centrando en las 100 más reputadas —que son las que conforman el NASDAQ 100— pero por poner una puntillita, fijémonos también en esos seis gigantes en los que se fijaban en Bloomberg hace unos días.

¿Os dais cuenta del tortazo que se han pegado empresas "estables"? Algunas han caído tanto como bitcoin o Ethereum, que teóricamente son mucho más volátiles. Que sí, que las criptos han caído bastante más de media, seguro, pero mi pregunta es evidente.

¿Por qué se habla tanto del tortazo de las criptos, cuando el mercado tradicional ha caído también de forma tan excepcional?

Aquí uno podría inventarse teorías de la conspiración. Alguien podría estar interesado en transmitir ese mensaje —"las criptos ya no recuperarán"— para que desviemos la vista de la otra gran realidad del mercado: la de que las grandes empresas tecnológicas —y otras muchas— tenían una valoración extremadamente elevada.

El caso más claro es el de Tesla. Paul Krugman, Nobel de economía, escribía una reveladora columna en The New York Times en la que básicamente se preguntaba cómo era posible que Tesla llegase a tener la capitalización de mercado que tenía. A ver, al principio es evidente que tenía su aquel: era la absoluta destacada en el terreno de los coches eléctricos. Todas las demás parecían estar a años luz.

Pero la cosa es muy distinta ahora. Tesla tiene mucha y muy buena competencia, y el monopolio del que disfrutaba hace unos años es hoy por hoy discutible. Venden mucho, sí —en 2022, récord, 1,3 millones de coches—, pero con un Musk muy despistado con Twitter —el autor no se fiaría de él ni para cuidar a su gato— y sobre todo con la citada competencia apostándolo ya todo al eléctrico la cosa se pone difícil. Krugman de paso dejaba recadito para los criptocreyentes (de nuevo, traduce DeepL):

Y como ya he dicho, aquí hay un paralelismo con Bitcoin. A pesar de años de esfuerzos, nadie ha conseguido encontrar un uso serio para la criptomoneda que no sea el blanqueo de dinero. Sin embargo, los precios se dispararon gracias al bombo y platillo, y todavía se mantienen gracias a un núcleo duro de verdaderos creyentes. Algo parecido ocurrió seguramente con Tesla, a pesar de que la empresa fabrica realmente cosas útiles.

Supongo que al final veremos qué pasa. Pero definitivamente no confiaré mi gato a Elon Musk.

Es razonable pensar que las criptos estén infladas: no han demostrado nada aún y no tienen detrás un producto tangible. Hay diferencias evidentes con Tesla, que ha logrado revolucionar nuestro mundo y prender la mecha de la era del coche eléctrico. Pero no tenía demasiado sentido pensar que Tesla podía valer más que el resto de compañías automovilísticas juntas. Mientras ellos vendían un millón de coches, las otras vendían cientos de millones. ¿Cómo se comía eso?

Siempre me ha gustado el Bitcoin Rainbow Chart. Estamos en fase total de "Me lo quitan de las manos, señora". Fuente: BlockchainCenter.net.

Y así con todo. Puede que el mercado simplemente esté corrigiendo su trayectoria y que esta "burbuja" esté explotando. Puede más bien que fuera más bien un globo que estaba demasiado inflado.

Pero no era un globo solo para las criptos. Lo era para todas. Y todas están cayendo un montón. No nos rasguemos las vestiduras por el desplome catastrófico de las criptos. Yo me río de eso, de hecho. Sobre todo cuando veo cómo activos mucho más "seguros" —con comillas en negrita, y si pudiera las ponía más grandes— como Apple, Microsoft o Amazon están perdiendo entre un 30 y un 50%. Ahí es nada.