Me importa mi privacidad, pero me importa más mi madre
Me está tocando escribir de temas relacionados con el coronavirus, claro. En los últimos días, por ejemplo, he escrito un par de temas sobre el proyecto que están llevando a cabo Apple y Google para ayudarnos a minimizar los contagios.
Para los que no sepan de qué va el tema, breve resumen: tu móvil se convierte en una especie de chivato, pero uno ninja. Gracias a la tecnología Bluetooth se irán emitiendo y recolectando identificadores que permitirán ser cotejados para que si alguien acaba contagiándose, quienes estuvieron en contacto con él sepan que estuvieron cerca del afectado.
La idea es una implementación digital de la trazabilidad de contacto, una viaje técnica que antes se hacía de forma manual en epidemias y que ahora se puede hacer de forma mucho más masiva gracias a los smartphones que llevamos todos los días con nosotros.
Pero claro, que Apple y Google estén detrás de este esfuerzo hace saltar alarmas. Estos lo que quieren es tenernos (aún) más fichados, pensarán muchos. Yo también, queridos lectores. Soy bastante paranoico con estos temas y trato de evitar que ciertas cosas dejen huella de lo que hago o dejo de hacer. Por eso, por ejemplo, lo de mi miedito a Google Photos o a los altavoces inteligentes.
Cuando leí por primera vez algo sobre el proyecto de Apple y Google me quedé mucho menos preocupado de lo que esperaba. El esquema que usan tiene mucho más sentido del que parece, apuesta por un sistema descentralizado y no usa la ubicación ni te identifica: cuando alguien se contagia sabes que estuviste cerca de esa persona, pero no te indica quién era, solo que oye, estuviste cerca de un afectado. Pudo ser tu amigo Pepe o un completo desconocido que iba cerca de ti en el metro cuando te dirigías al trabajo.
Esa idea inquietante de dejar que Google o Apple sigan mis pasos a través del móvil se fue difuminando gracias a esos datos sobre los que leí y luego intenté transmitir a los lectores de Xataka. Primero planteando las dudas sobre la privacidad, y luego haciendo lo propio respecto a un proyecto que ahora tiene muchos rivales sospechosos: los que están intentando poner en marcha los gobiernos para —en algunos casos, como el del Reino Unido— tener mucho más acceso a esos datos con su enfoque centralizado.
Dejo un poco de lado el discurso sobre qué enfoque es mejor para centrarme en lo que creo que sería la solución coherente. Prácticamente todos los móviles del mundo están basados en Android o en iOS, así que la solución que plantean Google y Apple tiene sentido por su alcance casi global (quedan fuera dispositivos antiguos y, claro, los de Huawei sin acceso a apps y servicios de Google). También tiene sentido porque su aproximación es conocida, derivada del sistema DP-3T, y que efectivamente parece proteger la privacidad según los usuarios. Y me parece aún más coherente dejar que esto lo hagan empresas que se dedican a esto y no gobiernos que, como el nuestro, quieren renovar la web de Renfe por 700.000 euros o no han demostrado demasiada capacidad para implantar un sistema de DNIe eficiente ni para proteger sistemas clave para el desarrollo de procesos judiciales como LexNet.
No sé. No veo que España esté muy puesta en tecnología. Así, en general.
Ni España ni ningún otro país del mundo, ojo. Esa parte la hemos delegado todos en las empresas tecnológicas, así que para bien o para mal dependemos de ellas y de su criterio. Hay expertos y organismos independientes que afortunadamente pueden auditar esos servicios y aplicaciones y valorar un poco pros y contras, y por lo que he leído el desarrollo de Apple y Google tiene buena pinta. La lucha ya no está en si una solución es mejor que otra. Qué va. Lo decía muy bien Antonio ayer.
Tal y como yo lo veo, y ya me conocéis un poco, a estas alturas veo mucho más razonable la solución de Apple y de Google que la que está planteándose y que hará que cada país cree una aplicación propia para controlar a sus ciudadanos. Eso de repente me da bastante miedito.
La pregunta final, claro, es quién se instalará esas aplicaciones. En Apple y Google lo dejaban claro: la opción va a estar, pero si quieres la usas y si no, no. Dudo que se la jueguen mintiendo en eso, la verdad. Si yo tuviera que decidir ahora si me la instalo y la activo o no, lo tendría muy claro.
La instalaría.
"Pero JaviPas", me diréis, "¿y la privacidad?". Pues amigos míos, como dijo Ezra Klein en Vox hace unos días,
Me importa mi privacidad, pero no tanto como me importa mi madre.
Ese, diría, es el resumen final de todo el debate.