Me aburres, smartphone

Me aburres, smartphone
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Ese podría ser el resumen del Mobile World Congress de 2017. O al menos, el que nos ofrecen artículos como el de The Guardian, que en cierto modo tenía razón al decir lo siguiente:

Mobile World Congress – the showcase of the most cutting-edge technology on the planet – is in full swing in Barcelona this week. Phones, wearables and everything else with a microchip is showing off fantastic new features. But all anyone really seems interested in is a remake of a phone from 17 years ago, the Nokia 3310

Como digo, en cierto modo tienen razón con el párrafo. Parece que un evento dedicado a sorprendernos con lo último en tecnología móvil nos sorprendió precisamente por la absurda reedición de un teléfono de hace casi dos décadas y al que se le ha hecho un flaco favor y un trágico homenaje. Pero así están las cosas: como los móviles de última generación ya no pitan suficiente, hay que buscar excusas para llamar la atención.

La gente huye del MWC. Foto de un compi Xatakero.

Eso deja clara la madurez de una industria que es difícil que nos pille desprevenidos. No digo que no haya habido mejoras, porque diversos fabricantes han ofrecido propuestas curiosas.

Ya sabéis que probé el Huawei P10 (lo tengo aún encima de la mesa en modo #yaheterminadocontigo) y me pareció una buena evolución del P9, pero me gustó aún más el que no logré tocar: ese LG G6 cuya pantalla por lo que me han contado enamora y cuyas cámaras también parecen prometer muy buenos resultados. A estas alturas y en esa gama, claro, lo difícil es que no prometan.

https://twitter.com/vladsavov/status/836126493466058752

En esa lucha por el protagonismo también estuvo Sony, una empresa que necesita replantearse su estrategia desde hace años y que sigue en plan cabezona con diseños que necesitan una vuelta y muchos fuegos artificiales (4K, HDR, Snapdragon 835, súper cámara lenta al poder) para un dispositivo que probablemente rondará los 1.000 euros y que aun siendo anunciado ahora no llegará hasta junio. Qué absurdo.

Yo diría que el LG G6 es el justo ganador del MWC 2017, aunque para muchos lo que se recordará de esta feria es el maldito teléfono tonto de HMD con marca y nombre de leyenda.

Ha habido algunas otras notas de interés, claro. BlackBerry sigue intentando defender el teclado físico en smartphones con su KEYone —en EAL tienen claro que el teclado físico es un infierno, qué cosas—, y en Meizu presentaron su Super mCharge, una tecnología de carga rápida que parece desde luego impresiona pero que era tan solo una versión demo que podría distar mucho del producto final. Otra promesa de futuro de la que solo quisieron presumir y que muchos nos hemos querido creer, yo entre ellos. Más creíble parece el zoom óptico 5x de Oppo que en realidad no es del todo nuevo (Sony había usado lo del "periscopio" en sus cámaras), pero que sí que plantea una buena oportunidad para que los móviles fotográficos sean más fotográficos que nunca.

https://twitter.com/somospostpc/status/836507255096885248

Ese tuit de Álex Barredo era otro de los momentos definitorios de la feria. Huawei sí ha puesto precio ya a su Huawei P10, ojo: 649 euros, y si lo reserváis ahora os lleváis un Huawei Watch 2 de regalo, entra en la categoría de los Incognichollos. Sin embargo no se conocen los precios de los otros dos protagonistas, y espero que en LG G6 se den cuenta de que hoy por hoy solo pueden ser relevantes si convierten este modelo en una especie de Nexus 4. O lo ofrecen en modo chollo, o se verán pisoteados por la competencia de siempre.

Lo más gracioso de todo es que el gran evento de la movilidad cada vez es menos grande. Cierto que este año los Snapdragon 835 condicionan la salida de muchos primeras espadas, pero es que ha habido noticias más o menos descafeinadas de Samsung (el Book mola, debo admitir) y Lenovo (los Moto G5 vuelven a los buenos hábitos, pero ni por esas interesan), y anuncios grandilocuentes de ZTE (con su "Gigabit Phone", de 5G nada, chavales), de Sony, o de Nokia/HMD (of course), pero una evento de este tipo se mide tanto por las presencias como por las ausencias.

Y es ahí donde se nota que los grandes prefieren ir a su ritmo y montarse sus propios chiringuitos. Pero claro, precisamente por ser grandes pueden hacerlo. Google, reina y señora de la movilidad gracias a Android, pasa del MWC a lo grande y se centra en el otoño para que sus Pixel brillen con luz propia. Lo mismo hacen Samsung —esta vez, creo yo, condicionados por el Snapdragon 835—, Apple —la empresa que siempre va a su bola—, o Microsoft, cuya plataforma Windows Phone ha sido una vez más la gran desaparecida de la feria. Otras menos grandes como Xiaomi, OnePlus o una desaparecida HTC que veremos si logra dejar de meter la pata un año tras otro. La mayoría de los fabricantes pasan ya del MWC, pero es que los usuarios y los medios lo hacemos también un poco. Esto se está convirtiendo en un SIMO de la movilidad, y eso es peligroso.

Pero claro, es que los smartphones son cada vez más aburridos. No es culpa de ellos, los pobres. Es que ya es difícil que hagan más de lo que hacen.

¿O no?