Matemos a Huawei

Matemos a Huawei
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Ya está. No compres nada de Huawei, y si lo has comprado devuélvelo. Porque no sé si lo sabes, pero Huawei está matarile. Dos telediarios le quedan a la empresa, condenada y defenestrada ya por todos.

Muerta y enterrada.

Me asombra lo que está pasando. O quizás no tanto. Los seres humanos somos así, muy de arrimarnos al árbol que más cobija, y como ahora Huawei cobija más bien poco, pues que le den. Nos juntamos a los que van ganando, que son todos los demás, y aquí que impere el sálvese quien pueda.

Pero es que Huawei no está muerta. Ni enterrada. Y no porque no lo estén intentando unos cuantos. Los palos han caído a lo bestia. Google, bam. Qualcomm, bam (o minibam). ARM, súperbam. Y ahora la SD Association y Toshiba (minibam y minibam), que también se suman a esa caza de brujas absurda e injusta para una empresa que insisto, ha sido declarada culpable sin pruebas. Ni una.

En 'Huawei y los pepinos' algunos apuntaban certeros a la base del problema. Huawei es china, y como tal su relación con el gobierno es tácita. Si Huawei está espiándonos, y puede que efectivamente esté haciéndolo, automáticamente es como si China nos espiara. A estas alturas de la película, qué queréis que os diga, no me parece ya ni medio preocupante. Qué triste. Asumo que me todos nos espían, o que al menos lo intentan a tope. Y los primeros que lo hacen, amigos míos, son los ofendiditos yanquis, hipócritas hasta el decir basta y totalmente desmemoriados.

Es una situación lamentable en la que me es imposible tomar partido. Aquí parece haber desde luego un componente muy de cuando el río suena agua lleva, pero es que el río suena porque unos cuantos medios USA están haciendo que suene ( y que el resto estamos amplificando). Y aún así, insisto, es probable que China nos espíe, y probable que lo haga a través de Huawei aunque no haya salido nada  la luz. Pero como no ha salido nada a quien le estoy cogiendo una manía especial es al gran pueblo americano, que está cayendo muy bajo en esa actitud tan extrema e irracional.

De hecho mi sensación es la de que esta es la única forma de frenar un poco el avance chino que es brutal en muchos ámbitos y que está eclipsando a la que hasta ahora era la nación-faro mundial en investigación y desarrollo. Pero se le están subiendo a la chepa, así que oye, como no podemos competir por las buenas mejor impedimos que lo hagan ellos por las malas.

Me revienta además que empresas y países que no deberían tener ningún problema con Huawei los tengan ahora que a Trump se le han hinchado las narices. Ya me diréis qué sospechas puede tener ARM salvo las que les haya soplado Donald por teléfono en una llamada de presi a (mini)presi. En mi artículo del otro día hablaba de cómo varios países habían investigado a Huawei y no habían dado pruebas de posibles casos de espionaje. De todos ellos destacaban los casos de Australia, Nueva Zelanda, Canadá o Reino Unido, cuyos ex-jefes de agencias de inteligencia hablaban de cómo Huawei planteaba riesgos para la seguridad nacional.

Qué curioso que esos países formen parte junto a Estados Unidos de la alianza Five Eyes. Qué apropiada coincidencia.

Y me preocupa también esos mensajes catastrofistas de medios como The Verge, que hoy publicaba aquello de que 'Huawei's Android and Windows alternatives are destined for failure'. Aquí Tom Warren hacía una reflexión con argumentos contundentes: todos los que han intentado sacar un sistema operativo en los últimos años se han comido los mocos.  Mozilla se los comió con Firefox OS, Ubuntu con Ubuntu Touch, Microsoft con Windows Mobile, Samsung con Tizen y Jolla con Sailfish OS. En el escritorio, más de lo mismo, porque Chrome OS, aunque tiene cierta aceptación en los States, se come los mocos mundiales aunque no tanto los americanos.

Vaya, que Tommy tiene parte de razón. El problema es que la situación no es exactamente la misma, y puestos a que te toquen las narices, yo diría que los chinos las pueden tocar a lo bestia. Me escama que no hayan tomado represalias y no hayan empezado a decir "oye, que vamos a apagar un poco la luz en las fábricas que se encargan de producir todos esos cacharritos que tanto os gustan, mundo mundial". Porque pueden hacerlo, y aunque es posible acudir a alternativas, el golpe sería tela marinera. Podrían empezar con Apple, ya lo dije, pero en realidad la amenaza es para muchos otros que dependen de esa mano de obra barata y estupendamente especializada que ha hecho de China el nuevo granero del mundo. Un granero tecnológico sin el que difícilmente podemos pasar. Y que conste que los chinawas no son unos santos: le han estado haciendo la puñeta a empresas como Google o Apple durante años. Así luego iban Page, Brin o Cook con las rodilleras bien acolchadas a dejar que porfaplis les dejaran hacer negocios en chinawaland. Y los dirigentes chinos les dejaban, claro, siempre y cuando se plegasen a sus deseos, cosa que casi todas las empresas han acabado haciendo tarde o temprano porque el pastel chino era un pedazo pastel del copón bendito.

Y en esas estamos, con unos vociferando y metiendo tralla y los otros misteriosamente sin mover ficha. Yo estoy esperando a que la muevan, pero como esto siga así vamos a acabar muy mal todos, chavales. Que Trump se puede poner muy farruquito, pero el amigo Xi Jinping se puede poner igual de farruquito o más. Y como estos empiecen a perder los papeles igual no solo hay que enterrar a Huawei.

No creo que llegue la cosa a tanto, pero la verdad es que la situación está empezando a ponerse de lo más chunga. A ver si entran todos en razón, que así vamos muy mal fatal. Podían llegar a un acuerdo, yo que sé, igual necesitamos un Spotify de los espías o algo así. Todo como muy centralizadito y que las agencias de inteligencia vayan accediendo a los grandes éxitos y las filtraciones más descargadas del último mes por un módico precio, yo que sé.

Si total, todas espían.

Actualización: dicho lo cual y como apuntan en los comentarios, esto no va  de espionaje. Por si no lo he dejado claro en el texto, esa es la excusa de los EEUU. Esto va de la carrera comercial y tecnológica. De quién avanza más en ámbitos como 5G o inteligencia artificial. Va de dinero. Va de control.

Va de poder. Como siempre.