Malditos followers
Decía Jack Dorsey recientemente que el número de seguidores en Twitter era una métrica sin sentido. Ev Williams, co-fundador del servicio, opinaba igual y ahora reconocía que visto a toro pasado, años después de darle tanta relevancia inicial al tema, lo de poner el número de seguidores en tu cuenta de forma tan prominente probablemente "no era saludable".
No lo es, pero es que diría que hace tiempo que no solo no es saludable, sino que tampoco es fiable. Miradme a mí, con 3.863 seguidores en Twitter ahora mismo. ¿Cómo es posible? ¿Cómo puede ser que alguien como yo, famoso en el mundo entero y tipo interesante donde los haya, tenga esa cantidad de followers? Qué injusticia, pardiez. No puedo creerlo ;) Y luego ves a
el Rubiusun mindundi con tropecientosmil followers, repasas su actividad y no ves más que chorreces.


Y entonces te das cuenta de que igual no son ellos y eres tú, claro. Que no conectas con la gente por lo que sea. Y te preocupas, y empiezas a hacer cosas absurdas para ganar seguidores. Como comprarlos —mis compañeros en Genbeta dejaron claro que eso no sirve para casi nada— o empezar a compartir cosas que igual ni siquiera tienes ganas de compartir. O igual sí, quién sabe. El caso es que lo haces por las razones equivocadas.
Lo de los likes y los seguidores es un tema que viene de antiguo y que ya comenté en mi crítica total a Instagram. Esta es la red social en la que esos numeritos son los más perjudiciales, sobre todo porque hay una cultura aún más acusada del "quién la tiene más grande" de la que hacían una crítica ácida en aquel brillante episodio de 'Black Mirror' titulado 'Nosedive'. Eres tan importante como tu cuenta de Twitter, o de Instagram. Para muchos parece ser así, y eso es muy, muy triste.
Supongo que en Twitter, como en el resto de redes sociales que hacen uso de esta técnica, lo del número de followers y de likes es un caramelo al que es demasiado difícil decirle que no. Es el elemento perfecto para jugar con la vanidad humana, que es casi ilimitada y que funciona como un fantástico reclamo para usar esas redes más y mejor (para quienes las crearon). Es difícil resistirse a esas métricas, es inevitable que a uno le suba el ego que le retuiteen tropecientas veces o le hagan "Me gusta" otras tantas en cualquier mensaje de Twitter, y lo mismo con cualquier otra red social. Diría que hay mucha gente que no comparte por el mero hecho de compartir, sino de competir y conseguir así ese pequeño triunfo personal del que cualquiera puede sentirse orgulloso: hoy me han hecho 15 likes personas que (no) conozco y que saben que si no me lo hacen estarán en mi lista negra.
¿Qué hacer con estos sistemas? Parece que en Twitter están planteándose hasta eliminar el contador de marras, o al menos no hacerlo tan visible. Dicen las buenas lenguas que hay debate interno en Twitter para decir adiós a los favoritos/me gusta y así mejorar la calidad del debate, y a mí me encantaría que así fuera.
Y sin embargo, creo que eso acabaría siendo contraproducente para la red social, porque estoy seguro de que a mucha gente le encanta gustarse en Twitter con ese numerito de marras que le dice que un porrón de personas a las que no conoce y de las que probablemente nunca sería amigo le consideran interesante.
El mundo está fatal. Y ahora, por favor, seguidme en Twitter, que tengo muy pocos followers, caray. O no, si lo que esperáis es que os siga de vuelta. Mejor no lo hagáis.