macOS = iPadOS

macOS = iPadOS
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Hace tres años —cómo pasa el tiempo, carallo— contaba por estos lares cómo al iPad Pro ya solo le faltaba un ratón. Aquella tableta quería ser más productiva, pero no podía serlo sin la ayuda de ese elemento diferencial. Apple comenzó a ofrecer soporte el año pasado de forma preliminar y limitada, pero ha sido con iOS/iPadOS 13.4 cuando ese soporte se ha hecho por fin realidad.

Yo probé lo de trabajar con un iPad con ratón y teclado Bluetooth. Mi experiencia fue bastante positiva, pero claro, no comparable a lo de hacerlo en un PC o un portátil porque 1) no estaba acostumbrado a las mecánicas del iPad y 2) llevo años acostumbrado a las del PC. Aquello sin embargo me dejó claro que iPadOS se alejaba por fin de ese enfoque centrado en lo táctil y se convertía en una alternativa mucho más viable de un portátil tradicional. De hecho, accesorios prodigiosos (y carísimos) como el Magic Keyboard me dejaban claro que esto era el comienzo de esa transformación definitiva del iPad y, sobre todo, del iPad Pro.

Curiosamente en la conferencia de Apple del lunes (este vídeo de dos minutos es estupendo resumen comprimido) hubo pocas novedades para iPadOS. Las barras laterales y el soporte de notas manuscritas quedaron un poco atrás, y a mí me gustó más el nuevo sistema de búsqueda, muy similar al Spotlight que lleva años funcionando tan bien en los Mac.

Parece que no tenían mucho más que contar aquí (sí hubo más novedades en iOS 14), pero a mí hubo un anuncio que sí me pareció espectacular y que acompañó al histórico anuncio de los Mac ARM. De eso hablé en Xataka en formato serio y aquí en modo Harry —probablemente no sea el único post al respecto en Incognitosis— pero como digo hubo otro protagonista inesperado.

macOS Big Sur

Seis pistas, una conclusión

Craig Fedherighi comenzó diciendo que iba a introducir "algunos grandes cambios" a macOS, y ya lo creo que lo fueron. Para empezar el del diseño, con el mayor cambio a la interfaz visual desde que Mac OS X se lanzó en 2001. De hecho por primera vez han saltado de número principal versión: estamos, señores, ante macOS 11.0. Eso ya da una primera pista de lo que va este post.

La segunda fue la que se vio mientras iban mostrando ese nuevo diseño y sus nuevas características. Se está hablando mucho de esa nueva iconografía y de la nueva era del neumorfismo frente al skeumorfismo que había dominado hasta ahora muchos paradigmas de diseño.  Las barras laterales y las superiores sin texto en muchos, solo con iconos, hacían todo más clarito y desde luego atractivo.

La tercera llegó de la mano del Centro de Control (Control Center), la primera gran característica que macOS Big Sur heredaba de iOS y iPadOS: el centro de configuración sigue estando ahí, pero esa forma de acceder a algunas de las preferencias más importantes era singular.

La cuarta estaba en el nuevo y rediseñado centro de notificaciones, que agrupa notificaciones y widgets (creo que deberían separar uno y otro concepto) y que permite agrupar notificaciones y luego desplegarlas. Todo muy móvil.

La quinta, por supuesto, los widgets, que eran la segunda gran herencia de iOS y de iPadOS y que demostraban que estos pequeños elementos también podían tener sentido en el escritorio de un MacBook, un iMac o un Mac Pro.

La sexta y última era para mí la más potente: los Mac ARM podrán acceder al catálogo de aplicaciones y juegos de iOS y de iPadOS de forma nativa. La cosa era especialmente llamativa porque parece que las apps de iPadOS sí serán adaptables y tendrán ventanas redimensionables, pero leí en algún lado que las de iOS no. Sea como fuere, todas esas aplicaciones están pensadas para una interfaz táctil. Todas.

No sé si me pilláis. La conclusión para mí es obvia, y al ver todo esto solo pensaba en una cosa:

Esto no es macOS. Esto es iPadOS.

De verdad. No lo dijeron y probablemente no sea así, pero yo creo que esto podría ser perfectamente una versión de iPadOS más adaptada que nunca al Mac. Con su barra superior y con una interfaz totalmente centrada en el ratón y no en el tacto. Pero claro, ahí está la cuestión: en que eso es lo único que le falta a macOS para ser una especie de iPadOS de próxima generación: el soporte táctil.

Durante mucho tiempo se ha hablado de si los Mac recibirían soporte táctil. Eso no parece tener mucho sentido en un iMac o un Mac Pro con esos pantallones, pero la cosa cambia en los MacBook. Llevamos años viendo portátiles y convertibles Windows con pantallas táctiles y nadie se ha quejado: el ratón sigue siendo protagonista, pero lo táctil está ahí para quien quiera usarlo: Yo no he sido nunca demasiado fan de esa opción pero claro, nunca la he tenido: quienes la tienen suelen decir que a menudo es útil para hacer scroll vertical al navegar por internet o para controlar la reproducción multimedi a golpe de dedazo, no obstante.

Puede que todo esto sea parte de mi particular obsesión con la convergencia, ya me conocéis. Antes del evento aposté por algo casi imposible: que Apple anunciara el adiós a macOS. No lo hizo, por supuesto. O quizás sí. Quizás le dijo adiós al viejo macOS y le dio la bienvenida a un macOS 11.0 que tiene mucho más que ver con su ecosistema móvil de lo que tiene que ver con el ecosistema de escritorio.

No sé. Yo veo más y más evidencias de cómo todo fluye hacia un destino claro: un sistema operativo único para dominarlos a todos que en como decía hace tiempo será iOS. Que luego podrá tener sus pequeñas variantes para distintos dispositivos (iPadOS para los iPad, tvOS para AppleTV, watchOS para Apple Watch), pero que también acabará conquistando al Mac.

Y lo hará, tócate las narices, sin que nos enteremos. Porque esto que vimos en la WWDC 2020, insisto, es un iPadOS disfrazado de macOS.

O eso, o yo ya veo fantasmas (y manzanas) donde no los hay. Que podría ser.