MacBook Pro: Apple nos da, Apple nos quita

MacBook Pro: Apple nos da, Apple nos quita
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Es difícil describir lo que ocurrió ayer en el evento de Apple dedicado a los MacBook Pro. Aunque hacía tiempo que se conocía cuál iba a ser la característica estrella de los nuevos portátiles de Apple, lo que después se debatía es si esa característica compensaba todas las que Apple había eliminado.

Apple nos da...

La Touch Bar es un fantástico concepto vendemotos que de hecho no es nuevo. Es un elemento visualmente potente y atractivo que queda fenomenal en las demos que nos enseñaron.

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Todo parecía más rápido y mejor gracias a esa barra táctil OLED configurable. Y sin embargo, yo no paraba de verle problemas a esa idea:

  1. ¿Es cómodo?: es visualmente brtual que de repente en la pantalla ya no aparezcan controles y que todo lo puedas hacer desde la Touch Bar —como demostró la demo de Photoshop— pero eso de estar todo el rato toqueteando por encima del trackpad y del teclado no parece cómodo, a no ser que puedas apoyar la mano sin problemas, cosa que dudo porque también tienes que esquivar el citado teclado. Es un poco como lo de estar todo el rato tocando la pantalla táctil en portátiles Windows con esa opción. Es aquello del "síndrome de brazo de gorila" que puede extenderse a estos equipos.
  2. Soporte de aplicaciones: muy bonito en las demos, pero ¿cuántas aplicaciones ofrecerán soporte específico para la Touch Bar? No creo que sean demasiadas, aunque estarán las famosas, desde luego. Pero si no las usas a menudo, puede que la Touch Bar no sea un argumento de compra muy potente.
  3. Atajos de teclado: mucha gente está acostumbrada a acelerar su flujo de trabajo con atajos de teclado, y dudo que la Touch Bar pueda ir más rápido que esas mejoras. Seguramente lo bueno sea combinar ambos tipos de acceso, pero para la mayoría de power users los atajos siguen siendo claves. Dudo que esa opción les atraiga.
  4. Accesibilidad: me chocó que abrieran el evento con un vídeo en el que presumían de productos y soluciones accesibles, y luego nos dijeran que la Touch Bar nos cambiará la vida a todos. Pero no a los invidentes, por ejemplo: ni respuesta háptica ni nada parecido. O miras lo que estás tocando, o estás apañado. Lo que significa —insisto, por si no os habíais dado cuenta— que probablemente siempre tendréis que mirar lo que hacéis con la Touch Bar para no equivocaros. Nada de usar el "teclado" a ciegas. Minipunto y punto (otra vez) para los atajos de teclado, que los usuarios avanzados utilizan sin mirar y de una forma casi refleja.

Seguro que hay alguna pega más, pero con todo y con eso, el atractivo de la Touch Bar es indudable. Mi pregunta, claro, es si ese atractivo podrá salvar a los MacBook Pro, como decía en The Unshut.

Mi sensación es la que la Touch Bar de los MacBook Pro puede convertirse en el 3D Touch de los iPhone. Característica pintona en las demos y teóricamente práctica, pero que en realidad no se aprovecha demasiado y no aporta el valor que la marca nos quiere dar a entender. Es una buena opción, pero debería ser solo eso, una opción. No "la opción" que defina un producto y que influya tanto en su precio.

Los MacBook Pro van más allá de la Touch Bar, por supuesto. Vuelven a brillar por unas pantallas Retina brutales que además adoptan también el destacable gamut de color DCI-P3, mientras que en su interior encontramos especificaciones muy decentes, aunque en algunos casos algo decepcionantes. Me escama que no hayan integrado Kaby Lake y se hayan decidido por Skylake, algo curioso teniendo en cuenta que son micros más eficientes y por tanto más interesantes para este ámbito. ¿Intel se los vendía demasiado caros? A saber.

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La gráfica dedicada en los modelos que la llevan es maja, pero evidentemente esto no es un portátil para jugar, como la mayoría. Es para otras cosas. Las unidades SSD sí prometen rendir a todo trapo, y en memoria partimos de 8 GB y se puede llegar a los 16 GB. Bien por el sistema de refrigeración, que seguro que cumple, y un poco regulín en batería, aunque con ese pantallote, la OLED Touch Bar y el resto de componentes esas 10 horas no están nada mal. El teclado, por cierto, tendré que toquetearlo, porque mucha gente se había quejado del mecanismo de mariposa. Parece que han añadido más recorrido, pero aún así es un tema sensible. Por cierto: mantienen el conector de auriculares, que aquí sí parece ser la opción válida. Menos mal.

Los protagonistas no son ninguno de esos componentes, yo diría. Aquí lo más relevante es que Apple ha optado por centrar toda la conectividad en los puertos Thunderbolt 3 con interfaz USB-C. Con ellos cargas y conectas todo lo conectable, y aquí yo estaba especialmente atento a esa opción de conectar pantallas 5K que mencionaron de pasada. Resulta que de Thunderbolt Display 5K nada todavía, pero poco después del evento de Apple se supo que LG había presentado sus nuevos monitores 4K y 5K específicamente orientados a los MacBook y sobre todo los MacBook Pro.

Tener hasta cuatro de estos conectores mola. El problema es que no tenemos otra opción.

... y Apple nos quita

Lo cierto es que los MacBook Pro son unos maquinones, pero para mí el problema no es lo que nos dan, sino lo que nos quitan. Esa filosofía de Apple que les hace eliminar estándares populares de golpe y porrazo suele ser un tostón al menos en esos primeros productos que cortan lazos con el pasado.

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No parece que haya habido muchos problemas con el puerto de auriculares en los iPhone, pero aquí Apple ha decidido que un equipo profesional no puede tener puertos USB normales, pero tampoco HDMI, DisplayPort o los prodigiosos MagSafe que definieron toda una generación de MacBooks. La carga se realiza a través de esos puertos USB-C, y si queremos conectar el equipo a cualquier periférico deberemos aprovechar esos puertos con los correspondientes cables y adaptadores. La fiesta del accesorio, que es algo que le mola a Apple.

Pero es que además ha sido especialmente dolorosa la eliminación de la ranura SD Card, algo inaudito en un equipo que precisamente suele ser muy valorado por parte de los fotógrafos y creativos que usan estos equipos de forma bastante masiva. No entiendo cuál era la desventaja de mantener la ranura SD Card, uno de los componentes más baratos y "bien resueltos" de la industria, pero ahí tenéis a Apple. Una vez más, it's my way or the highway. Son lentejas.

Que sí, que las transferencias USB con esos puertos probablemente vayan a toda pastilla, y que muchas cámaras tienen conectividad WiFi. Me da igual. Es quitar opciones por quitar. Opciones que aportan valor y que tienen un coste ridículo para Apple. Mal.

A eso se suman otros problemas que están haciendo que la gente no parezca muy dispuesta a dar el salto a los MacBook Pro. En HackerNews ayer había un debate al respecto bastante animado, y mucha gente mencionaba que además de todos estos temas está el hecho de que los equipos son bastante caros: ve preparando 2.000 euros para el más barato de los que tienen Touch Bar. Sí, son más ligeros y compactos —eso mola siempre— pero muchos hubieran preferido mantener grosor a cambio de baterías más grandes, como siempre.

La llegada de los nuevos MacBook Pro ha significado además decir adiós de forma casi definitiva a los MacBook Air. Apple seguirá vendiendo el modelo de 13 pulgadas (parte de los 1.099 euros, es alucinante que por 128 GB más de SSD te cobren 250 euros más), pero en lugar de renovar ese equipo lo han acorralado gradualmente. El año pasado lanzaron el MacBook como alternativa súperligera y compacta, y este año, cuando muchos esperábamos la milagrosa renovación del MacBook Air con pantalla Retina, nos hemos encontrado con un jarrito de agua fría.

Ese MacBook Air Retina no existe. O sí, pero es un MacBook Pro Retina sin Touch Bar.

Así es: Apple argumenta que con el grosor y volumen de los nuevos MacBook Pro el MacBook Air no tenía sentido. Así que se han sacado de la manga un modelo "Lite" del MacBook Pro que no tiene Touch Bar y que además es algo más modesto en otras especificaciones. Eso no quita para que no le pongan precio de MacBook Pro, porque aquí saldrá por 1.699 euros. Carísimo, en mi opinión.

Aquí vuelvo a la cuestión anterior: lo que ha hecho Apple es quitarnos opciones. En lugar de dejarnos con un equipo modesto en prestaciones y muy asequible, separan la línea de rendimiento y prestaciones y nos hacen elegir extremos. O quieres portabilidad máxima y prestaciones pobres (MacBook) o quieres buena portabilidad y mejores prestaciones (MacBook Pro sin Touch Bar). El MacBook Air no se renueva aunque se sigue vendiendo, pero queda como decía arrinconado entre esas dos variantes que lo atenazan. Es muy difícil competir así, y yo me pregunto: ¿qué le costaba a Apple mantener un equipo como el MacBook Air y añadirle pantalla Retina? ¿De verdad que no podían reaprovechar el diseño icónico de esos equipos? Argh.

En fin. Lo de siempre. Apple nos da, y Apple nos quita. Lo malo es que creo que en esta ocasión nos quita más de lo que nos da. Y eso hace que las miradas se giren a otros equipos, claro. Otros fabricantes lo están haciendo muy bien, y aunque el mercado de PCs y portátiles no tiene ya tanto interés, sigue siendo relevante. Apple aquí creo que no ha acertado.