Luces y sombras del iPad Pro y su A9X
Cuando uno lee un análisis de AnandTech sabe lo que se va a encontrar. Pocas sensaciones y muchas especificaciones. Para la mayoría de la gente eso significa textos infumables, pero para alguien como yo, estos reportajes son todo un caramelo. Uno que paladeas una y otra vez y que te permite sacar muchas conclusiones sobre las realidades del mercado.
Ha sido el caso del análisis del iPad Pro que acaban de hacer allí y que es una de esas delicias aburridas para el común de los mortales pero prodigiosas para quienes gustamos de esos numeritos de cuando en cuando. El examen no decepciona, y absolutamente todo es destripado con una precisión técnica feroz.


Lo que a mi más me interesaba, no obstante, es lo que afectaba a su procesador. El Apple A9X ha demostrado en análisis superficiales que estaba un paso por delante del resto de competidores en el terreno ARM, pero ¿es capaz de enfrentarse a las modernas CPUs de Intel?
¿Puede, en resumen, ARMv8 competir con x86?
Eso es precisamente lo que Joshua Ho, Brandon Chester y Ryan Smith tratan de dirimir durante cuatro de las trece páginas totales del análisis. Empiezan a lo bestia, hablando de ISA y de cómo procesan las instrucciones las arquitecturas x86 y ARM. Mi aprobado raspado en Arquitectura de Computadores de 4º de Ingeniería ayuda, porque de otro modo la lectura es yo diría que inabarcable para profanos. Pero es que luego siguen con una prueba que por fin permite comparar manzanas con manzanas.

Se trata de SECint2006, una prueba estándar para medir el rendimiento bruto de las CPUs que por fin está disponible para ambas arquitecturas y que permitía llegar a algunas conclusiones. En la tabla los chicos de AnandTech han tenido el acierto de tratar de comparar los Apple A9X de los iPad Pro con micros equiparables, o casi. En primer lugar, con los pobres Core M-5Y31 de los MacBook, y en segundo, con otros dos procesadores Core M de dos generaciones distintas de Intel: los M-5Y71 (algo más potentes por su frecuencia de reloj) y sobre todo los Core m3-6Y30 de la familia Skylake. Aquí las conclusiones del análisis son contundentes:
Ultimately I think it’s reasonable to say that Intel’s Core M processors hold a CPU performance edge over iPad Pro and the A9X SoC. Against Intel’s slowest chips A9X is competitive, but as it stands A9X can’t keep up with the faster chips. However by the same metric there’s no question that Apple is closing the gap; A9X can compete with both Broadwell and Skylake Core M processors, and that’s something Apple couldn’t claim even a generation ago.
Los micros de Apple, aún siendo ARM, están ya peligrosamente cerca de los Intel en este tipo de rendimiento. Pero también es cierto lo contrario: los micros de Intel son superiores a los de Apple, y eso significa que se podrían adaptar perfectamente a dispositivos de este tipo si alguien lograra que el binomio hardware/software -ahí gana Apple- fuera igual de destacable.
No hay ganadores y perdedores absolutos: el A9X pierde en este ámbito frente a los Skylake Core-M, pero lo hace de una forma realmente digna. Unos van de abajo a arriba (Apple con sus ARM) y otros de arriba a abajo (Intel con sus x86) pero parece que en ese punto de confluencia las cosas están más parejas de lo que ninguno de los dos estaría dispuesto a admitir.
La cosa cambia cuando analizan el rendimiento en navegadores, aunque la explicación es clara: la CPU Twister de los A9X "está más preparada para tratar JavaScript de forma intensa, que se basa de forma importante en el rendimiento en hilos simples de ejecución". No siempre pueden comparar ARM con x86 y hay algunas pruebas como Basemark OS II 2.0 en las que el iPad Pro tumba a la competencia ARM de forma sobrada.

Y luego llegan las pruebas gráficas, y aquí es donde la GPU del A9X (una PowerVR un poco rara con 12 clústeres en lugar de los 8 o 16 tradicionales de sus GPUs "comerciales") muestra su potencia. Solo los Surface Pro 4 y Surface Pro 3 (con micros de sobremesa, no Core M) logran demostrar su superioridad, y en GFXBench esa GPU incluso supera a las GPUs de los Surface Pro 4 aunque como explican en el análisis, la forma de trabajar es distinta y no es una comparación del todo "justa".
Todo ello se suma a las conclusiones del artículo en las que los responsables del mismo dejan claro que el SoC de Apple es sin duda una pequeña maravilla y deja atrás no solo a la oferta actual ARM, sino a la que está por venir: ni los Exynos 8890 ni los Snapdragon 820 podrán competir con los A9X, no digamos ya con los A10X o como se vayan a llamar la siguiente generación de procesadores. Esta ya no es una batalla de Apple contra Qualcomm o Samsung o una guerra ARM vs ARM. Ees una batalla contra Intel y contra x86. Y las cosas están más ajustadas que nunca.
Si después de todo esto hay alguno que crea que los MacBooks basados en ARM no llegarán pronto, que hable ahora o calle para siempre. Para mí esta es la evidencia definitiva.