Los monitores ultrapanorámicos no son para mí (y quizás tampoco para ti)

En los últimos meses he tenido la suerte de probar dos monitores ultrapanorámicos. Uno, de hecho, era megaultrapanorámico: el Samsung Odyssey G9 es el sueño de cualquier gamer, pero mis pruebas en él me dejaron claro que era demasiado mega y demasiado ultra. Yo no le sacaba partido, y gracias a eso pude evitar el error de comprármelo, algo que estaba pensando seriamente hacer.

Total, que seguí feliz con mi Dell UP2715K, que con sus 27 pulgadas quedaba bastante en ridículo al lado del tochaco de Samsung. Todo era armonía hasta que llegó la oportunidad de probar otro ultrapanorámico, pero este caso, sin el mega. Se trata del Dell UltraSharp 38 (3821DW), un monitoraco también espectacular pero que a diferencia del de Samsung no está orientado a gamers, sino a profesionales.

La diferencia entre ambos es clara: en el 49 pulgadas caben cuatro ventanas de tamaño "normal". En el Dell UltraSharp de 38 pulgadas caben tres. He aquí la diferencia:

Como veis, el Dell parece más manejable, y ciertamente lo es, pero me he dado cuenta de una cosa: que yo no necesito un ultrapanorámico. Esa tercera ventana a la izquierda (que normalmente era Slack en mi caso) era bastante supérflua, y de hecho me distraía de mi "flow". Ya sabéis cómo soy: me pongo a teclear y la prosa tecnológica sale como si me poseyera Asimov, es la pera.

En el Odyssey G9 de hecho tenía la impresión de que en ocasiones estaba viendo un partido de tenis. Recuerdo perfectamente querer mirar la hora en la esquina de la barra de tareas y acabar girando la cabeza para lograr verla cómodamente. Con el monitor de Dell la cosa no era tan exagerada, pero al final siempre acababa mirando mucho a la ventana de más a la derecha (la que uso para "leer") y luego menos la del centro (la de "escribir"). Acabé teniendo molestias en el cuello, de hecho, así que alucinad. Lógicamente la cosa tenía fácil solución: intercambiar ventanas y hacer que Slack estuviese a la derecha del todo y de ese modo tener la de "leer" en el centro y la de "escribir" a la izquierda. Supongo que me entendéis: que conste que esto no es un debate político —tema tabú en Incognitosis—, que bastante hemos tenido ya con las elecciones madrileñas.

Total, que hoy he recuperado mi Dell de 27 pulgadas y resolución 5K y he respirado aliviado, como quien vuelve al hogar dulce hogar. Al principio me ha chocado un poco volver a las 27 pulgadas ("uy, qué enano er este monitor, ¿no?") pero enseguida me he reconciliado con un monitor que no tiene parangón en cuanto a definición —lo que digo siempre, parece que estuviera leyendo en pegatinas, qué resolución, madre mía— y que creo que me va a seguir dando muchas alegrías durante bastante tiempo.

Lo cierto es que mi relación con las configuraciones multimonitor es lamentable. En 2012 hice un primer experimento con mis dos monitores de entonces (de 22 y 24 pulgadas) y aquello me salió rana: "no sé qué hacer con tanto espacio", decía entonces, en plan visionario. Esa frase es exactamente la misma que resume mi postura hoy, nueve años después: no necesito todo ese espacio horizontal que me ofrecen esos monitores ultrapanorámicos. Hablé de lo mismo en 2014 y en 2015, y la conclusión era idéntica.

De hecho aquí quiero confesar que la gran decepción no la he tenido a la hora de trabajar, sino a la de jugar. Ya me pasó con el Samsung Odyssey G9: soñaba con poder jugar al 'Battlefield 1' en aquel monitor. Cuando por fin lo hice, pensé "¿y esto es todo?". Se veía muy bien, muy espectacular desde fuera, pero lo curioso es que una vez estabas jugando no notabas nada que hiciera que la experiencia fuera notablemente mejor que en un monitor "normal".

Ni los hercios (yo soy ciego a eso, ya lo he comentado alguna vez), ni esa curva alucinante que yo simplemente no veía porque estaba a lo que estaba, que era a matar a los malos, que no matabas cuando estaban en los extremos de la pantalla: la acción está totalmente centrada... en la parte central, claro. La información de los lados es llamativa, es muy espectacular, pero es supérflua: no aporta nada. O al menos a mí no me aportaba prácticamente nada.

Con el Dell me pasó tres cuartos de lo mismo: que sí, que jugar en 38 pulgadas mola mucho, pero al final en lo que te fijas constantemente es en la parte central de la pantalla. Juego igual de bien en mi Dell de 27 pulgadas, así que lo de los ultrapanorámicos para jugar me parece casi hasta un poco postureo. Que igual hay gente a la que esa información extra le viene bien porque son unos máquinas, pero para mí la decepción aquí fue notable. No era mejor jugando (tampoco lo esperaba) pero es que la experiencia tampoco era especialmente mejor para mí. Para los que me veían desde fuera, eso sí, aquello era la pera. De hecho diría que mola más ver a alguien jugando en estos monitores que jugar tú. Así están las cosas.

Antes de que comentéis nada defendiendo las configuraciones multimonitor y los monitores ultrapanorámicos, respirad un segundo. Esto es una experiencia personal y una opinión personal. Por supuesto que esas configuraciones y estos monitores tienen sentido para mucha gente (en edición de vídeo por ejemplo me parecen una chulada), pero yo, que soñaba con darle caña a los niños de estonia que me machacan al BF1 en súper-Cinemascope, me he quedado planchado tras ver que la cosa no era para tanto. Ni para jugar, ni, insisto, para trabajar.

Avisados quedáis.