Los chips que daban más de lo necesario

De los análisis que han salido hoy sobre el MacBook Pro he leído en diagonal los tres de los medios clásicos. El de The Verge es de hecho un análisis previo, unas primeras impresiones algo escasas pero que al menos apuntan a un dato que ya intuía: al notch te acostumbras rápido, como sucedía con el iPhone X.

El de Gizmodo tiene una frase en las conclusiones que resume bastante bien mi opinión —"Puede que sea demasiado portátil para lo que la mayoría de la gente necesita—, mientras que el de Engadget dejaba claro que tanta potencia gráfica no convertía a este equipo en un maquinón para jugar: por lo visto probaron Borderlands 3 y el juego iba fatal. Y nuevamente acababan destacando que estaban muy indicados para profesionales creativos "con un gran presupuesto para un nuevo ordenador".

Todo eso está bien, pero cuando quieres ver la chicha —y los friquis queremos eso— te vas a AnandTech, que es el medio por excelencia para ver cómo se portan los nuevos M1 Pro y M1 Max en estos equipos. El análisis de AnandTech no defrauda en ese sentido, y está dedicado íntegramente no a los portátiles, sino a esos procesadores.

Aún tengo que leérmelo todo bien, pero Antonio Sabán, con el que suelo chatear mucho de esto entre tema y tema xatakeros, me avisaba de que había aparecido el análisis con una tabla elocuente:

Ahí tenéis el resumen de lo que logran estos SoC. Básicamente su CPU es igual de potente que la de los micros más potentes de Intel en la actualidad, pero consumen entre la mitad y una cuarta parte de lo que consumen sus rivales. Es algo sencillamente asombroso, y ellos lo dejan claro en las conclusiones:

Los chips no sólo son capaces de superar el diseño de cualquier chip portátil de la competencia, sino que también compiten con los mejores sistemas de sobremesa del mercado; habría que sacar un hardware de clase de servidor para superar al M1 Max. Es sencillamente algo absurdo.

El segundo gráfico revelador del rendimiento de esas CPUs es el que afecta a la prueba SPECint2017, que en AnandTech utilizan con sabiduría para poner en claro cómo está el tema en el ámbito del rendimiento:

El resumen vuelve a ser claro el M1 Max deja atrás a toda la competencia con chips para portátiles, y solo el Ryzen 5950X logra dar la cara en rendimiento monocore. La cosa es aún más llamativa en rendimiento multicore:

Ahí el M1 Max aplasta a toda la competencia móvil de nuevo, pero es que en SPECfp las pruebas dejan claro que deja atrás incluso a la competencia más potente para PCs de sobremesa, como los Ryzen 5950X y desde luego los Core i9-11900K, que aquí no veas cómo agachan las orejas. Es alucinante, y como dicen en AnandTech, lo logra con un consumo mucho menor. Es brutal.

La cosa es aún también espectacular en gráficos: "el M1 Pro tiene un rendimiento que es esencialmente el doble que el del M1, y el M1 Max es cuatro veces más potente". Sin embargo lo que dicen a continuación es aún más importante: "Los juegos aún siguen siendo un sitio raro para macOS y su ecosistema, quizás sea una situación del huevo y la gallina [...] Lo que está claro es que esta nueva GPU permite saltos inmensos de rendimiento en la creación de contenido y la productividad cuando estos escenarios se apoyan en la aceleración de la GPU".

Todo esto viene a decir lo que yo ya adelantaba en mis impresiones tras el evento de Apple: estos chips son más de lo que necesitamos la inmensa mayoría. Es genial poder contar con ellos, pero una vez los tienes, ¿podrás sacarles partido? Yo, desde luego, no, y como ya dije entonces, salvo para ciertos casos específicos las GPUs estarán totalmente desaprovechadas. Es una verdadera tragedia, porque el 99% de la gente no necesita estos chips.

El caso es que el mercado no para de crear chips cada vez más potentes, y de hecho tenemos a la vista los chips que al parecer le complicarán un poco ese teórico reinado a los M1 Pro/Max. Se trata de los futuros chips Alder Lake de Intel, prometedores como ellos solos y que en benchmarks filtrados parecen ser —en el caso del tope de gama, el Core i9-12900HK para portátiles—incluso más potentes que los M1 Max.

Fuente: WCCFTech

La cosa se pone interesante, sobre todo porque esos chips podrían llegar muy pronto y además marcan el camino de una Intel que quiere ir a esa filosofía big.LITTLE que combina núcleos potentes con otros eficientes, muy a lo ARM. Es una novedad singular que, atentos, AMD no parece compartir: esta última de momento sigue apostando por el esquema tradicional de los chips x86 (todo núcleos potente, más madera, esto es la guerra). Veremos si con Zen 4 y los futuros Ryzen 6000 (si es que usan Zen 4, que no está nada claro) la cosa cambia, pero desde luego esos Alder Lake podrían volver por la puerta grande.

Es súper interesante y desde luego estupendo que todos se esfuercen por darnos más por lo mismo (bueno, más o menos, esos chips saldrán por un ojo de la cara), pero una vez más, haga lo que haga Alder Lake, estad seguros de una cosa: la mayoría de la peña no necesitará toda esa potencia, aunque es cierto que en PCs con Windows la cosa cambia porque el gaming sí que pide a gritos más y más potencia tanto en GPUs como en CPUs.

El caso es que aquí viene la otra parte de la reflexión. No la que va a los nuevos M1 Pro y M1 Max o a los Alder Lake, sino a los chips para móviles. Con ellos pasa algo parecido a lo que estamos viendo en PCs de sobremesa y portátiles desde hace unos años: cada vez son más potentes y ya estamos llegando a puntos algo absurdos como los de los chips de Apple e incluso sus principales competidores, los Snapdragon, que también son verdaderas bestias.

Aquí debo decir que a esos chips les sacamos algo más de partido, sobre todo porque queremos mejores fotos y mejor vídeo, y grabar a 4K a 60 FPS, sin parones, con estabilización de imagen, con bokeh y en modo HDR no es moco de pavo: ahí las CPUs y GPUs de estos SoC deben dar el do de pecho, así que está bien tener potencia para eso y para todo lo demás.

Pero claro, para la mayoría de los usuarios, una vez más, esos chips sobran. Justo hoy veía una comparativa entre el Google Tensor del Pixel 6 (2021) y el Apple 12 Bionic del iPhone XS Max de hace tres años (2018).

Como veis, a Google casi le debería dar vergüencita. Su primer chip (si es que es suyo, que no está del todo claro) es tan potente como el que Apple ponía en sus súper telefonazos... hace tres años. No es precisamente para presumir, pero probablemente en Google lo sabían y por eso desde el principio dijeron de sus Google Tensor que no estaban ahí para ganar carreras de rendimiento.

El caso es que esa declaración es peligrosa, pero aquí tengo que romper una lanza en favor de Google, al menos si hago caso del análisis que acaban de publicar de los Pixel 6/Pro en Gizmodo. Allí dedican un apartado a hablar de "un acercamiento distinto al rendimiento de un buque insignia" y afirman que aun siendo más pobre en las pruebas sintéticas, "arranca aplicaciones y hace multitrea tan bien como cualquier Android del mercado". Vamos, que el chip puede ser bastante más lento que sus rivales, pero no se nota.

Y no se nota porque si Google ha dicho la verdad, donde el chip realmente brilla es donde tiene que brillar, que es donde Google quiere: en las fotos y en el vídeo, del que por cierto apenas hablan en ese análisis.

Aún así la reflexión es la misma: tenemos los A15 Bionic, los Snapdragon 888, los Google Tensor y todo el resto del elenco de SoCs móviles, y lo cierto es que todos esos monstruos del procesamiento móviles son básicamente demasiado buenos para la mayoría de nosotros. Seguimos pidiendo más casi por inercia, pero para lo que hacemos —tres WhatsApps y ponerle un filtro a la foto de Instagram de turno— la verdad es que nos sobra potencia.

Total, que así estamos. Flipando con el rendimiento de los M1 Pro y los M1 Max, salivando con lo que puedan depararnos los Alder Lake, y por supuesto esperando a ver qué se cuecen con Qualcomm y Samsung y el resto de protagonistas del terreno de móviles. Es lo normal, y está bien que sea así, pero es un poco absurdo, porque año tras año volvemos a lo mismo: la mayoría (y me incluyo) no necesitamos esa potencia desmesurada que nos ofrecen los chips de los últimos tiempos. Al menos no salvo en momentos muy puntuales.

Pero nada, nada. Que vivan los megahercios, los cores, el rendimiento por vatio y los megapíxeles. Más es mejor.

¿O no?

Uhm.