Ligoteo 2.0

Leo en el New York Post cómo Tinder se ha convertido ya en la aplicación móvil que más dinero está ingresando en la App Store y esbozo una sonrisa.
Por supuesto que lo es.


Las razones son obvias, porque Tinder ha logrado dar respuesta a dos problemas de nuestra sociedad que están estratégicamente relacionados entre sí. Ambos, por cierto, muy afines a un par de esos cotidianos pecados capitales que nos rodean por doquier.
- Lujuria: ves a alguien que te interesa y sientes algo. Puede ser amor platónico, seguro, pero a Tinder eso no le interesa mucho: si le interesara no mostraría simplemente caras de usuarios y usuarias para que los elijas o descartes como si fueran cromos. Mostraría información sin foto, aspiraciones, gustos y odios. Algo menos relacionado con la belleza exterior y más con la interior. No es el caso. Otros muchos servicios lo han hecho en el pasado, pero Tinder ha acertado de pleno al usar ese sencillo mecanismo de deslizar a derecha o izquierda la pantalla para fichar o descartar posibles ligues. Brillante por sencillo, rápido y adictivo. Hasta aquí Tinder era y es gratis.
- Avaricia: si usas el servicio gratuito, en Tinder sólo sabes que le gustas a alguien cuando a ese alguien también le has gustado tú. Es un sistema bastante justo para tirar los trastos con ciertas garantías, pero he aquí que hay quien quiere jugar con ventaja y es avaricioso. Ese pecado capital y otro que debería serlo (ser cotilla) se unen para dar sentido a la nueva opción de este servicio, llamada Tinder Gold. Si pagas, podrás ver a quién le gustas sin que esas personas lo sepan. Boom.
La idea es simplemente brillante, y resuelve de un plumazo aún más inseguridades para los que quieren
encontrar el amorechar un casquete pero tienen problemas en ese primer contacto o en las distancias cortas. Este retuit de @remoquete hace unos ideas era un irónico canto a la realidad actual.
https://twitter.com/moneteamedio/status/902403108260765696
Cómo ha cambiado el cuento, queridos lectores. Cuántas copas de más nos habríamos ahorrado. Que viva el ligoteo 2.0.
PD: Evidentemente (¡pipi!) no soy usuario de Tinder, así que puede que haya cometido algún error de concepto. Si es así, por favor, comentad.