La Xbox One X ante la era post-PC

La Xbox One X ante la era post-PC
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Ayer por fin conocíamos la Xbox One X, esa consola con uno de los nombres en clave más chulos de los últimos tiempos ('Scorpio'). Como Microsoft había adelantado hace meses, esta será la consola más potente de la historia cuando aparezca el 7 de noviembre.

En Xataka acabo de publicar un artículo sobre la verdadera relevancia actual de ese soporte 4K del que tanto se ha hablado tanto en el caso de la Xbox One X como en el de la PS4 Pro, pero aquí quería lidiar con otro debate.

Se trata del que planteaba Ars Technica, con una curiosa reflexión sobre el escenario actual de las consolas y el de los PCs de sobremesa:

The PlayStation and Xbox have finally ascended to x86—the one true architecture—and they're reaping the benefits of a standardised, genericised, well-supported environment with lots of competitive players. There are still some hardware differences between these consoles and your desktop PC, but they're relatively minor. If Microsoft or Sony want to boost their consoles' performance, they simply buy a faster or larger x86-64 CPU from AMD or Intel. Ditto the graphics chip: just go and ask Nvidia or AMD for something with more cores, then slot it in.

Así es: la llegada de la arquitectura x86 a estas máquinas ha supuesto un cambio radical en la forma en la que sus responsables nos las vendían. Las diferencias con el mercado del gaming en PC son ínfimas, y de hecho salvo por el soporte del ratón y teclado en estos últimos, la Xbox One X y un PC de sobremesa son ya en esencia indistinguibles.

La Xbox One X, es, de hecho, más PC que nunca.

Eso no es malo, pero plantea varias dudas. La más clara, la del hecho de que los ciclos de renovación podrían salir perjudicados. Antes uno cambiaba de consola si quería mantenerse a la última. Ahora esos ciclos están menos justificados, y yo mismo dudo bastante de que compre la Xbox One X a corto plazo. Teniendo la Xbox One —y jugando lo que juego, cada vez menos— no encuentro razones potentes para hacerlo. Y no me habléis de 4K: he visto la PS4 Pro en acción y no creo que por el momento la diferencia merezca la pena.

Eso no significa que renuncie a comprarla, pero sí que es muy probable que tarde en hacerlo, y estoy seguro de que a muchos de los actuales propietarios de una Xbox One como yo (no digamos ya los de la Xbox One S) les pasará lo mismo. Pasar de la Xbox a la Xbox 360 o de esta a la Xbox One era impepinable más temprano que tarde. Hacerlo de la Xbox One/S a la Xbox One X es, yo diría, totalmente pepinable, ya que nos ponemos a hablar de plantas monoicas.

De hecho la decisión es aún más difícil si uno quiere disfrutar de experiencias de juego a todo trapo: ahí el PC sigue teniendo cogida la sartén cogida por el mango, y las consolas nunca podrán competir si lo que uno quiere es jugar a todo trapo en las mayores resoluciones. La PC Master Race es la PC Master Race. Que me lo digan a mí, que llevo meses planteándome una actualización de mi viejo equipo solo para poder jugar al 'Battlefield 1' a lo bestia (aunque eso no me haga necesariamente mejor).

Más interesante incluso es el otro ataque que podría plantear la consola de Microsoft al PC, que es ni más ni menos que el de sustituirle en según que escenarios. Las aplicaciones universales y ese mismo 'Windows Core' que hace que Windows 10 funcione básicamente de la misma forma en un PC que en una Xbox One hace que algunos planteemos que dentro de poco esa consola pueda convertirse en tu PC de sobremesa. En The Verge precisamente jugaban con la idea hace unos días, e incluso apostaban a que el nombre de la Xbox One X iba a ser 'Xbox 10 S' porque estaría basada en Windows 10 S. La idea no era descabellada, pero evidentemente no se ha cumplido.

De hecho Microsoft ni siquiera mencionó nada al respecto en su conferencia, de la que dio pocos detalles hardware y que se centró en juegos, juegos y más juegos. Parecen haber aprendido de los errores: no vendas la consola como un PC o un Media Center —eso ya les falló con la presentación de la Xbox One— y véndela como lo que es por encima de todo: una máquina para jugar.

Yo creo que no tardaremos en ver esa "transformación" de la Xbox One/S/X en un PC al uso si el usuario lo necesita, pero está claro que eso no es lo que quiere transmitir Microsoft. Al menos , no por ahora: ya tienen bastante con pelearse con una Sony que también ha entendido de qué va la guerra ahora.

Que no es, ni más ni menos, que la de ofrecernos un nuevo modelo algo más potente y prometernos que jugaremos a todo trapo en 4K, en 8K o ya puestos, en 16K. Diría que se acabó lo de "consolas de nueva generación", porque todo apunta a que estos dos gigantes —Nintendo juega a otra cosa— quieren seguir ese camino. Más fácil, más rápido, pero veremos si igual de fructífero.