La rendición definitiva de Microsoft en móviles
En mayo de 2017 Satya Nadella hizo un comentario revelador. "Nuestros próximos teléfonos no parecerán teléfonos", destacó, abriendo la puerta a una vuelta a un terreno en el que había fracasado de forma total con Windows Phone y aquel Windows 10 que intentó conquistar también nuestros smartphones.
No lo logró en aquella ocasión, así que Microsoft pasó página. Empezó a atacar por los flancos, ofreciendo aplicaciones y servicios en las plataformas que habían asfixiado a la suya propia. Se aplicó el viejo "si no puedes con tu enemigo, únete a él" y acabó teniendo una posición menor en un mundo en el que podía haber sido referente.
Ayer, durante un instante, me pareció que Microsoft aspiraba de nuevo a lo máximo.
Antes de eso, claro, hubo una parte de la conferencia más normalita. Panos Panay lo hace muy bien —diría que es el mejor en este ámbito hoy en día— y nos contó las bondades de los nuevos Surface Pro 7 (para mí, sin historia) los Surface Laptop 3 (el modelo de 15 con AMD es interesante, pero caro) y los curiosos Surface Pro X (a priori interesantes pero caros). Y luego llegaron los verdaderos protagonistas del evento, claro.


Primero sorprendió con el Surface Neo, un dispositivo que esperábamos tras tanta filtración y que nos acercaba a ese nuevo concepto (o no tan nuevo) de tableta plegable con pantalla dual. Menos ostentoso y ambicioso que los Galaxy Fold de Samsung o los Mate X de Huawei, pero probablemente más "down to earth", como dirían los americanos. Más realista, menos gimmick.
El producto es pintón a más no poder: dos pantallas de 9 pulgadas que desplegadas se convierten en una de 13 pulgadas a la que además les podemos sumar un teclado mini (me da a mí que la experiencia de escritura en él será discreta como mucho) y el stylus que Microsoft se empeña en convertir en centro de la experiencia hombre-máquina. Todo estupendo en apariencia, porque para eso son estas presentaciones: para hacer que todo parezca estupendo. Luego voy a ello.
Cuando parecía que todo había acabado, el One More Thing. Que no fue así, pero fue totalmente eso. Panay se despidió dando las gracias, hizo como que se retiraba, y dijo muy serio "We're not done yet" ("No hemos terminado todavía"). Y entonces, el bombazo: un vídeo del que yo solo me quise quedar con los primeros 45 segundos. Justo hasta que la chica dice "Hello?".
A partir de ahí, el fiasco. Al menos, para mí. El Surface Duo no es la resurrección de Windows Phone o de Windows 10 en móviles. No.
Es la rendición definitiva de Microsft en móviles. Eso es lo que es.
La razón, claro, es la de que tras esos 45 segundos quedó claro que el Surface Duo es un móvil Android. Sin más. Me da igual que Panos Panay insista en que no lo llamemos así y quiera que digamos que "es un Surface". No lo es. Si va con Android, no lo es. O no lo es del todo. De repente Surface, la plataforma que lograba que Microsoft controlase en parte el hardware y el software —como Apple hace de forma total con sus productos, y como Google hace parcialmente con los Pixel y Chromebook— perdía cierta fuerza. Se rendía a Android.
Claudicaba.
Entiendo la estrategia. El ecosistema Android es fantástico, así que si uno quiere ofrecer un dispositivo móvil lo suyo es que la aproveche para formar parte de esos cientos, probablemente miles de millones de usuarios de Android. Esa es una tentación muy fuerte: ir de rebelde no suele salir del todo bien en la tecnología, así que el hecho de que Microsoft acabe haciendo un dispositivo Android es, hasta cierto punto, lógico.
El problema es que esto no va a hacer que el Surface Duo sea diferencial. Me apuesto mi elevadísimo sueldo a que para cuando aparezca el Surface Duo hay ya varios productos anunciados o disponibles con ese mismo formato. A ver, si Samsung y Huawei han logrado sacar dispositivos con pantalla flexible, bastante más complejos técnicamente, dudo que cualquier fabricante (y aquí haré especial hincapié en los chinorris) no vaya a copiar el formato para tener su particular Xiaomi Duo, Oppo Duo, Realme Duo o OnePlus Duo. A Microsoft le van a salir competidores por todos lados, y no va a poder diferenciarse demasiado. No lo ha conseguido con sus Surface con Windows 10, que son estupendas pero tienen competidoras igual de estupendas, y lo va a tener aún más difícil con un segmento como el de la movilidad en el que ellos llegan de nuevas y hay fabricantes que tienen ya muchas tablas.
Me da rabia, la verdad. Durante esos 45 segundos pensé que ese era el nuevo teléfono de Microsoft con Windows 10 (o Windows 10X, me da igual). Pero no. Es otro teléfono Android.
Y luego está lo otro. Lo de las soluciones buscando problemas que resolver.
Últimamente hablo mucho de esto, pero es algo que cada vez es más relevante para mí a la hora de hablar de cualquier producto. Esto que tengo en las manos, ¿soluciona realmente algún problema? ¿Me hace más cómoda y mejor mi vida personal o profesional? ¿Aporta algo? ¿O es simplemente un producto que el fabricante ha hecho porque podía hacerlo?

Ni el Surface Neo ni el Surface Duo me parecen productos que yo compraría a priori. Tampoco el Galaxy Fold o el Mate X, desde luego. El precio es el primer factor en su contra, pero es que hay unas pregunta smás importante que me gustaría hacerle a Nadella y a Panay. Que me contestaran, si tienen c***nes.
¿Por qué debería comprarme un Surface Neo en lugar de un convertible o un portátil convencional¿ ¿Qué hace mejor?. Y lógicamente, lo mismo con el Duo: ¿por qué debería comprarme un Surface Duo en lugar de un smartphone convencional? ¿Qué hace mejor?
Vale, me diréis que la respuesta es fácil para estos chicos. Que son dispositivos perfectos para producir, no solo para consumir, como ocurre con la tableta y el móvil.
Pero es que no veo qué aportan por encima de esos otros productos que ya tenemos. Ni para consumir, ni para producir. Solo en escenarios muy, muy específicos un producto como el Neo podría ser interesante para producir. Y con el Duo ya no os cuento: en el vídeo aparece la chica escribiendo en el teclado software en pantalla como si eso fuese perfecto para todo tipo de situaciones, pero chicos, probad a escribir así una hora: seguramente acabéis hasta las narices. Y lo mismo con el Neo, insisto, que me recuerda a los UMPC del pasado -que a su vez son evolución de los Nokia Communicator- aunque aporten ese avance de la doble pantalla y el teclado virtual o físico (como el de este estupendo Sony VAIO P de abajo) en una de ellas.

Puedo hacer algo bastante parecido a lo que proponen el Neo y el Duo con los productos que hay hoy en día. Me puedo llevar un miniteclado Bluetooth con soporte, algo rollo el Logitech K480 por ejemplo, y trabajar con el móvil o tableta escribiendo textos de forma bastante decente. Hay teclados más pequeños y teclados plegables, así que, ¿cuál es la ventaja?
La pantalla doble, claro. Doble espacio para trabajar y disfrutar. Fantástico.
Excepto que eso tiene varias desventajas. Por ejemplo, tener que desplegar el teléfono o tableta una y otra vez cuando queremos aprovechar ese modo extendido, que además tendrá una estupenda bisagra intermedia no tan estupenda para ver pelis o jugar a pantalla completa combinando esas dos.
O el otro gran problema: las cámaras. No sé si os habéis fijado, pero el Surface Duo tiene una cámara frontal en una de las pantallas. Esto podría cambiar y supongo que cambiará, pero sacar fotos con estos dispositivos no va a ser tan fácil o directo como lo es con un smartphone. A priori parece que será raro, y aunque es pronto para emitir juicios, el formato no favorece tener un buen móvil fotográfico, sino que perjudica esa importante función de los móviles más valorados actualmente.
Es cierto que hay características llamativas y que hay desde luego valor en una propuesta que ayuda a que la experiencia sea más productiva, pero lo que ha enseñado Microsoft no me hace pensar que esto sea mejor que lo que tenemos hoy en día. Es algo que sí pensé en cuanto vi el iPhone, por ejemplo, pero esa sensación es nula con el Surface Neo y el Surface Duo. Son productos pintones, sin más.
Y en el caso de Duo, insisto, son una rendición incondicional de Microsoft en un segmento que nunca ha sabido o ha podido conquistar.
Qué tragedia.