La PS4 no es la mejor consola

No conozco prácticamente a nadie que tenga una Xbox One. Ahora la cosa es más difícil, claro: si voy al cole, me cruzo con algún padre (más difícil aún ya que las madres dominan el panorama) y le pregunto si juega con consolas probablemente la cague. En el cole lo de "oye, ¿tienes un Spectrum o un Amstrad?" era bastante normal, pero hoy en día seguir jugando con una consola o un PC en lugar de hablar de política, ser un runner o remar en piragua está mal visto. Crece un poco, chaval, madura. Que ya tienes una edad, Javipas.
Pues oye, a mi plin, que duermo en Pikolín. Por poner un ejemplo, ayer mismo recuperé esa vieja tradición de jugar al FIFA en el proyector. Sally había quedado, así que en lugar de tumbarme y ver alguna peli me dije, "coñe, JaviPas, lo que hubieras dado hace unos años por un rato para jugar al FIFA en la consola".
Dicho y hecho. Dos horas y media después había subido a sexta división tras ganar 4 partidos, empatar otros dos y perder uno contra un gabacho que hizo básicamente lo que quiso conmigo. Seguro que no tenía ni 15 años, el muy chien. Al final, sensaciones reencontradas de las que ya hablé. Horas que se convierten en minutos, minutos que se convierten en segundos. Qué estupendo.
Eso me hizo recordar el encanto de una consola que ya apenas utilizo —el 'Battlefield 1' en el PC me ha apartado de la XO— pero que sigo considerando como una alternativa que para mí es superior a la PS4. Lo es por costumbre, supongo, pero también por esas dos cosas que señalaban en este post de hoy en The Verge:
- Compatibilidad hacia atrás: jugar a Ninja Gaiden diez años después como si estuviera haciéndolo en la Xbox original es una pasada, y es un pequeño milagro que otros muchos juegos estén disponibles a pesar de tantos años y tantos cambios. Es cierto que el catálogo no está completo (¡por Dios, que reaparezca 'Top Spin'!), pero es que además el soporte de HDR y 4K en las consolas más potentes de Microsoft (yo me conformo con la Xbox One normalita) ha hecho que algunos de esos títulos legendarios se disfruten aún más hoy en día.
- Game Pass: si tuviera tiempo para ello y pudiera jugar más —y los padres del cole se apuntaran— probablemente estaría suscrito a Game Pass, ese Netflix de los videojuegos que me permitiría no aburrirme prácticamente nunca. La idea es sencillamente genial si lo tuyo es probar muchos juegos y no dedicarte a uno en exclusiva, y junto a la otra opción, EA Access, estamos ante dos verdaderas maravillas que ya hubiera querido tener yo en mi mocedad.
No solo es eso, claro: a esas opciones yo les añadiría otras cosas de mi cosecha:
- Centro multimedia: puede que Microsoft no promocione tanto este apartado, pero mola que la Xbox One siga estando preparada para dominar todo el entretenimiento en el salón. Sobre todo gracias a cosas como esa entrada HDMI que casi nadie usa pero que mola un montón que esté ahí, o con la presencia de opciones como VLC o Kodi, que hace poco se lanzó para la Xbox One.
- Aplicaciones universales: el soporte de teclado y ratón que no acaba de llegar a la Xbox One permitiría además convertirla casi casi en un PC al uso, sobre todo gracias a la presencia de aplicaciones universales. Microsoft Edge en la Xbox One es el mejor ejemplo y aquí tirón de orejas para una Microsoft que no permite que otros navegadores funcionen en la consola sin unos requisitos absurdos. Con todo y con eso, abrir esas puertas molaría bastante, y como digo ese potencial promete, aun cuando Microsoft no parezca estar interesada en aprovecharlo.
Todo eso hace que para mí, insisto, la Xbox One sea mejor consola. De la PS4 solo podría destacar su catálogo de títulos exclusivos, algunos de los cuales tienen realmente una pinta excepcional. Entiendo que eso sea argumento importante para elegirla, pero no es la razón por la que la gente la compra. La gente compra la PS4 porque todos los del cole la tienen. Que es exactamente lo mismo que pasaba con el Spectrum o el Amstrad.
Los del C64, como siempre, estamos condenados a saber que tenemos la mejor máquina y que el resto del mundo no se da cuenta. Esa en la que el Match Day II se veía y jugaba mejor que en ninguna otra.
Qué vida más perra, pardiez.