La prensa rosa triunfa en Internet. Que viva la 'netbasura'

La prensa rosa triunfa en Internet. Que viva la 'netbasura'
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No sabía muy bien cómo calificar este tipo de contenidos en Internet que ya se han apoderado de gran parte de la programación televisiva y que al menos -por ahora- nos libran de las vergonzosas tertulias en las que famosetes de tres al cuarto y expertos en miserias humanas se gritan unos a otros en una clara demostración de lo bajo que podemos caer los seres humanos. La prensa rosa es un sector que parece no haberse enterado de la crisis, y sigue siendo recurso imparable de las televisiones por captar a millones de espectadoras (muchos menos -ores) que no tienen nada mejor que hacer que cultivar el

noble

patético arte del cotilleo.

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Fuente: DeviantArt, imagen creada por ariljames

Y es que en España nos encanta rajar del prójimo, algo que debería hacer que nuestros oídos pitasen día sí, día también y que se ha trasladado a las ondas y la televisión desde hace años gracias a los y las nuevas gurús mediáticas que construyen imperios a base de, oh maravilla de las maravillas, acosar sin descanso a unos y otros para exprimir noticias sin sentido. Ese afán por invadir la privacidad de los famosos (que pueden serlo de forma involuntaria o muy, muy voluntaria, y aquí vendría el debate sobre el derecho a la privacidad de esas personas) está generando cifras de negocio increíbles, y por ejemplo vemos cómo las revistas de papel que basan sus contenidos en dicho segmento no paran de crecer en publicidad y páginas, mientras que otras mucho más relevantes culturalmente (y en todos las ramas del conocimiento) se ven abocadas al fracaso y al olvido.

Pues bien, ese fenómeno también se extiende a la red de redes, tal y como han demostrado las cifras que publicó un tal Ryan Spoon en su blog. En el artículo se nos demostraba que PerezHilton.com, la web entre webs del cotilleo norteamericano, logró en un sólo día nada menos que 140 millones de páginas vistas. Algo que tan sólo un puñado de sitios web en español logran en todo un año. Esa fiebre por conocer los más absurdos detalles de la vida de alguien que en la mayoría de los casos no merecería mayor atención demuestra que el mundo, lamentablemente, está loco. Me gustaría que Pérez Reverte, que a menudo critica con un toque genial la sociedad española (y en especial, a los que nos gobiernan), entendiese que esa vergüenza nacional que siente en muchos momentos debería ser vergüenza mundial.