La maldición del PC es ser lo suficientemente bueno

Ayer os preguntaba un par de cosas sobre vuestro actual uso de PCs y portátiles y hacía mis previsiones sobre los que serían los resultados de la encuesta. Veamos cómo salió la cosa. La primera pregunta era “¿cuántos años llevas con el mismo PC o portátil?” y allí os comentaba lo que probablemente el 80% de vosotros lleváseis 3 o más años con el equipo. Los datos tras 235 respuestas son algo distintos:

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Si sumáis los tres últimos porcentajes comprobaréis que el porcentaje es de un 70,22%, inferior al que yo había intuido. Parece que unos cuantos habéis cambiado de PC o de portátil en los últimos 3 años después de todo (yo he sido uno de ellos), pero quedaba una cuestión, la de cuántos pensábais hacerlo en el futuro:

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Aquí mi percepción fue bastante más errónea, y de hecho casi el 40% habéis afirmado que renovaréis vuestro PC en los próximos 3 años y un 47% renovaréis el portátil. Uauh. Aquí me habéis dejado alucinado (¿estáis forrados o qué?) pero sería interesante haceros la misma pregunta dentro de 3 años para saber cuántos de los que pretendían comprar realmente lo hicieron.

Aquí hay varios factores importantez: para empezar una cosa es la intención de compra y otra la compra como tal. También hay que tener en cuenta que los que leéis Incognitosis sois usuarios bastante friquis (y forrados, insisto), y creo que la inmensa mayoría de los usuarios -esos que inexplicablemente no me leen- no van a renovar equipos a corto plazo porque, como decía ayer, sus PCs o portátiles ya son lo suficientemente buenos.

He preferido hacer un nuevo post con las conclusiones en lugar de contestar a los numerosos comentarios de ayer -¡gracias a todos!- y destacar algo que decíais alguno de vosotros y en lo que yo no caí cuando hablaba de las razones de esa falta de interés en la renovación.

Ese argumento era poderoso: cada nueva generación de PCs nos prometía una experiencia mejor: más rápida, más potente, más de todo. Pero es que esas nuevas generaciones de PCs y portátiles no eran solo una promesa: eran una promesa necesaria para muchos. No solo aspirábamos a hacer más: queríamos hacer más con esos equipos, pero para hacerlo necesitábamos mejores procesadores, o más memoria, o mejores unidades de almacenamiento.

O lo hacíamos, o nos perdíamos el futuro.

Las distintas versiones de Windows eran el argumento fundamental para esas renovaciones, porque uno no podía acceder a las ventajas de esos nuevos sistemas operativos si no cumplía ciertos requisitos mínimos. Lo mismo ocurría con ciertos juegos y aplicaciones, claro, pero ha ocurrido algo inevitable: el mercado ha madurado. De repente nuestros equipos son suficientemente buenos para casi todo. Solo en casos muy especiales -esos nichos de los que hablaba ayer- merece la pena dar el salto o se justifica la renovación del equipo.

Aquí Microsoft -afortunadamente para nosotros- no ha estado demasiado acertada. De repente Windows 10 estaba diseñado para funcionar igual de bien (o mejor) que anteriores ediciones del sistema en equipos ya maduritos. Lo que hace más cierto que nunca que nuestros equipos son suficientemente bueno para la mayoría de escenarios.

Mal asunto para Microsoft, Intel, AMD y todos los que un día triunfaron en este segmento. Pero oye, si todos cumplís con vuestras intenciones igual no todo está perdido.