La IA no me va a quitar el trabajo: me va a hacer indispensable

Ayer hablaba con mi cuñado sobre IA. Él, que trabaja en temas de diseño 3D, me decía que el otro día vio cómo alguien ya estaba usando SketchUp para crear un primer boceto y luego lo combina con ChatGPT y nosequémás para que la IA le dé opciones de decoración.

Esto, me dijo, pinta mal.

Lo decía en el sentido de que a él no probablemente —está metido en otros jardines—, pero sí a algún que otro diseñador 3D que tenía una labor algo más sustituible. Y luego me miraba con ojos de cordero degollado. Como diciendo lo que ya he escuchado alguna vez:

Tú serás el siguiente.

¿Puede pasar? ¿Puede una IA hacer que me despidan? Por supuesto. Les ha pasado a los chicos de Gizmodo, la legendaria cabecera que ahora, al menos en su edición española, me genera cero interés y una profunda y total indiferencia. Si quiero leer sobre tecnología, sabiendo que Gizmodo es una traducción IA de la cabecera en inglés, jamás iré al sitio en español. Iré, como mucho, al original.

Más sobre esto después.

El caso es que insisto, la IA puede provocar que me despidan. Alguien en mi empresa puede decidir que mi trabajo no tiene valor suficiente y que compensa mucho más ahorrar un sueldo de siete cifras y que la máquina se encargue de producir contenidos más o menos decentes. Si yo fuera jefazo y estuviera planteándome cambios de futuro, sin duda lo tendría en cuenta. Menos costes (teóricamente), más beneficio (teóricamente). Win-win.

De momento no lo hacen porque supongo que saben que ChatGPT no escribe mejor que yo. Al menos, no de momento. Tampoco lo hace mejor Google Bard, que no sé si estaréis usando pero que a mí cada vez me gusta más (incluso más que ChatGPT). La pregunta, claro, es si lo hará en el futuro, y ahí tengo una respuesta que parece chunga.

Por supuesto que ChatGPT escribirá mejor que yo. Y probablemente, que cualquier humano.

El problema es que eso no importa demasiado porque aunque una máquina pueda escribir o informar, dudo mucho que los seres humanos lleguemos a fiarnos jamás al 100% de ella. No al menos como nos "fiamos" de los medios actuales. Ya sé, ya sé. No nos fiamos mucho: cada medio tiene sus propios sesgos e intereses, su propia "agenda" como dicen los sajones. Pero aún así, confiamos en que básicamente están contando —en el fondo— los hechos. Aunque los adornen. Aunque recalquen más unos y escondan un poco más otros para orientarla hacia esa "agenda". Da igual. No inventan y no mienten, al menos en lo importante, porque eso significaría una pérdida de reputación absoluta. Y eso no se lo puede permitir ningún medio que quiera salir adelante.

Y ahí voy con mi reflexión. Cuando la IA nos quite el trabajo, los que informamos (o comunicamos) seremos más indispensables que nunca por dos razones.

Primera razón: si no sale en la CNN es que no ha pasado

La primera, que seremos, para bien o para mal, quienes cuenten los hechos reales. Puede que adornándolos, insisto, pero serán más que nunca el refugio de quienes quieren saber qué pasa. Igual se entiende mejor con un ejemplo:

Puede que recordéis esa imagen. Hablé de ella cuando apareció. Alguien subió una foto de un edificio en el Pentágono ardiendo y la cosa se difundió bastante. El deepfake provocó seguramente inquietud en mucha gente que lo vio y no se planteó que no fuera verdad. Pero lo que tenía que haber hecho esa gente era darse una vuelta por los principales medios generalistas.

¿Salía esa explosión en The New York Times? ¿En la CNN? ¿En El País o El Mundo?

No. Y si algo así pasa de verdad y a los pocos minutos no está en portadas de esos medios, es que no ha pasado de verdad. En algún sitio oí o leí eso de "si no sale en la CNN, no ha pasado", y aunque es una exageración, la idea es esa. Los medios importantes, los generalistas, serán algo así como (o deberán convertirse en parte en) los grandes verificadores de la verdad. Una especie de maldita.es a gran escala, pero sin tener que hacer esa labor de "No, la explosión del Pentágono no es real": bastará con que no lo mencionen para saber que no ha pasado, porque lo importante estará ahí. Para cosas "menos importantes", eso sí, tendremos que estar alerta y hacer uso del sentido común, cosa que no siempre es fácil. El peligro está ahí, sin duda, pero como digo para muchas cosas intuyo que los tiros irán por ahí.

Segunda razón: escribir con alma

El otro argumento es quizás algo más ingenuo, pero creo que también es (al menos, para mí) válido. Viene un poco al hilo de lo que comentaba de Gizmodo: en cuanto sé que algo ha sido creado por una máquina, lo miro con otros ojos.

Eso no significa que lo mire mal, ojo. Estoy encantado de vivir en una era en la que las máquinas han permitido nos han facilitado tanto la vida y han evitado que, por ejemplo, la inmensa mayoría estemos labrando el campo o poniendo tuercas. Vivimos mejor que nunca gracias en parte a ellas, así que por ese lado, chapeau.

Pero mi planteamiento viene de hacer caso a algo que no tiene alma en otros ámbitos. En el creativo, desde luego, ocurre. Me alucinan las imágenes creadas con Midjourney y similares, me parece fantástico utilizarlas y compartirlas, pero son obras sin alma. Eso me hace verlas con cierta indiferencia. Como si detrás no hubiera mérito o esfuerzo. Lo hay en parte, claro, pero no es lo mismo. No es el tema de que algo sea artesanal o fabricado en cadena, es que detrás haya alguien que aporta alma y contexto en esa obra, sea del tipo que sea.

Como digo, puede que aquí peque de ingenuo, pero si sé que un análisis del iPhone 16 —por ejemplo— está escrito por ChatGPT, me lo voy a leer de forma bastante fría. No me lo voy a creer mucho, o al menos no voy a dar demasiada importancia a lo que me pueda sugerir. Me fiaré más de la gente en la que confío a la hora de leer ese análisis o ver su vídeoanálisis —me fío de MKBHD, por ejemplo— y mi opinión se formará a partir de esas impresiones, y probablemente no (o en menor medida) a partir de las de una máquina.

No sé si lo pilláis. La máquina puede escribir bien, pero siempre (¿siempre?) carecerá de eso.

Y para mí precisamente eso es lo que hará que la IA no me quite el trabajo. O si me lo quita, que no me impida ganarme el pan con esto que hago porque habrá (espero) más gente que piensa como yo.

Al menos por ahora.

Más adelante, veremos. Igual soy un ingenuo. Ays.