La (¿exagerada?) amenaza de la IA

La (¿exagerada?) amenaza de la IA
Terminator

Esta semana me contactó una periodista para hablar conmigo de inteligencia artificial. Quería la opinión de un experto, me dijo, y aunque yo no me considero experto en nada —bueno sí, en pádel, ya sabéis—, sí es cierto que desde hace un tiempo no paro de hablar del tema en Xataka.

Leo tanto y escribo tanto sobre el tema que a estas alturas para cuando me llegan las newsletters de supuestos expertos, todo lo que cuentan suele ser "viejo" para mí. Lo mismo ocurre en Twitter, donde de repente han aparecido de debajo de los arbustos un buen montón de autocalificados súperexpertos en inteligencia artificial que lo único que hacen es decir algo tipo "mira estos 10 prompts para aprender a usar mejor ChatGPT" o "mira estas 10 apps de IA que te van a flipar" y luego añaden el "sígueme y apúntate a mi newsletter" para que luego ellos moneticen sus decenas de miles de seguidores. Me dan ganas de empezar una, pero caray. Perezón.

El caso es que al final ayer hablé un rato con esta periodista. El tema saldrá los próximos días —lo compartiré en Twitter— y la verdad, salió una conversación simpática. Una en la que me pidió que le expresara mi opinión sobre distintos apartados de esta particular revolución. El primero, claro, si era una revolución.

Por supuesto que lo es. Aquí, le dije, estoy totalmente de acuerdo con lo que dijo Bill Gates, que la calificó como la última gran disrupción tras otras como las que nos trajeron el PC, internet o el iPhone (que él no mencionó, lógicamente). Esos productos y tecnologías cambiaron nuestro mundo para siempre y lo transformaron. La inteligencia artificial va ser así, diría. De hecho creo que va a ser aún más importante que todas las anteriores.

Eso, claro, tendrá su lado positivo y su lado negativo. Aquí hay opiniones para todos los gustos, y no puedo dejar de enlazar al tema que The New York Times publicó esta semana con la entrevista a Geoffrey Hinton, calificado como "el padrino de la IA". Si os digo la verdad, yo jamás había oído o leído nada de él. Este estudioso del campo de la IA llevaba una década trabajando a tiempo parcial para Google Brain, y tras trabajar duro para convencer al mundo de que la IA iba a ser estupenda, el otro día cambió de opinión y dejó claro que la IA va a ser muy poco estupenda. Tal y como lo veía, "es difícil ver cómo podrás evitar que los malos actores la usen para cosas malas".

Esa frase pareció llamar mucho la atención. Se une al pesimismo y alarmismo de ciertos sectores y personalidades que ven una amenaza real en la inteligencia artificial. Una que o destruirá el mundo o lo dejará hecho un trapo. Al menos, en lo que respecta a los seres humanos. Los grados de distopía aquí varían, y hay quienes supongo que nos ven en plan 'Terminator 2' y quienes nos ven en plan 'Her'.

Para Hinton el problema está entre otras cosas en la desinformación. En que la IA acabará sirviendo para que no podamos distinguir lo verdadero de lo falso. ¿Sabéis que os digo yo?

Que dudo que ese vaya a ser un gran problema.

Puede ser un (pequeño) problema, desde luego, pero esa amenaza ya existe desde hace décadas: todos los medios de comunicación existentes han tratado de ser aprovechados para la desinformación. En la mayoría de los casos, para propagar información tóxica y perjudicial, pero en otros —me ha venido a la cabeza la historia de Garbo y los nazis de Normandía— para hacer el bien (al menos, para los aliados). Las imágenes modificadas con Photoshop son el pan nuestro de cada día, los filtros no paran de alterar la realidad —no sois tan guapos, no hace tan buen día, la comida no está tan rica— y hasta nuestros móviles hacen por defecto fotos engañosas que tratan de ofrecer una realidad mejorada, más colorida, más... no sé. Más Instagram, supongo.

Así que el hecho de que aparezcan deepfakes por ahí, siendo inevitable, me parece casi hasta irrelevante. Ahí estarán los medios de comunicación fiables para filtrar lo real de lo que no lo es —y si lo hacen bien, ganarán reputación y muchos enteros— y nosotros para dejarnos engañar o no. Igual nos hace hasta pensar un poquito más de la cuenta, ser más objetivos y estar más despiertos, que no vendría mal.

Yo el peligro lo veo por otros lados. Por ejemplo, por el de la ciberseguridad, con sistemas que detecten y ataquen automáticamente a otros sistemas y nos pongan en jaque a todos —rollo ransomware, pero elevado a 1.000 millones— o con un enfoque peligrosamente comercial y empresarial de la IA que haga que nos enfrentemos a nuevos e inquietantes monopolios. De los Microsoft a los Google, luego a los Facebook o los TikTok y ahora a los... ¿OpenAI? Quién sabe. Aquí, eso sí, quizás haya esperanza: al menos según lo que acabo de contar en Xataka esta mañana: resulta que los proyectos Open Source de IA están ganando mucho terreno a los ChatGPT del mundo.

Con la inteligencia artificial yo soy, sobre todo, optimista. Para mí la analogía con internet es absoluta en muchos ámbitos. Internet nació muy abierta, muy libre, muy descentralizada, y luego unas cuantas empresas trataron de apropiársela y controlarla. No lo consiguieron del todo, pero ciertamente internet ha generado sus propios monopolios. Como en el caso de la IA, internet también tenía todas las papeletas de cambiar cosas para bien y para mal. De ser una herramienta formidable y terrible al mismo tiempo. De quitar puestos de trabajo que igual ya no tenían sentido. De cambiarlo todo, como acabó haciendo.

Pues con la inteligencia artificial, lo mismo. Por supuesto que va a tener impacto en el trabajo —veremos si no me sustituyen por una maquinita a corto plazo— y por supuesto que va a haber malos actores. Los seres humanos somos son así. Al menos algunos, vaya. Y con todo y con eso, yo veo ante mí una era en la que trabajaremos mejor (y probablemente menos), en la que los avances serán aún más alucinantes (también los malos avances, me temo), y en los que quizás se resuelvan o mitiguen un montón de problemas que ni los PCs, ni internet, ni desde luego el iPhone han logrado evitar pero que ciertamente también han mitigado o contribuido a mitigar. Se me ocurren retos en el ámbito de la energía, la alimentación, la economía y, desde luego, en el ámbito de la salud. Yo creo en una IA que acabará resolviéndolos o ayudando a resolverlos, pero no tengo tan claro que esa IA no esté controlada por gobiernos/empresas que acaben haciéndonos la puñeta por controlarla. Ha pasado con internet, insisto, así que veo difícil escapar de algo así con la IA.

Y aún así, insisto soy optimista con esto. Con reservas, eso sí, pero optimista. Igual acabo como Hinton cuando un robot de metal líquido se convierta en una imagen de mí mismo y me cepille con una mano-sable.

Pero hasta entonces, oye, que me quiten lo bailao.