La era Post-CorteInglés

La era Post-CorteInglés
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A finales de 2016 un Benedict Evans especialmente preclaro hacía un augurio importante en Twitter:

Todo lo malo que internet le ha hecho a las empresas de medios le va a pasar a las tiendas también, si es que no ha pasado ya.

Internet ha sido maravillosa en muchos aspectos, pero también ha provocado daños colaterales importantes. Los medios han sufrido, desde luego, pero también otros muchos negocios tradicionales a los que la red de redes les ha hecho literalmente la puñeta.

Si hay un ejemplo claro de eso, es El Corte Inglés. Lo hablaba hace ya años con un conocido que trabajaba allí, y eso que entonces Amazon no era lo que es y las tiendas online estaban un poco verdes que te quiero verde. O empezaban a activarse, o El Corte Inglés estaba condenada a sufrir el dichoso dilema del innovador.

Reaccionaron, sí, pero con una transformación con medias tintas. El comercio físico ya no es importante para un montón de gente que lo utiliza únicamente con un propósito: el de poder toquetear lo que quiere comprar antes de mirarlo en Amazon para comprarlo más barato.

¿Quieres unas Asics para correr tu próxima maratón pero no sabes cuáles serán las perfectas? Vamos a ver alma de cántaro: ni se te ocurra comprarlas a ciegas. Vete a El Corte Inglés, pruébate todas las que quieras, y apunta el modelo que más te guste.

Es una guarrada, pero una que condena no solo al Corte Inglés, sino a todo comercio físico que se precie. Miras, sacas foto (con precio), y aplicas el famoso "busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo".  Que en este caso sería más bien un "busca en internet, compara, y cómpratelo porque seguro que va a ser más barato (y mejor)".

La reflexión viene inspirada por un artículo que salió el otro día en Re/code. En 'Amazon didn't kill Macy's. Macy's did' el autor, Jason del Rey, hacía un buen análisis de cómo esa versión americana de nuestro Corte Inglés estaba pasando por los mismos problemas.

El problema es que Amazon se está comiendo el mundo. Es imposible competir con ella. Es demasiado buena, demasiado perfecta, demasiado completa, demasiado rápida. No todo es perfecto, eso seguro, pero de cara al consumidor Amazon es la realización de una tecnoutopía. La de que puedes encontrar prácticamente todo lo que quieras al mejor precio, comprarlo y recibirlo en tu casa en tiempo récord sin (casi) moverte del sofá. En una era en la que moverse del sofá cuesta más que nunca, son demasiados pluses con los que competir.

El problema, por supuesto, no lo tiene solo El Corte Inglés. Lo tienen el mercado o galería comercial de toda la vida, la ferretería, la juguetería, la frutería o la carnicería de turno.

Id añadiendo -ías, ya me entendéis.

Tarde o temprano (o más bien, temprano o tarde) todas irán cayendo, porque Amazon y sus rivales online no paran de querer hacernos la vida más cómoda y mejor. Puede que la tienda física tenga ventajas, pero todas ellas palidecen frente a esa pereza que nos conquista y nos vence una y otra vez. Con lo calentito que estoy en casa, para qué voy a ir a la frutería, donde las naranjas están muy ricas pero cuestan un ojo de la cara y además tengo que esperar colas y lidiar con esa cajera que me cae como un tiro. Uf, qué va qué va. Si lo tienen en Amazon Prime Now.

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Imagen | Shutterstock