La condena de Windows es su tienda de aplicaciones

Esta mañana he publicado mi análisis del Surface Laptop, un equipo que he puesto a caer de un burro por muchas razones, pero sobre todo por atreverse a ofrecer un sistema operativo que hace de todo menos ayudar a la experiencia de usuario.

No me malinterpretéis: la idea que plantea Windows 10 S es estupenda. Les ha funcionado a Google y a Apple, pero lo ha hecho por una ñunica cosa y una cosa solamente: sus tiendas de aplicaciones son un éxito aplastante.

En Windows la tienda de aplicaciones es un absoluto despropósito. La oferta software es deprimente, la usabilidad es lamentable (velocidad de búsqueda, clasificación e interfaz poco acertadas)  y uno echa continuamente de menos esa anarquía que ha caracterizado siempre a la distribución de software en Windows. Uno podía descargar aplicaciones desde la página oficial o desde otras muchas fuentes que aportaban valor (o trataban de hacerlo lucrándose a tope con ello, ¿recordáis Softonic?) como servicios de distribución de descargas alternativos.

https://www.youtube.com/watch?v=gBhlyeTqXx4

Eso desaparece con Windows 10 S, un sistema operativo que tiene otros males (forzar a usar Edge es un despropósito para usuarios tradicionales de Windows) y que no debería estar instalado por defecto en un equipo de 1.449 euros.

El problema no es en realidad el Surface Laptop que he analizado. Es un equipo que se equivoca a lo bestia en el enfoque (diseño por encima de todo lo demás), pero es algo que ya he criticado en otros productos. No es mala propuesta hardware... hasta que uno comprueba el precio. No se lo recomendaría a nadie jamás, ni aunque Microsoft lo vendiese con Windows 10 Home o Pro preinstalado, como deberían haber hecho. En realidad puedes actualizar al Pro gratis hasta el final de año, así que al menos tienes ese pequeño alivio. Pero insisto: por 1.449 euros, que es el modelo que yo probé, jamás de los jamases.

Me ha

decepcionado

sorprendido especialmente cómo han elogiado varios medios USA al equipo, volviendo a destacar el diseño como clave para este segmento. Pero bueno, ¿estamos locos? ¿Ahora lo importante de un portátil es que sea bonito? En 'The Surface Laptop is the pinnacle of design' Engadget le pone un 89. En The Verge le dan un 8,8 y afirman que "valió la pena la espera". Solo en The Wall Street Journal encuentro un titular aceptable ('Pretty but not essential'), pero en Wired David Pierce volvía a elogiar ese diseño sobre todas las cosas. Atentos al párrafo final:

In a sea of MacBook Pros at Starbucks, I stand out with an eye-catching laptop. And it’s a Windows machine. Crazy.

¿Así que eso es lo que importa en un portátil?. ¿Que capte las miradas de la gente? Por favor. Es curioso cómo en todos esos análisis uno se encuentra con la misma crítica que yo hago de Windows 10 S, pero en ellos no cobra especial importancia. Le salva que puedes instalar Windows 10 Pro, insisten.

No le salva. Y no debería, porque si Windows 10 S quiere llegar a algo, necesita una tienda de aplicaciones que logre atraer a desarrolladores y usuarios. Y de momento lo tiene crudo, como un Surface Laptop al que como mucho —con ese precio— yo le hubiera puesto un 6. Y eso gracias a esa actualización a Windows 10 Pro, que si no, ni aprobaba.

De verdad, Satya: haz algo con la tienda. Lo que sea, pero algo. No puede ser peor de cómo está.