La clave está donde está el usuario
He dejado de seguir a Ben Thompson en Twitter un poco: su cuenta es un poco pesada en el tema autopromoción, así que eso hace que me pierda alguna de sus reflexiones o llegue más tarde de lo que me gustaría a ellas. Es lo que ha pasado con la que escribió hace ya unos días y en la que analizaba el “turbio” futuro que tiene una empresa que parece mucho más fuerte de lo que podría ser.
Google está en todas partes, y como afirmaba Thompson lo está porque, sorprendentemente, tiene los mejores productos. Sin más. El problema, indicaba este clarividente analista, es que cuando Google conquistó el mundo lo hizo a través de un navegador, una aplicación que estaba al alcance de todo el mundo, era abierta y no estaba controlada por nadie. Ni siquiera por Microsoft, que trató de lograrlo con sus tácticas cucas con IE.


Pero hete aquí que desde hace unos años aquella herramienta que convirtió a Google en lo que es ha dejado de ser tan relevante como antaño. Ahora el secreto está en
la masael móvil, y allí la distribución ya no la controla Google, que a pesar de estar muy por delante en el terreno de la inteligencia artificial, podría estar condenada por una cuestión clave: que ya no tiene acceso directo al usuario. Ese usuario ya no tira tanto del navegador, sino que hace uso de aplicaciones y redes sociales que Google -a pesar de intentarlo- no controla. El último párrafo de Thompson lo explica de forma brillante (negritas mías):
every interaction with Siri, every signal sent to Facebook, every command answered by Alexa, is one that is not only not captured by Google but also one that is captured by its competitorsGoogle’s competitors, by virtue of owning the customer, need only be good enough, and they will get bettermore
Qué párrafo tan grandioso. Sabiduría tecnológica hecha prosa. Pero claro, por eso Thompson está donde está. Qué crack.
Puede que no lo sepas: puedes colaborar con una propinilla en Incognitosis a través de Patreon: suscríbete y aporta una cantidad mensual si esto de leer mis entradas te compensa. Y si no lo hace, ¡pues también, hombre!
