Kindle, así no

Hace unos días comentaba con un amigo cómo leo. Él, que es un lector intensivo, se compra libros y se los lee sobre todo en su Kindle. Yo, como sabéis, tengo un Kobo Libra H2O en el que compro algunos libros, pero en el que con frecuencia aprovecho una opción fantástica:

Pedirlos prestados.

Lo hago a través de aplicaciones como eBook Pozuelo o eBiblio, y lo normal es que salvo que sean súper novedosos, sea posible encontrarlos allí. Para mí es además una forma de comprar aquellos libros que me he acabado y me han parecido chulos —lo hice con 'El descontento'— y no gastar dinero así en libros que he pedido en la biblioteca digital y me han parecido una castaña. Que los hay.

El primer Kindle, de 2007, tenía un montón de teclitas. Tardaron tiempo en quitarlas del todo.

El caso es que esta semana Amazon presentó su nueva familia Kindle. Los célebres lectores de libros electrónicos son la clara referencia, sobre todo porque son la forma natural de leer los libros electrónicos que ofrece Amazon. Aquí la firma hace algo muy parecido a lo que hizo Apple hace años con los iPod: asoció su reproductor hardware a iTunes, su tienda de software. Podías usar otros reproductores con otro software —yo lo hacía con el Creative Zen Vision:M—, pero la propuesta de Apple triunfaba porque presumía de estar muy bien integradita. Lo de siempre. Mientras uses lo nuestro y solo lo nuestro, todo funcionará bien [casi siempre].

Pues con el Kindle, lo mismo. A mí me parece un inventazo, que conste, pero también me revienta que sea un inventazo tan cerrado. Copiar un libro que no sea del Kindle en el Kindle es un poco rollo —menos mal que Calibre lo pone fácil—, pero sobre todo ocurre que no hay forma de pasar los libros de las bibliotecas virtuales españolas (sí con las de EEUU gracias a programas como Overdrive / Libby).

Mi kobito bonito.

En ellas se usa el formato Adobe Digital Editions, que son en esencia ficheros EPUB con el DRM de Adobe. Por contra, los Kindle usan ficheros AZW con el DRM de Amazon. Se puede eliminar el DRM de Adobe si eres un poco manitas, pero aparte de ser ilegal no es la forma natural de poder leer los libros en el Kindle, así que hace que todo sea más incómodo.

Pero en mi Kobo, no. Los Kobo sí permiten algo así. Y cuando quiero comprar un libro electrónico, tanto los precios como los catálogos de Amazon y Kobo son casi siempre iguales si el libro es medio normal (y no hay ofertas).

Pero lo que vimos además es que Amazon tomaba dos decisiones curiosas. La primera, lanzar un lector con pantalla de tinta electrónica a color. Personalmente no he tenido ninguno en las manos así que no puedo juzgar de forma clara, pero esas pantallas a color me parecen un gimmick. Una bonita forma de subir el precio sin que esa característica aporte prácticamente nada.

Hasta siempre, Kindle Oasis.

La segunda, para mí mucho más importante, es que Amazon abandona el Oasis, el único lector con botones físicos que vendía hasta ahora pero que no se renovaba desde hace años. Aqueí entiendo que el mercado ha hablado: era bastante más caro y seguramente mucha gente no necesitaba los botones de paso de página. ¿Y sabéis por qué no los necesitaban?

Porque no los habían probado.

Es al menos lo que yo creo. Que si alguno los probase, probablemente acabaría eligiendo esos modelos frente a los modelos sin botones. Para mí la razón fundamental de elegir el Kobo Libra H2O en aquel momento fue precisamente por los botones de paso de página. Mi posición de lectura natural es la llamada pachorra española. Ya sabéis. Tumbado o semitumbado, y a menudo comiéndome unas pipas mientras leo. O no: leo un ratito antes de dormir con frecuencia, y poder hacerlo sujetando el lector con una sola mano y pudiendo dejar la otra libre y descansada es genial. Eso hace que me guste poder controlar el paso de página sin tener que tocar la pantalla táctil, y la mejor forma de hacerlo es sin duda la de contar con botones físicos. No solo eso: el mayor marco de esa parte de la pantalla hace que pueda agarrar mejor el lector: ergonomía + función = éxito.

Mi Kobo a día de hoy. Va por ti, Román ;)

Pero en Amazon tienen claro que ese no era el camino, y por el ídem se han olvidado de algo: las opciones son buenas. No sé cuánto hubiera costado renovar el Oasis, pero yo desde luego lo hubiera hecho por el mero hecho de seguir dando esa opción y no cederle esa victoria a tu rival. Ahora quien quiera un lector con botones físicos se irá probablemente a un modelo de Kobo, y con razón.

Es algo que siempre me sorprende de empresas tan grandes y con tantos recursos. Entiendo que han hecho sus números y han visto que no compensaba. El margen no era el suficiente, las ventas no eran las esperadas, ya tenemos modelos geniales para cubrir (casi) todas las necesidades, habrán dicho.

Pues no sé, Kindle.

No sé.

Actualización (21/10/2024): Acabo de ver buscando otra cosa que en 2012 publiqué un post titulado 'El Kindle está condenado'. Ahí tú, JaviPas. A tope.