Juego de Tronos y el problema de los mil hilos argumentales
¡Atención: Spoilers! Esperé a que la quinta temporada de Juego de Tronos terminase tranquila y apaciblemente para enfrentarme a ella en modo ansias. Ya sabéis, el formato binge watching que hace que cualquier aficionado a las series pueda tragarse capítulo tras capítulo sin parar. Al final mis sesiones fueron bastante tranquilas -como ocurrió con la cuarta temporada- y me cepillé la quinta temporada en cuatro noches.
Ayer vi los dos últimos episodios y me quedé con mal sabor de boca. Lo de que se cepillen de nuevo a Jon Nieve, máximo prota de la temporada -al que yo pintaba como salvador último de los Siete Reinos- es lo de menos. O que lo hicieran con muy mala baba, que es algo que no le falta a los diversos protas de esta serie. Casi da igual, porque diría que en esta temporada las muertes sonadas han sido más bien escasas (Stannis empezaba a caerme bien, porras) aunque se hayan compensado con lo mal que lo han pasado algunos de los protas.


Diría de hecho que yo hubiera cerrado temporada en el octavo episodio, que termina a lo grande. Cierto que la cosa se está convirtiendo ya un poco en Walking Dead o que recuerda a World War Z a tope, pero hay que reconocer que los zombies estos tienen su puntito.
Sea como fuere, el problema de Juego de Tronos es que hay demasiadas líneas argumentales. Pasan demasiadas cosas, y eso hace que uno se pierda en cada una de esas historias. Para cuando la serie retoma uno de esos hilos uno ya no recuerda bien qué había pasado. Me pasó por ejemplo con Arya Stark en el último episodio y su venganza personal contra Meryn Trant (he tenido que buscar el nombre), y hay otros hilos que me pillarán igual de despistado en la próxima temporada, como el de Brandon (Bran) Stark, que ha quedado un poco en segundo plano, o de Meñique (buen nombre para un personaje) .
Aquí parece como si Juego de Tronos pudiera tener un buen puñado de spin-offs. Series que en sí mismas tendrían sentido y que podrían cubrir esas historias con más detalle, entrecruzándose cuando fuese necesario. Sería una especie de Universo Cinemático Marvel, pero a espadazo limpio.
La quinta temporada es fantástica, pero aún así creo que es la que más floja me ha parecido de todas. Tyrion brilla un poquito menos, a Daenerys se le suben a la chepa (y parece que los dragones no son para tanto, dos lancitas y fuera), Sansa sigue siendo una sangre horchata (a esta sí se la podían cargar, leñe), Jorah Mormont no es tan buen luchador como pensaba, y hay un extraño protagonismo de Bronn (mola el rollete con las serpientes de arena y su madre, Ellaria Sand, mala malísima) o de secundarios como Missandrei, Brienne de Tarth o el nuevo chulito de la serie, Daario Naharis. Qué cosas. Cersei, eso sí, impecable. Qué reina, majos.
Me pierdo en la dimensión de Juego de Tronos. Pero sobre todo, cada capítulo me sabe a poco. Queremos spin-offs.