iPhone 7: ¿Si funciona, no lo toques?

Uno no escribe todos los días un post sentadito en una mesa en Bryant Park con el Empire State Building al fondo iluminado en plan postal. En estas cosas los yanquis se lo montan
que te cagasrealmente bien. Nos ganan de goleada, que es seguro lo que diría Goyo Jiménez -responsable de monólogos prodigiosos como este- si estuviera escribiendo este post. Me gustaría decir que de repente este ambiente tan alucinante me llena de
orgullo y admiracióninspiración y que os preparéis porque esto va a ser lo mejor que vais a leer en mucho tiempo, pero me da a mí que no va a ser así.
Igual es por el tute del viaje. O quizás porque de lo que voy a hablar es de lo que vengo hablando tanto a través de la voz de Harry como de la mía propia. Hoy tocaba presentación del iPhone 7 de Apple, y Apple no ha defraudado: ha seguido exactamente el mismo patrón por enésima vez y ha convertido e evento en repetitivo y, en mi opinión, en un espectáculo bastante meh. Lo que no quiere decir que lo que haya presentado no sea bastante decente para lo que algunos esperábamos.


La cosa empezaba con fuerza. Cook recurría a la estrella mediática del momento -James Corden es ese tipo que todos querríamos tener por amigo, sobre todo en un viaje en coche- para hacer una entrada mucho menos recatada de lo normal. Luego, eso sí, empezaba la habitual tragedia en diversos actos en los que Apple nos recuerda que el secreto del éxito suele ser tan evidente como aburrido:
Si funciona, no lo toques.
Y si lo tocas, no lo hagas mucho, podríamos añadir. Es lo que hace Apple una y otra vez con unos productos que han seguido con una fiereza marcial esa filosofía de la mejora iterativa. Hasta yo hubiera planteado que el iPhone 7 era un dispositivo conservador y repetitivo, pero amigos míos, el cacharrito tiene miga. En esta ocasión paso de hablar del resto de historias comentada por Cook y su equipo: el iPhone 7 se merece post para él solito.
Para empezar hay nueva cámara de fotos en estos modelos, e incluso tenemos con nosotros esa rumoreada cámara dual que no estoy seguro de que finalmente vaya a aportar nada especialmente destacable. Eso da un poco igual porque hace tiempo que los móviles hacen que comprar una DSLR no tenga casi sentido. Esto es probablemente más cierto que nunca con el iPhone 7, y aunque habrá que ver cómo se porta no creo que defraude a nadie. Puede que los Galaxy S7 y dispositivos de esta gama puedan superarle en según qué escenarios, pero cuando uno busca un buen móvil fotográfico suele pensar en primer lugar en el iPhone. Aquí Apple se ha ganado los galones, y la campaña "Shot on iPhone" es un prodigio marketiniano. De repente cuando uno piensa en que quiere sacar buenas fotos solo se le ocurre que lo que tiene que hacer es comprarse uno de estos porque las fotos salen
que te cagasgeniales. Tanto que se pueden colgar en un edificio y quedan la mar de bien. "Y si un primo que ha sacado una foto de un tío en un desierto puede hacerlo, yo también. Venga, me lo compro", que dirán muchos.
Y atención, porque además tenemos procesador curiosete de verdad: de repente Apple ha decidido despedirse de sus tradicionales micros dual-core para pasar a un diseño con dos clústers y dos núcleos por clúster (rollo big.LITTLE) que como ha sucedido en los smartphones Android desde hace año tiene un objetivo claro: mejorar la eficiencia haciendo que los dos núcleos menos potentes se encarguen de esas tareas frecuentes pero poco exigentes y que los dos núcleos más bestias entren en acción solo en esos momentos excepcionales en los que el usuario los necesita. En AnandTech ya han dado algunas pistas de que por aquí van los tiros, pero seguro que en su futuro análisis meten mucha tralla a este tema y hacen las delicias de quienes gustan de buen #hardwareporn y de detalles técnicos como a mí. A priori parece que la decisión es muy beneficiosa para la autonomía de la batería -hablan de dos horas más de autonomía en el iPhone 7 frente al iPhone 6s, lo cual es una verdadera burrada-, pero esto habrá que comprobarlo.
Apple también ha doblado las capacidades de almacenamiento, algo que esperábamos como agua de mayo y que hace que por fin estos dispositivos tengan sentido incluso en su gama baja. Era imposible recomendar los iPhone 6 y 6s de 16 GB, pero la cosa cambia con los modelos básicos del iPhone 7, que por fin integran 32 GB de partida y son curiosetes si os queréis ahorrar los malditos 100 dólares que supone pasar a unos tentadores 128 GB.

Decía que el lema de Apple es que si funciona no lo toques, pero la verdad es que en esta ocasión han tocado un tema bastante delicado del que todo el mundo ha hablado hasta la saciedad: se han quitado de encima el puerto de auriculares. No son los primeros en hacerlo en un móvil, pero una cosa es que lo haga un cacharro de LeEco y otra muy distinta que lo haga un iPhone.
De repente decirle adiós al conector de 3,5 mm tiene sentido.
O podría tenerlo, más bien. El debate está ahí y ayer precisamente publicaba algunos argumentos a favor y en contra de esa decisión tan llamativa de Apple, pero al contrario de lo que ocurría con el DVD o la disquetera -los tiempos justificaban deshacerse de esos componentes- no tengo nada claro que haya justificación razonable para un conector que no molesta, que no tiene un sustituto realmente llamativo (Lightning, recordémoslo, es un estándar propietario controlado por Apple), y que funciona muy bien. ¿Que te conformas con una calidad de sonido normalita, como yo, que soy un corchopan? Dale, cómprate unos Piston 3 y a tirar. ¿Que eres Wolverine y necesitas unos auriculares adecuados a tu sentido del oído hiperdesarrollado? Pues lo tienes igualmente fácil: te compras un móvil para audiófilos (rollo HTC 10) o te compras un DAC portátil como este para combinarlo con unos auriculares del copón. Te vas a dejar una pasta, pero la opción está ahí. Con el iPhone 7 no vas a tener tantas opciones. Te va a dar igual tener oídos de corchopan, porque la gama de entrada de auriculares ya no va a ser tan de entrada.
Otra de las novedades es ese nuevo botón Home que ya no tiene partes mecánicas y que como en el touchpad del MacBook hace uso de un motor háptico para detectar el tipo de presión y actuar en consecuencia. A priori es un cambio intersante para deshacerse de las citadas partes mecánicas, pero espero que no empiecen a hacer lo mismo con los teclados: el experimento con los MacBook no parece haberles salido muy bien.

Eso de quitarse de en medio el puerto de auriculares parece haber sido crucial para otra novedad especialmente llamativa de estos nuevos modelos de iPhone: de repente Apple se apunta a la resistencia al agua, algo extraño teniendo en cuenta que todas las que lo han intentado han acabado escaldadas. Sony y sus famosos Xperia sumergibles tuvo que aclarar los términos de uso advirtiendo que solo podías meterlos en agua del río Jordán a 25 ºC y siempre que el Xperia hubiera hecho la digestión. Ya me entendéis. El "sumergible" de Sony iba con comillas dobles, como el de Samsung y todos los que han presumido de esto. Veremos qué condiciones pone Apple al respecto, pero desde luego la novedad sorprende y si funciona puede ser la pera limonera de cara al año que viene.
¿Qué me parece el iPhone 7? Pues sorprendentemente puede que sea el primer iPhone desde hace mucho tiempo que
no me parece exagerada o irracionalmente carome parece casi casi razonablemente caro. El modelo de 32 GB que parte de los 769 euros, algo que podría considerarse como una propuesta en la línea de las burradas que nos presentan otros gamas alta Android. Otra cosa son los 1.129 euros del iPhone 7 Plus con 256 GB: pagar por un teléfono lo mismo que por un portátil deja claro lo importantes que estos dispositivos pueden ser para sus propietarios. Me sigue pareciendo algo totalmente absurdo pagar tanto dinero por estos dispositivos, y mi justificación es que con un portátil del mismo precio vas a acabar haciendo muchas más cosas, pero cada vez estoy menos convencido de eso. Sobre todo porque tengo la sensación de que la gente usa el portátil para cada vez menos cosas o -que es lo mismo visto desde otra perspectiva- para cada vez cosas más básicas que puede resolver con un móvil.
Qué queréis que os diga: es vuestro dinero, así que gastadlo como mejor os parezca. Pero por dios, si vais a gastaros 1.000 euros en un móvil, que no sea solo para mandar mensajes por WhatsApp. Tened la decencia de sacarle al cacharro al menos parte del potencial que tiene.