The Intel Operating System

The Intel Operating System
intel-1

Apple ha demostrado lo que puede llegar a lograrse si uno controla tanto el hardware como el software de un producto. Hemos visto experimentos interesantes que tratan de acercarse a esa idea. Microsoft lleva tiempo sacando al mercado sus Surface y Surface Pro y ya está siguiendo esa filosofía en sus Lumia con Windows Phone 8, y, dentro de poco, con Windows 10.

Mientras tanto Google no esconde sus cartas ni en el escritorio (Chromebooks) ni en móviles (Nexus), y otras lo han intentado o lo intentan con mayor o menor fortuna, y con mayor o menor ambición: Amazon (con su gama de productos Fire) o Samsung (Tizen) son dos intentos de aprovechar esfuerzos anteriores -Android y Meego/Bada, respectivamente- para unirlos a una plataforma hardware y software propia. Y sin embargo, hay empresas de las que podría esperarse precisamente lo mismo. Hace poco se me ocurría una idea peregrina.

¿Por qué Intel no lo intenta de nuevo?

No sería la primera vez que se metiera en este campo: Intel ya lo intentó hace un porrón de años con Xenix, una versión de UNIX que no llegaría a ningún lado a pesar de tener cierta relevancia momentáneamente. La cosa cambiaría a finales de los 2000: aparecía Moblin, un sistema operativo del que escribí bastante en mi época en MuyLinux y que apuntaba maneras. Al final la cosa se diluyó, primero al unirse con el proyecto Maemo de Nokia y luego al transformarse en MeeGo. Intel abandonó aquel proyecto, que acabaría siendo el pilar del actual Sailfish OS, y este fabricante de semicoductores decidió unirse a Samsung en esa apuesta por Tizen.

El caso es que por unas cosas o por otras a Intel no le ha ido nada bien con esa apuesta. Moblin parecía acercarse a ese objetivo, pero el apoyo de la industria fue escaso -aunque tuvo su aquel- y todo quedó en agua de borrajas. ¿Qué ha cambiado desde entonces? Pues muchas cosas:

  • El mercado del PC está en franca retirada: a falta de lo que ocurra con Windows 10 y del impacto que este SO pueda tener en la venta de PCs y portátiles, es evidente que cada vez menos gente parece interesada en estos equipos a la vista de lo que pueden hacer sus smartphones y tablets.
  • Apple y la amenaza ARM: La empresa de Cupertino sigue de momento apostando por los micros de Intel en sus equipos de sobremesa y portátiles, pero algunos creemos que eso podría cambiar más pronto que tarde y que los ultraportátiles de Apple basados en sus propios micros ARM (¿los Apple A10 o A11, quizás?) llegarán al mercado. A eso se le une el hecho de que otros micros ARM demuestran que no parecen mala opción para equipos portátiles modestos. Y si no, fijaos en unos Exynos 7520 que convierten a los Samsung Galaxy S6 en verdaderas bestias del procesamiento en móviles.
  • Una opción en móviles: Intel no ha logrado hincarle el diente al segmento de los móviles. Sus Atom se han utilizado muy poco, y no han logrado competir en precio y prestaciones con diseños basados en arquitecturas ARM. Cierto que Android corre sobre x86 y eso alivia un poco el terreno si Intel logra "acertar", pero eso les convierte en un "mee too".
  • Control del ecosistema: como ocurre con Apple y como ocurrirá con Microsoft con Windows 10 y sus Lumia (al menos en gran parte), Intel podría controlar tanto buena parte del hardware como de software, optimizando ambas para lograr la mayor eficiencia y rendimientos posibles. Aquí Intel se me parece más a Apple, pero podría ir más allá. Tiene su CPU y GPU, pero también tiene memorias o chips WiFi, entre otras cosas.
  • IoT y desarrolladores: Parece que la Internet de las Cosas nos acabará envolviendo, y no está claro qué tipo de sistema operativo será la base de esa gigantesca telaraña de pequeños objetos conectados. Yo diría que habrá unos cuantos que se hablarán entre sí, pero si Intel resolviese esa necesidad con una plataforma propia -sus chips sí podrían tener protagonismo en ese campo- daría un paso de gigante para asegurarse el futuro. Si es que la IoT llega a ser lo que todos esperan de ella. Eso podría convencer a desarrolladores que empiezan a apostar por sus miniPCs (Galileo, Edison), pero aquí está claro que Intel debería hacer mucha labor de reconquista para hacer que los desarrolladores apostaran por esa teórica nueva plataforma.

Muchas y buenas razones que me temo no servirán de nada. Intel no parece tener demasiado interés por esa faceta, y simplemente quiere estar en el corazón de todo tipo de dispositivos. Veremos si esa antigua ambición que ahora se está viendo cada vez más incumplida -por los móviles- hace que reaccionen o no.