Impresoras 3D: La tecnología no es buena ni mala, es una herramienta

impresoras-3d

Tenía medio pensado escribir sobre el pequeño debate de las armas fabricadas con impresoras 3D hasta que hace un ratito me he leído el análisis de GigaOm, que como siempre suele ser acertado de principio a fin, y que me ha decidido a ponerme a aporrear el teclado. La primera frase del resumen deja clara mi opinión al respecto, que es la misma que he indicado en el título.

La tecnología, por sí misma, no es ni buena ni mala. Solo es una herramienta

Es lo que demuestra el citado artículo destacando dos casos extremos. En primer lugar, el inevitable caso de la primera arma fabricada con una impresora 3D, Liberator. En segundo, el del usuario que utilizó este mismo sistema para modelar una prótesis de una mano que le ayudaría a trabajar después de haber perdido cuatro dedos en un accidente.

Este último invento, llamado Robohand, es el que no sale (de momento) en las noticias. No tiene tanto tirón como el debate sobre las armas que siempre distrae la atención sobre la cuestión principal, que es precisamente cómo nos puede ayudar esta tecnología, que algunos califican como la gran revolución tras Internet.

Y desde luego, puede que lo sean, porque como han demostrado estos dos pequeños ejemplos, las impresoras 3D parecen tener posibilidades casi limitadas. Que sean buenas o malas acabará siendo tan solo una decisión de quien quiera aprovecharlas, pero a bote pronto a mi solo se me ocurren todo tipo de chorradas útiles (e inútiles) que imprimiría con una de estas, que probablemente sean el sueño de cualquier aspirante a sucesor de Edison.