Igual las Xbox Series X no son para tanto

Igual las Xbox Series X no son para tanto
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Ni las PS5, ya puestos. Dejo un poco en segundo plano el triste tema central de estos días y recupero el tono tecnológico, sobre todo porque Microsoft ha presentado la consola sin presentarla. Lo que ha hecho hoy, creo yo, merecía un evento propio, aunque fuera grabado. Merecía la típica cobertura en directo, porque ya sabemos básicamente todo lo que necesitamos saber de las Xbox Series X.

Lo contaba hace un rato en Xataka, y la idea aquí es hacer un repasito a lo más destacado de esas especificaciones y sobre todo dar mi visión general de este invento llamado Xbox Series X.

A priori la consola es una verdadera pasada en cuanto a potencia. Ocho núcleos, una GPU con 12 TFLOPS y, curiosamente, 16 GB de memoria GDDR6 que parecen estar compartidas con el sistema operativo. Que yo sepa no hay RAM "normal", algo realmente extraño dado que tradicionalmente en un PC tienes tus 8/16 GB de memoria (por ejemplo), y luego la gráfica tiene su memoria gráfica dedicada. Aquí no, y eso me choca, pero supongo que esa es precisamente una de las cosas que diferencian a esta consola de un PC convencional.

Luego está lo de la unidad SSD, que como yo preveía hace ya meses aprovecha el estándar PCIe 4.0 para alcanzar tasas de transferencia brutales. Para que os hagáis una idea, la comparación es contundente:

  • Xbox One X: disco duro interno SATA III de 1 TB, 5400 RPM, 120 MB/s
  • Xbox Series X: unidad SSD M.2 NVMe PCIe 4.0 de 1 TB, hasta 4,8 GB/s

Eso supone que el almacenamiento de las nuevas consolas es hasta 40 veces más rápido que el de las actuales. Es bastante flipante, y de hecho es bastante más llamativo visto así que el tema de los 12 TFLOPS, por ejemplo.

Esa es diría la característica estrella de la consola, que además Microsoft ha aderezado con esas unidades SSD extraíbles que tienen un puerto de conexión especial —me pregunto si acabarán copiándolo los fabricantes de PCs o portátiles— para poder tener más almacenamiento ultra-rápido si lo necesitas. Supongo que esas unidades de ampliación de 1 TB van a ser muy caras, y de hecho una unidad M.2 convencional de este tipo como la Sabrent en formato 2280 (mucho más largo) cuesta ahora mismo 199 euros.

Todo, como digo, suena muy bien sobre el papel. Megapotencia para una megaconsola que por cierto, a ver cuánto cuesta. Dudo mucho que baje de los 600 euros, porque si lo hace Microsoft estará perdiendo mucho dinero: el coste de un PC  de sobremesa con esa potencia diría que ronda los 1.000 euros, así que aun con el músculo y recursos de Microsoft todo apunta a que van a perder dinero con cada consola vendida.

El problema es que cuanto más leo y veo de la Xbox Series X, más desencantado estoy con lo que importa. ¿En qué voy a notar yo las ventajas de la consola? ¿En jugar a 4K 60 FPS? Puedo jugar a 4K 30 FPS en la Xbox One X, que últimamente está a precio de ganga (279 euros yo lo veo bastante ganga, chicos). ¿En poder disfrutar de raytracing?  Súper meh, al menos en mi opinión.

¿En que todo cargue mucho más rápido? Mmmm. Ahí la cosa tiene un pase. Y si no, atentos al vídeo.

Es el único argumento que me parece interesante de la Xbox Series X, pero no sé si me parece tan interesante como para justificar la compra. El problema en mi caso es que juego poco en la consola y ya estoy medio acostumbrado a esos tiempos de carga bastante insufribles. Me gustaría disfrutar de esa carga rápida —lo del Quick Resume me parece bastante chorrez, por cierto—, pero puedo vivir sin ello. Y me pregunto si el gran público puede vivir sin ello.

Para mí la única razón válida para comprar una consola es jugar a algo a lo que no puedo jugar (o no puedo jugar tan bien) en la consola anterior. Con las Xbox Series X no parece que eso vaya a ser un problema: los exclusivos no van a ser la apuesta de Microsoft, que va a luchar por conquistar a todos los jugadores (y no solo a los que se compren la consola) con cosas como Xbox Live, Xbox Game Pass y, sobre todo, Project xCloud. No hay tantos incentivos para apostar por juegos exclusivos como antes (Sony tiene bastantes más, su apuesta es precisamente esa en la PS5), y aquí habrá que ver cómo de distintos son los juegos premium que se puedan disfrutar a tope en las Xbox Series X pero no en las demás.

Yo no me imagino que la diferencia vaya a ser demasiado brutal a estas alturas. Jugar a 4K está muy bien —eso creo, yo juego a 1080p y no tengo queja— pero igual el argumento es menos potente de lo que Microsoft y Sony creen con una generación que es chula, no lo pongo en duda, pero no hace que yo al menos quiera dar el salto de buenas a primeras. Veo los vídeos del gameplay de Gears 5 en un prototipo de versión mejorada (minuto 4:05 de este vídeo) y pienso "pero si es igual que Gears 5 normal, ¿no?".

No lo es, pero el problema es que yo no noto la diferencia. No a no ser que tuviera a un tipo con una Xbox One X o anterior jugando al Gears 5 en una tele 1080p o 4K, pero a 30 FPS.

Y como no noto la diferencia, la cosa no me llama. Y eso me parece chungo para un producto tan currado y tan ambicioso como este.

Igual soy yo, que me estoy volviendo un poco neoludita con las consolas.

Maldición.