Quiero un HUD
Puede que el otro día os encontráseis con mi particular análisis del nuevo BMW X6, un cochazo que ya me parecía espectacular cuando salió en 2008 y del que como dije en Twitter, cuando sea mayor quiero uno. En aquel análisis me centraba únicamente en la tecnología -para hablar de sensaciones al volante ya están otros- y de los aspectos de esa tecnología que más me habían impresionado.
Los coches son cada vez más ordenadores con ruedas, con todos los peligros y ventajas que eso implica. Vox publicaba sobre lo primero en ‘The next frontier of hacking: your car‘, y Wired publicaba una reflexión sobre lo segeundo hace poco titulada ‘WTF! It Should Not Be Illegal to Hack Your Own Car’s Computer‘. Da miedo pensar en lo mucho que puede cambiar este segmento para bien y para mal -los coches autónomos merecen su propia reflexión-, pero yo me quedaré con un avance pequeñito pero que a mí me dejó particularmente alucinado: el Head-up Display, o HUD.


Había leído (y creo que incluso escrito) sobre ello, pero nunca lo había visto en acción en un coche. Y el resultado, al menos en el BMW X6, es alucinante. Información simple, sencilla y directa que permite que no desviemos en ningún momento la vista de la carretera y que probablemente evite muchos accidentes. Yo diría que deberían hacerlo hasta obligatorio precisamente por ese motivo, pero cuidado, no con implementaciones cutres. He visto una en el Peugeot 508 y me ha dolido en el alma porque esta es marca asociada a mi familia desde hace literalmente décadas.
Parece que no solo yo estoy flipadete con la tecnología en cuestión. En Forbes cuentan cómo el segmento de los HUDs será muy gordo en apenas cinco años, y en Bloomberg BusinessWeek también hablaban de cómo en la reciente feria de Detroit dedicada al mundo del motor los HUD han sido protagonistas claros. El avance e integración de este componente parece inevitable, y lo cierto es que nada más ponerme a los mandos del BMW X6 (quiero uno, quiero uno, quiero uno) me di cuenta de cómo esta es una de esas “pequeñas tonterías” que deberían estar en el coche cuanto antes. No solo eso: probablemente no entendamos cómo podíamos vivir sin este avance una vez nos acostumbremos a él.
Un último apunte: el HUD es para lo que es. Bits de información clara y concisa, destinada únicamente a hacer la conducción más segura. Nada de tuits o whatsapps proyectados sobre el parabrisas, aunque seguro que algún inconsciente consigue incluirlos entre las opciones. Y para los que os planteéis el cochecito, atentos: id pidiendo una segunda hipoteca, porque nos piden 75.000 euros por el modelo básico.
Maldito parné.