Huawei y los pepinos
Lo que está ocurriendo con Huawei es vergonzoso.
Que un país tenga la (des)vergüenza de vetar a una empresa por intereses comerciales es lamentable. Que lo haga de forma hipócrita alegando que esa empresa es un peligro para la seguridad nacional es horroroso. Y que sea un país como Estados Unidos, primera potencia mundial y referente para muchos en muchas cosas, el que lo haga, es patético.
Pero así estamos. Con una nación que nos ha espiado (hay pruebas) acusando a una empresa de que nos espía o nos espiará (no las hay). Es la moda ahora. Que viva la asunción de inocencia culpabilidad. Estoy hasta las narices de que la seguridad nacional sea una y otra vez esgrimida como argumento para invadir nuestra privacidad, pero es que ahora es también excusa suficiente para vetar empresas que supuestamente nunca han hecho nada malo. O nadie ha logrado demostrarlo, por mucho que las Bloomberg del mundo lo hayan intentado.
Y mientras asistimos a una potencial debacle de Huawei. En Xataka llevamos todo el día hablando de ello así que ando un poco cansado de sacar el tema, pero es que no podía no decir nada aquí. Debo reconocer que al principio le veía mal futuro al asunto, pero cuanto más lo pienso, más optimista me estoy volviendo. ¿Por qué?
Pues porque es muy difícil que esas sanciones se hagan efectivas. De hacerlo tardarán meses en ejecutarse, y el verdadero alcance probablemente no sea el que imaginamos con nuestras mentes calenturientas. Probablemente algunos hayáis empezado a montaros la misma película que yo. A saber:
- Google veta a Huawei. Intel, Qualcomm y Broadcom se apuntan.
- China toma represalias y anuncia que ni Intel, ni Qualcomm ni Broadcomm pueden operar en sus fronteras. Se detienen las fábricas, se expulsa a los trabajadores.
- China se tira el pisto y cierra las fábricas de Apple. Foxconn se alía con Huawei para potenciar la fabricación de sus terminales y TSMC la de sus procesadores Kirin.
- Estados Unidos veta todas las tecnologías y empresas Chinas: que nadie colabore con ellos o la lío, dice Trump.
- Apple se hunde: no puede sacar adelante su negocio. Y lo mismo con Intel, Qualcomm y Broadcom.
- Huawei se hunde: los servicios de Google son imposibles de replicar sin su infraestructura de servidores, pero los servidores no funcionan porque dependen de procesadores de Intel y tecnología de Qualcomm y Broadcom.
- Se paraliza el desarrollo tecnológico y el comercio internacional. La gente no puede usar WhatsApp o Facebook.
- Y claro, entonces empiezan los disturbios. De ahí a las manifestaciones, y de ahí a los conflictos armados y la guerra.
- Trump declara la guerra nuclear. China dice que si quieres arroz, tres tazas y todos empiezan a lanzar pepinos.
- Fin de la civilización.
Ahí lo tenéis. En dos patadas tenemos crisis mundial. O no, porque todo esto, por muy estupendo que pueda ser este guión de peli distópica.
Pero es que dudo que la cosa pueda llegar a tanto: aquí una vez más el motivo de la crisis es el dinero y el control. El control de esas preciadas comunicaciones 5G que Trump no quiere ceder a China y a su tecnología. Y la razón por la que Trump quiere tener el control de las redes 5G es evidente:
Quiere seguir espiándonos a todos, pero ya en plan a lo bestia. En plan Cinturón Rojo Quinto Dan. Que es lo que quieren todos, por supuesto, porque espiar es saber, y saber es controlar. Y controlar lo es todo.
Qué penita, de verdad. Y con todo y con eso, me da a mí que esto va a quedar en un bluf. A ver si es verdad. Y si no lo es, ha sido entretenido esto de Incognitosis, queridos lectores. Sed felices hasta que lleguen los pepinos.