Historias de un Centro de Cálculo

Guardo muy pocos recuerdos gratos de mi paso por la facultad -por cierto, a ver si gastan unos euritos en su web-, pero uno de ellos es el del Centro de Cálculo ("el CC") en el que pasé más horas de las que probablemente debía. Aquel era el único sitio en el que la carrera tenía un poco de sentido: había ordenadores. (Acabo de ver que el legendario JC sigue al frente, qué fuerte)

De las primeras visitas al CC recuerdo aquellos dos Macintosh Classic que encabezaban el bloque de puestos que había al entrar. Ya eran casi piezas de museo en aquel momento (comencé mi exitosa carrera en la facultad en el 91), así que la mayoría de la gente pasaba de ellos y se iba a los otros maquinones que había: PCs mediocres con MS-DOS y, en una gran parte de la sala, montones de terminales VAX/VMS. Habría como 40 o 50, no sé. Tampoco sé cómo aguantaron tanto, porque si los Macintosh Classic ya eran casi piezas de museo, imaginad esos terminales tontos que casi pertenecían a otra era.

Y aún así dieron mucho juego. Y lo dieron por internet.

Ese es otro de los recuerdos gratos que tengo de la facultad. Fuimos unos privilegiados por tener acceso a internet, pero mis recuerdos de aquel encuentro con la red de redes son borrosos. No conocí internet viendo la primera página web jamás creada. Eso era imposible, porque los que teníamos cuenta en ZIPI, (yo era a910353@zipi.fi.upm.es) no teníamos acceso a una máquina con interfaz gráfica y navegador. Eso era para otra gente, pero luego hablaré de ellos.

Yo conocí internet a través del protocolo FTP. Es mi primer recuerdo de ese contacto con todo lo que podía ofrecerte la red de redes. De repente te podías conectar a un sitio y bajarte un fichero para luego leerlo. La pera. Se rumoreaba que un alumno se había bajado un fichero 1 MB (creo recordar que era el típico "ls-lR" de la raíz con el listado recursivo de todo lo que tenía ese servidor). Se contaba además que se loco había gastado toda su cuota de impresora del mes imprimiéndolo. Tiempos locos. Gente viviendo al límite. Qué os voy a contar.

Era mi exitoso primer año de carrera y con FTP no se podía hacer mucho, claro, pero un buen día alguien nos habló de que en los terminales VAX/VMS se podían usar FINGER y TALK para chatear con gente de otros lados. Evidentemente nadie dijo "chatear". Supongo que diríamos "hablar" o algo así. El caso es que aquello molaba un montón, y allí nos veías a unos cuantos haciendo FINGER a gente de la Escuela Técnica para ver con quién podíamos hablar. Sé que había algún método para ver quién estaba conectado, pero a saber cómo era aquello. Da igual: pirulaba, y efectivamente hablabas con otra persona a través del ordenador. Sin verle la cara. Flipas.

Una cosa que recuerdo de forma aún más borrosa es Gopher, una aplicación que era como un navegador hiperbásico que permitía acceder a ciertos servidores (pocos pero organizados) en modo texto. Se parecía bastante a esta emulación-homenaje que montaron en el CERN con su navegador WorldWideWeb en modo texto, pero aún así era bastante peor. Aquello era un poco patata, y no creo que le sacáramos mucho partido ni que hiciéramos las locuras que hacíamos con FTP o con TALK cuando los usábamos en plan hackers.

El caso es que así transcurrieron aquellos primeros meses en los que ni siquiera recuerdo que hablásemos de internet abiertamente. No creo que entendiéramos qué era aquello ni qué dimensión tenía. No hasta que alguien bajó a uno de los equipos potentillos del CC y se conectó a su cuenta de departamento. Estudiantes de 3º o 4º que tenían ciertos privilegios al estar en esos departamentos como las cuentas chulas de ASTERIX, que es la que más recuerdo. Aquellas cuentas eran la pera.

Así es como por primera vez vi a uno de estos reyes del mambo iniciar sesión en ASTERIX con telnet, supongo, y luego lanzar la interfaz gráfica. Ante mis ojos, el milagro.

El maravilloso, prodigioso y milagroso CDE. Si os suena ese dock de abajo, es porque Mac OS X se lo copió a este entorno alucinante (en parte, NeXTSTEP ya usaba una barra similar). Todos copian a todos. Fuente: Wikipedia

Aquello era la pera para quienes como nosotros, grupo de nerds que pasaban demasiadas horas en el CC, acostumbrábamos a lidiar con la línea de comandos. Pero es que la cosa no se quedó ahí. Un buen día alguno de estos pollos fue más allá y nos mostró por primera vez lo que era un navegador.

Fue Mosaic, el navegador que el NCSA lanzó en 1993. Supongo que lo vi en mi exitoso segundo año de carrera, pero no recuerdo la fecha: solo recuerdo que de repente todo cobró sentido. Todos queríamos aquellas cuentas, pero claro, nunca las conseguimos. Afortunadamente dos o tres años después lo de navegar por internet desde la facultad con un navegador estaba más o menos disponible para todos. Me suena que era con cuentas en máquinas Unix en las que teníamos hasta nuestra sesión con interfaz gráfica. Sí. así era, me empiezan a llegar recuerdos maravillosos con aquel fvwm con el que como imaginaréis hacíamos locuras en plan hackers totales.

Recuerdo una de ellas: un compañero (¡si me lees saluda, David M! ) logró cambiar el gestor de ventanas por defecto, que creo que era fvwm, y utilizar amiwm, en plan guiño al ordenador que ambos manejábamos en aquella época, el Amiga. Loco a tope. Nerd.

Aquello, claro, empezaba a molar, pero dudo que ninguno de nosotros pudiera entender el alcance de aquello una vez más. Ni entonces ni algo después. La última historia es de 1999, cuando estaba en mi séptimo u octavo exitoso año de carrera (tardaría unos cuantos más en acabar). Dominábamos ya internet a tope y por aquel entonces Altavista era de lejos el mejor buscador que existía en internet. Y entonces recuerdo que David M. se acercó y me dijo algo tipo:

—  ¿Has visto cómo mola lo de Google?

— ¿Gúgl?

— No, hombre no. Google. Mira.

Creo recordar que la primera vez que vi Google era algo así.

El resto, como suele decirse es historia. Otra historia.