Her y un futuro que espero jamás llegue

Ayer por la noche vi Her en versión original. Normalmente es lo mejor, pero en esta peli decían que era obligatorio. No hay que perderse a Scarlett aunque solo salga su voz, claro. Que Scarlett es mucha Scarlett.
Por si queréis ahorraros el post entero: sí, me gustó. Y no, no me pareció la mejor película que he visto en la vida. Ni siquiera la mejor que he visto este año. Me pareció que estaba muy bien hecha, que los actores lo hacían realmente bien, y que el argumento estaba bien construido, sobre todo teniendo en cuenta que se trataba de una película mucho más futurista de lo que el entorno y la fotografía dan a entender.
Eso de mezclar presente y futuro supongo que hace más fácil el trago. Todo es idéntico a lo de ahora, salvo por los móviles y los ordenadores, que están un pelín adelantados a su tiempo. No demasiado, no obstante. Casi todo lo que se muestra está, como quien dice, a la vuelta de la esquina. Las interfaces gestuales o el reconocimiento y las órdenes de voz son una realidad --aunque en la película su uso está muy extendido--, mientras que cosas como esos juegos de realidad virtual con gestos y una proyección que parecía holográfica --chula, desde luego-- es curiosa, aunque me temo que los tiros no irán por ahí (sobre todo después de ver Oculus Rift en acción).
Sea como fuere, como decía, todo en la peli es digerible y hace más fácil que nos centremos en la historia. Salvo claro está, Samantha. Ese personaje al que precisamente da vida la Johansson con su voz y que es un "ente" dotado de una inteligencia artificial que, esta vez sí, parece estar realmente lejana por lo avanzado. Ese es el ingrediente crucial de una película que --supongo-- valora nuestra relación actual con la tecnología.
Así de primeras, la verdad, la idea del amor hombre-IA me parecía una gilipollez. No empezaba bien la historia cuando lo primero que le pregunta ese maravilloso sistema operativo, OS1, al prota --un creíble Joaquin Phoenix-- es eso de "Are you social or antisocial?" Ele, vacilando de primeras. Pero dejemos pasar la pregunta con la que yo hubiera devuelto el sistema operativo. Lo cierto es que a partir de ahí el comportamiento de esa entidad es relativamente coherente. Toma datos de una forma voraz, y aprende. Luego, al final, te enteras de que no solo aprende del prota. En realidad está cogiendo todo de todos, y aprendiendo más y más. Y flirteando con todos aquellos que considera que son interesantes (parece que Samantha, a pesar de ser una, es un poco mormoncilla, pero a la inversa).
La cosa, como digo, se vuelve hasta creíble. Si hubiera una Inteligencia Artificial de ese calibre, probablemente podría acabar aprendiendo a sentir, y a reaccionar en consecuencia. Salvo por el hecho de que Samantha no tiene cuerpo --la escena con la rubia que la suplanta físicamente fue demasiado para mi-- todo en ella acaba siendo idéntico a lo que probablemente haría cualquier persona normal. Y supongo que para cierto tipo de gente, no tener que enfrentarse a algo real puede ser todo un alivio. Y una pena, claro.
Puede que ese sea el mensaje de la peli. Yo me he quedado con esa copla. La de que espero que la IA nunca llegue a ese punto en el que una persona no sepa --o más bien, no quiera-- diferenciar algo real de algo artificial. Y si llega, espero que sea mucho más tarde. Mira que me mola la tecnología, pero todo tiene sus límites. De hecho, lo de una IA tan de buen rollito y que tenga esa vocecilla en modo flirteo en todo momento me pone más bien nervioso. Ya puestos, prefiero el rollo apocalíptico. Skynet, Terminator, y todo lo demás. En plan todo con muy mala leche. Que supongo que acabaría siendo hacia donde tirara Samantha si pudiera.
Desde luego, ese análisis del papel de la tecnología en nuestra vida actual es fantástico. Cómo el prota acaba aislándose del mundanal ruido (o casi, Amy Adams, que no me cae muy bien pero lo hace chulis, le rescata de cuando en cuando) y viviendo una vida en lo que lo artificial, la tecnología, tiene mucho más impacto que el resto de la gente. Muy chungo. Y eso es algo que no solo analizan en Her. Precisamente hoy una compañera (¡gracias María!) nos descubría un vídeo en YouTube que invita a reflexionar sobre esto mismo. Lo de estar pegados todo el rato al móvil como que no mola, chavales. Y si no, mirad cómo acaba el pobre Joaquin.