Haswell, Iris y el complicado futuro de las GPUs dedicadas

Estoy esperando el lanzamiento de Haswell como agua de mayo, porque mi equipo de sobremesa, un armatoste que monté hace más de 3 años y que ha aguantado carros y carretas, necesita adaptarse a los tiempos. Esta última versión de mi equipo de sobremesa ha sido en realidad un refrito de otras ediciones pasadas en las que buscaba tanto rendimiento como la reducción al mínimo del ruido generado.
Así comenzaron mis pinitos en el mundo del overclocking (y underclocking), y la adquisición de sistemas de refrigeración algo más exigentes. El tiempo ha ido pasando y como era de esperar también las prioridades. Apenas juego ya en el PC, y lo de la edición de vídeo es algo para lo que ya casi no tengo tiempo, así que el rendimiento deja de ser tan importante y ahora sobre todo valoro contar con un equipo silencioso y que consuma lo que debe consumir.
Y ahí es donde entrará Haswell, una nueva generación de procesadores que por lo que dicen en Intel -AnandTech tiene un buen resumen- será un punto de inflexión en el mundo de las gráficas integradas. Las nuevas GPUs integradas se dividen en dos familias, las Intel HD (niveles gráficos GT1, GT2 y GT3 con un TDP de 15W) y, atención, redoble de tambores, las Iris (GT3 a 28W y GT3e) que llegan a doblar el rendimieno en 3DMark (en portátiles, porque en sobremesas lo triplican) a las anteriores soluciones integradas de la familia HD 4000 de Ivy Bridge, que ya de por sí eran decentillas.
Eso deja clara una cosa: mucha gente dejará de necesitar una gráfica dedicada. NVIDIA y AMD lo tendrán complicado para atraer al público a no ser que se trate de gamers exigentes, porque incluso para el gamer ocasional, Iris resultará probablemente más que suficiente. Contar con un procesador de la familia Haswell contribuirá de forma crítica de nuevo (y más que nunca, parece) a obtener más rendimiento que nunca con mejor eficiencia energética, y eso también hará que los equipos de sobremesa tradicionales, con esas grandes cajas ATX, cada vez tengan menos sentido, al menos para mi.
¿Cómo veo el futuro? Pues plagadito de Ultrabooks y convertibles con este tipo de micros, que desplazarán gradualmente e los grandes PCs de sobremesa de hace unos años. Y los PCs de sobremesa probablemente se reduzcan a una expresión mucho más adecuada a los tiempos, con cajas de pequeño formato para toda esa gente que no necesita una gráfica dedicada como yo. Aquí conceptos como el Intel NUC podrían comenzar a tener verdadero sentido si llegan a un mejor equilibrio entre precio y prestaciones. De momento lo que tengo claro es que a mi caja ATX y a mi gráfica dedicada le quedan un par de telediarios. Y añadiría que a las vuestras -si como yo vais sobrados con Haswell- probablemente pocos más.