Hasta nunca, MacBook

He aquí un equipo al que nunca le tuve ningún aprecio. Era la demostración clara de cómo todo en Apple se supeditaba al diseño. Lo único que importaba era hacer una máquina cuca, ultradelgada y ultraligera. Daba igual su potencia o prestaciones, porque si querías más siempre podías ir al MacBook Pro.

Pero claro, había quien no quería ni tanto ni tan poco, y para ellos estaba el MacBook Air, abandonado hasta hace pocos meses. Un producto olvidado y al que Apple debía haber prestado mucha más atención.

Para el MacBook, mientras tanto, todo eran mimos. No tenía nada de especial salvo por ese diseño, y atención, ese teclado de mariposa que debutaba en estos equipos y luego daría el salto al resto para acabar convirtiéndose en uno pequeño desastre. Y como era el minimalismo hecho producto, no hacían falta puertos de conexión. Gracias a que le dejaron el puerto de auriculares y un puerto USB-C. Bienvenidos a la #donglelife.

Por debajo, un producto con unas especificaciones rácanas y especialmente modestas para lo que costaba. Procesadores Intel Core M que luego mejoraron sensiblemente junto a las unidades SSD, que en su primera iteración eran de palo. Los equipos ultramegadelgados se convirtieron en tendencia gracias a ese producto, y no hubo mucho que otros fabricantes pudieran hacer con el formato entonces.

Luego han salido cosas más curiosas. El LG Gram me parece interesante, y ayer hablaba en los Incognichollos de los Chuwi Aerobook: por menos de 400 euros te puedes hacer con un equipo con esa orientación. Me gusta mucho más el Huawei Matebook 13 que ha desaparecido bastante del mapa. Estaba a poco más de 700 euros y ahora  lo podéis encontrar a 879 euros en Amazon. A mí me parece apuesta segura, algo cara pero al menos tiene un procesador en condiciones y 2 puertos USB-C en lugar de 1 solo.

Pero me estoy desviando. Me parece normal que Apple acabe abandonando el MacBook: el formato no tenía demasiado sentido tras haber rescatado -de forma rácana, cómo no- al MacBook Air, que además baja ligeramente de precio para ponerse un poco más a tiro de los compradores. Movimiento acertado de Apple, creo yo, que simplifica catálogo y lo hace un poco más atractivo a la espera de ese hipotético MacBook Pro de 16 pulgadas que podría llegar antes de que acabe el año.

Tanto si lo hace como si no, lo que está claro es que no seré yo el que eche de menos a un MacBook que era en mi opinión pobre en todo salvo claro, en precio y diseño. A ver si esta es la primera de muchas decisiones que van dirigidas a hacer cosas más coherentes y prácticas ahora que se ha ido el amigo Jony. Quién sabe.