Hasta luego, Disney+

Ayer por la tarde recibí un mensaje en mi buzón de correo electrónico. El mensaje tenía como remitente a Disney+ y se titulaba "Novedades importantes en tu plan de suscripción". Durante un suspiro pensé que quizás iban a premiarme por ser cliente desde hace cinco años, pero no.

Lo que iban a hacer era subirme el precio de la suscripción.

Que ya no era el que tenía del año pasado, sino otro un poco mayor. En concreto, 20 euros más al año. De 119,90 pasaba a 139,90 euros.

Cómo ha cambiado el cuento. O más bien, el precio, porque todo lo demás no ha cambiado mucho. Hay más contenido, por supuesto, pero en general, como en todo el resto de plataformas, esta subida de precios es en mi opinión desproporcionada e injusta. Veamos.

Consultando mi correo y buscando correos del pasado, he visto cómo me apunté por primera vez a Disney un 28 de septiembre de 2020, hace casi cinco años. El precio de entonces era de 69,99 euros al año.

Que era fantástico por dos razones. La primera, obviamente, porque era un ofertón que te permitía disponer por primera vez de todo ese catálogo (Disney, Mavel, Pixar) de forma cómoda y estupenda, desde donde quisieras y como quisieras. La segunda, igual de estupenda o más, que podías compartir la cuenta con otras tres personas. Así que en realidad mucha gente —y me incluyo— no pagaba 70 euros al año, sino 70 entre cuatro. O sea, 17,5 euros. Una gangaza.

Luego, por supuesto, empezó la mierdificación del servicio. La cosa estuvo tranquila durante bastante tiempo, pero en noviembre de 2023 crearon tres planes distintos y comenzó para mí la era de Disney+ Premium. Lo que antes teníamos por 69,99 euros costaba ahora casi el doble, 119,90 euros al año, pero al menos podíamos seguir compartiendo cuentas. Renové (renovamos) y poco después llegó el jarro de agua fría: Disney+ comenzaría a perseguir las cuentas compartidas. Que es en efecto lo que pasó. Al cabo de unos meses quienes compartíamos cuenta empezamos a recibir los avisos de "¿Estás fuera de casa? Alguien se ha conectado desde X". Y claro, aquello empezó a convertirse en una lata.

A pesar de ello, el servicio parecía funcionar y mis hijos lo disfrutaban, así que quisimos aguantar un año más porque la persecución aún no era total y podíamos seguir usándolo más o menos quienes seguíamos compartiendo (que al final éramos dos). Pero el correo de esta mañana con la nueva subida —ya anunciada desde hace tiempo— ya me dejó claro que esto se acabó.

Esta mañana he cancelado mi suscripción y he sentido cómo me quitaba un gran peso de encima. He disfrutado de Disney+ durante bastante tiempo, pero hoy por hoy la plataforma no solo se ha vuelto cara: es que también se ha vuelto poco competitiva y no se ajusta a mis preferencias. ¿Razones? Un montón. Veamos:

  1. El universo Marvel se ha ido al garete. Cada película es peor que la anterior, o casi.
  2. Mismo mensaje para Pixar.
  3. Sin comentarios para el universo Star Wars que entre otras cosas a mis enanos les emociona tanto como a mí. O sea, poco.
  4. Empecé pagando 17,5 euros con las cuentas compartidas. Ahora tendría que pagar 70 euros, cuatro veces más.
  5. Considero que cuando pago por una suscripción no pago cada mes por poder ver el catálogo de siempre, sino por ver algo nuevo que me guste. En Disney+ ha habido poco que justifique ese argumento. Otras plataformas al menos daban más cantidad aunque en muchos casos poca calidad (Netflix) o poca cantidad (pero más que Disney) aunque más calidad (HBO, Apple TV+). No pago por ninguna de ellas ya, ¿qué sentido tenía pagar por Disney+?

Es una lástima porque ciertamente la plataforma, como todas las demás, tiene un catálogo que echaré de menos de vez en cuando y que desde luego funcionaba bien. Pero considero que cinco años pagando —aunque aprovechando las ofertas, como cualquier hijo de vecino— son ya suficientes. Creo que aquí (como en el resto de los casos con el streaming) la plataforma ha salido ganando mucho, pero mucho más que yo. En casa mantendremos Prime Video, pero sobre todo porque somos usuarios frecuentes de Prime y sigue siendo un servicio que está tirado (de momento), pero más allá de eso, uf.

Es algo de lo que ya hablé largo y tendido en mi libro, 'Suscriptocracia': las plataformas de streaming aprovechan el modelo de suscripción siguiendo el maravilloso ejemplo de los gimnasios. Tú te apuntas, pagas cada mes, pero no vas.

Pues con Disney+ —o Netflix, o HBO, o Apple TV+— me pasaba igual: me apunté, pagaba, pero casi no las aprovechaba. Sí, veía cosas en una, pero durante días o semanas no veía nada en las otras. Y así se me iba escapando el dinero entre las manos. Porque estaba genial tener todas esas opciones. Daba gustirrinín. Pero era un gustirrinín bastante estúpido. Como si a mí el dinero me lo regalaran, caray.

Pero este mensaje no va solo para Disney+. Va para todas. Apple TV+, por ejemplo, subió sus precios el otro día y lo comenté en Twitter (X). En estos seis años el precio del servicio ha pasado a ser de 4,99 dólares al mes a 12,99 dólares. Un 160,32% más.

Yo, portento de los portentos, escritor de éxito e influencer de masas,  creedme, no tengo un sueldo que es un 160,32% más del que tenía en 2019.

Pero ni de lejos.

Así que señores, yo me bajo aquí. Los Disney, Netflix y Apple del mundo ya me han visto, Al menos, de momento. Puede que acabe apuntándome meses sueltos para darme algún atracón, y también puede que haga lo que mis amigos, que piratean como si no hubiera mañana porque total, esto es un cachondeo.

Y claro, para cachondo, yo.

Hasta luego, Disney+.