La guerra de los adblockers comenzado ha

Estuve a punto de escribir este post ayer por la noche. Extasiado tras la hazaña de España (c’est dommage, la France) comencé a leer las novedades que habían aparecido en Twitter, pero en mi cuenta de The Unshut. Gracias a eso descubrí que en The Verge habían sembrado el caos entre lectores, editores e industria por un post de Nilay Patel titulado “Welcome to hell: Apple vs. Google vs. Facebook and the slow death of the web“.

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Me leí el artículo, intercambié impresiones con un par de gurús (1, 2, no respondieron, pero no me extraña) y después estuve investigando un poco más sobre un tema con el que como sabéis me he puesto muy pesado. Pero es que me va mucho en ello.

Al final acabé haciendo algo que no suelo hacer: leer comentarios. Para cuando llegué, el artículo de The Verge ya tenía más de 500. Después de hora y media (y era tarde) no podía más, pero fui apuntando ideas que aportaban los usuarios sobre un debate que afecta al futuro de los medios.

Así está el pastel

Patel hacía una defensa de la publicidad en los medios, y echaba pestes de las estrategias de Google -que por ahora controla el negocio- pero también de Apple y de Facebook, las dos empresas que con sus iniciativas pretenden darle la vuelta a la tortilla para convertirse ellas en centro de la experiencia informativa de millones de usuarios en todo el mundo, sobre todo gracias a su gran relevancia en móviles. El problema viene por tres lados:

  1. Google: vive de la publi, así que los adblockers son un ataque total a su estrategia y a su futura existencia. Lo curioso es que de momento ellos no hayan movido ficha. De hecho nunca se han opuesto a los plugins de adblockers que existen en Chrome, pero no sé si los últimos acontecimientos variarán esa filosofía.
  2. Apple: autoerigida  como defensora de nuestra privacidad y nuestros derechos, han integrado el bloqueo de contenidos en su navegador. Eso permitirá que no veamos publi en ciertos sitios web, además de tratar de expulsarnos de la navegación web para ofrecernos una aplicación para informarnos. Apple News es su apuesta en el mercado, pero es una apuesta que a) Tiene plataforma publicitaria propia (el 30% para Apple) y b) Es una publicidad que no podrás bloquear.
  3. Facebook: cada vez más relevante como fuente de tráfico, se ha dado cuenta de que mejor que sacar a los usuarios fuera, habría que retenerlos. Sus Instant Articles son, como en el caso de News, un flujo de noticias (que las publicaciones pagan para poder poner allí) en el que aparece publicidad. Publicidad que de nuevo no podrás bloquear.

Estas amenazas plantean dificultades para el futuro de los contenidos en internet, en el que solo las grandes empresas podrán ofrecer una experiencia válida que además les sea rentable. Para otros las barreras serán insostenibles: no podrán costearse el aparecer en Apple News o Facebook, y los adblockers harán que sus ingresos acaben siendo prácticamente nulos. Y claro, Patel se preguntaba qué pasaría entonces:

But taking money and attention away from the web means that the pace of web innovation will slow to a crawl. Innovation tends to follow the money, after all! And asking most small- to medium-sized sites to weather that change without dramatic consequences is utterly foolish. […] What happens to a small company when you take away 75 to 85 percent of its revenue opportunities in the name of user experience? Who’s going to make all that content we love so much, and what will it look like if it only makes money on proprietary platforms?

Pros y contras de los adblockers

Para mi la respuesta está clara, pero otra cosa es que su implementación lo esté. En los comentarios se apreciaban las mismas dudas que muchos habéis expresado en alguna ocasión, y que dejaban claro los argumentos que apoyan el uso de los adblockers y las que desaconsejan su utilización. A saber:

  1. A favor de usar los adblockers
    1. Fuera publicidad: así empezó todo. Solo querían bloquear los banners que hacían incómoda la experiencia de usuario. Y que siguen haciéndola abusando de técnicas intrusivas/invasivas para tratar de llamar la atención.
    2. Fuera Retargeting: ya sabéis, lo de que busquéis un producto en Amazon y de repente anuncios sobre ese producto os aparezcan allí donde vayáis. Esto da miedito.
    3. Fuera tracking: para mí, la razón más relevante. Ya basta de que los proveedores de contenido sepan de dónde y cuándo vengo, a dónde y cuándo voy, y qué llevo en mi mochila de viaje. Atentado contra mi privacidad.
    4. Menos datos a descargar: las páginas web sin todos estos complementos publicitarios y de tracking evitan la descarga de megas y más megas de información. Una noticia fantástica para planes de datos móviles, que son los que importan hoy en día para muchísima gente que solo utiliza estos dispositivos para conectarse a internet.
    5. Más velocidad de navegación: lógico: si hay que descargar menos datos y componentes, todo se agiliza. Mejor experiencia para el usuario.
  2. En contra de usar los adblockers
    1. Rentabilidad: Los proveedores de contenidos tienen que comer, hay que tener cierta ética y entender que la publi sostiene esos negocios. Bloquear los anuncios es como piratear esos contenidos, decían algunos defensores de la publicidad en los medios.
    2. Términos de uso: algunos defienden que cuando visitas un sitio web, asumes sus términos de uso, así que aceptas que haya publicidad. Correcto, pero no contaba con esas 47 conexiones a sitios de terceras partes de las que nadie me informa y que no sé para que son.

Soluciones al problema

Y ante ese debate, las soluciones que se plantean o que planteo, ya puestos:

  1. Sitios gratis con publi (aceptable): no lo que hay ahora: nada de tracking/retargeting. Publicidad ligera y que no moleste a la experiencia de usuario. Si las empresas necesitan eso, yo diría que incluso deberían pagar al usuario porque les lea (toma)
  2. Modelo de suscripción/paywall: solo para los muy, muy grandes (NYT) o los muy, muy pequeños con cosas como Patreon.
  3. Micropagos/Donaciones: alternativa para sitios de tamaño medio pero que tiran de pocos redactores si tienen un volumen de tráfico importante (¿>1M únicos/mes?)
  4. Tarifa plana: la alternativa más interesante para mi. Que todos los medios dispongan de una versión sin publicidad ni tracking en la cual reciban ingresos proporcionales a métricas como visitas,  tiempo en la página, u otras cosas (o una combinación de todas ellas). Los usuarios pagaríamos una tarifa mensual, pongamos 5 €/mes, y podríamos visitar todos esos sitios en plan marajás: con las versiones libres de publi y scripts raros. Aquí, claro, se plantea la cuestión de quién gestiona todo esto. Ha habido proyectos como los que ya cité: Google Contributor y Mozilla Subscribe2Web parecen perfectos para este ámbito, y creo que un consorcio de grandes de Internet (Mozilla para mi sería referente) podrían gestionar esa especie de megatarifa plana de contenidos. Dos claros extremos: los proveedores de contenidos, que se sumarían a la plataforma como quien se suma a un DFP para la publi, y los lectores, que se registrarían en ella como usuarios (con mail, contraseña y tarjeta de crédito/PayPal/loquesea) para tener acceso directo. Qué fantástico. Y qué difícil.

¿Los navegadores, próximos bloqueadores?

Lo cierto es que, como decía, nos encontramos ante un problema de difícil solución en el que además habrá otros protagonistas: los navegadores.

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La encuesta que están realizando en The Verge lo deja aparentemente bastante claro: la gente está dispuesta a pagar por un adblocker. Me pregunto cuántos de estos pagarán de verdad.

El bloqueo de contenidos ha corrido a cargo de extensiones para navegadores y, en el móvil, a cargo de algunas aplicaciones específicas. Marco Arment presentaba ayer su propio adblocker. Pistoletazo de salida definitivo para el mercado de las aplicaciones de este tipo, que ahora comenzarán a aparecer por todos lados.

Paréntesis: Arment usa un dominio tradicionalmente reservado a organizaciones sin ánimo de lucro y a proyectos Open Source, pero él tiene ánimo de lucro y su código es propietario. Y ahora va y usa el rimbombante nombre “Peace” para darle a su aplicación una toque buenrollista, supongo. Y se aprovecha de la BDD de Ghostery, aunque supongo que aquí habrá acuerdo comercial de por medio. Me parecen técnicas bastante avispillas. Hasta sucias, diría yo. Y ojo, Arment me parece un crack, pero esto no me cuadra.
Actualización al Paréntesis: Arment ha retirado su aplicación 36 horas después. Dice no sentirse a gusto. Hubiera molado que ya puestos la hubiera publicado con licencia Open Source para que otros exploraran sus opciones.

Pero yo creo que aquí hay una verdadera oportunidad para los navegadores de terceras partes. Chrome parece que seguirá dejando que instalemos plugins de terceras partes que bloquean todas estas cosas. Safari ya integra esta opción en su versión móvil, así que a Google le pueden hacer la puñeta bastante tanto Mozilla como Microsoft.

Lo de Mozilla no lo tengo tan claro: integrar un adblocker propio en el navegador parece fácil, pero no tanto compatibilizar eso con el hecho de que Mozilla basa buena parte de sus ingresos en los resultados de búsquedas con Google. Hacerle la pascua a tu socio comercial no parece ser demasiado recomendable.

En el caso de Microsoft desde luego la cosa es distinta, y aunque Internet Explorer y Microsoft Edge no tienen demasiada cuota, sería un interesante impulso para usuarios que se encontrarían con un navegador que ya les hace esa función de bloquear contenidos sin que ellos tengan que instalar nada. Y lo mismo para la versión de Edge que tendrán los móviles con Windows 10. Mola.

Muchas ideas, mucho debate, y muchas posibilidades de futuro. Veremos qué ocurre.

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