Google Daydream: adiós a la RV para todos los públicos
Cuando Google lanzó el proyecto Cardboard en 2014 nos sorprendió con una forma simple y accesible de disfrutar de experiencias de Realidad Virtual. Aquel producto permitía a todos los públicos experimentar y poder formarse esa primera impresión de lo que podía ofrecer este tipo de contenido. No había que invertir un dineral —como sí ocurría con aquellas primeras Oculus Rift— para poder quedarnos asombrados con esos mundos virtuales: por 10 dólares de repente uno podía acceder a lo que todos calificaban como una de las grandes tendencias de futuro.
Google Cardboard democratizó la Realidad Virtual.
Todo ha cambiado con Google Daydream, la versión mejorada de ese primer dispositivo que es radicalmente distinta a la idea original. Para empezar Cardboard era un proyecto abierto a todo el mundo y a todo tipo de dispositivos. Daydream es un producto cerrado que además solo funciona con dos smartphones: el Google Pixel y el Pixel XL.


El precio aumenta también junto a esa mejora de materiales y prestaciones, pero es que además no queda claro cuáles son los requisitos que tendrán que cumplir otros fabricantes para poder hacer que sus dispositivos sean soportados por Daydream. No hay compatibilidad hacia atrás, así que lo que hasta ahora era una solución abierta a todo el mundo se ha convertido en algo exclusivo de unos pocos.
Puede que Daydream sea un producto mejor, con mejor calidad y quizás con mejor contenido —de killer app de momento nada— pero lo que no es desde luego es un producto que democratice la realidad virtual. De hecho, va justo en contra de esa idea.
Y eso, señores, es una tragedia.