Google Chrome, vertiginoso e imparable

Cada vez uso más Google Chrome. Tanto en Windows como en Linux se ha convertido en mi navegador de referencia, y aunque hace poco hablé del importante tema de la seguridad en navegadores -donde IE8 parece sacarle clara ventaja a todos los demás- me pueden las prestaciones que tiene este navegador que es, sencillamente, vertiginoso.
De hecho, los desarrolladores de su motor JavaScript sorprendieron a todo el mundo con una nueva versión de V8 que ha sido integrada en la última beta del navegador, o sea, Google Chrome 5.0375.29, que se ha convertido en imprescindible para cualquiera que valore este apartado. El motor JavaScript de Opera 10.53 (llamado Carakan) es también muy destacable y ha mejorado también notablemente en sus última edición (en cambio, Safari 4.0.5 se ha quedado muy atrás), pero el de Google sigue a la cabeza, y no parece que vaya a flaquear.

Cuota de mercado de navegadores (junio 09 - abril 10). Fuente: NetApplications.
Ese es uno de los factores que probablemente esté haciendo que la cuota de mercado de Chrome no parece de crecer de una forma peligrosa no sólo para Internet Explorer, sino también, atención, para Firefox, el navegador Open Source por excelencia que ha visto cómo la propuesta de Google se la ha subido a la chepa. Chrome es en cierta forma todo lo que Firefox fue en su momento. Rápido, ligero, y ahora, con las extensiones, totalmente personalizable y modular.

Atentos al rendimiento de Chrome en el test JavaScript Peacekeeper de Futuremark.
Pero Firefox se ha vuelto algo pesado, sus actualizaciones tardan demasiado en llegar -Chrome es hasta pesado en ese aspecto, sobre todo en el canal Dev para desarrolladores- y puede que haya otro factor que al menos en mi caso ha sido también importante: me he aburrido de Firefox. Google Chrome tiene una concepción nueva, un diseño muy ligerito (algo que es muy importante para mí) y está basado en el proyecto Chromium, totalmente Open Source -aunque Chrome no lo sea-, lo que también suma puntos.
Así pues, sigo encantado con Chrome, y algo menos con Firefox y Mozilla, a la que no veo con repris suficiente para reaccionar. Afortunadamente, tanto uno como el otro son propuestas total o al menos parcialmente Open Source, y eso es fantástico, sobre todo porque millones de usuarios en todo el mundo al menos tienen esa referencia respecto a un mercado que desconocen pero que poco a poco les va entrando por los ojos.