¿Os acordáis de cuando la tele era gratis?

¿Os acordáis de cuando la tele era gratis?
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Mi generación daba por sentado que la tele era una caja bastante tonta. Uno se sentaba y tenía una capacidad de elección limitada que se reducía a una sola cosa: los canales disponibles.

Parece mentira que sobreviviéramos con dos canales, pero lo hicimos. Y entonces llegaron algunos canales más, y por fin, los canales de pago. En ellos esa capacidad de elección no es que fuera mucho mayor: simplemente era (al menos, en teoría), mejor. Entre otras cosas porque uno se libraba (insisto, al menos, en teoría) de la publicidad.

Y así llegaron la TDT y la televisión por satélite, que hicieron que el abanico fuese mucho mayor. Esa capacidad de elección era más amplia en cantidad, pero yo diría que peor en calidad. Había más ruido y más telebasura. El zapping y el tumbing se adueñaron de nuestras vidas, pero lo hicieron sin que pudiéramos ser libres del todo.

Veíamos lo que nos ponían.

Y entonces llegó internet y lo cambió todo. Se tardó algún tiempo, pero de repente nuestra capacidad de elección era casi ilimitada, pero es que además lo era en una nueva dimensión. No teníamos por qué ver lo que nos ponían.

Veíamos lo que queríamos cuando queríamos.

Probablemente muchos no entendáis lo que eso significa para mi generación. Yo tampoco lo veía claro hasta que mis hijos me lo hicieron ver. No entendían por qué en Clan no echaban ‘Peppa Pig‘ cuando la encendíamos. Ellos querían ver eso. ¿Cómo era posible que alguien quisiese hacerles ver otra cosa?

Y en esas estamos. En ver lo que queremos cuando queremos. La industria ha tardado en reaccionar, pero al fin ha visto que el modelo ha cambiado y que ellos pueden aprovecharse al fin. Ganar dinero a través de la publicidad está muy bien, pero es mucho mejor ganarlo a través de los usuarios, sobre todo ahora que la inversión publicitaria también está comenzando a transformarse y que el modelo de consumo de contenidos lo ha hecho para siempre. Si hay un mercado en el que la gente está dispuesta a pagar por entretenimiento de calidad sin anuncios, ese es el de la televisión.

Y en esa pelea es en la que están empresas como Netflix, de la que hace unos días leía en Medium un artículo fantástico titulado ‘Netflix is on f*ing fire‘ en el que daban un dato curioso: tres de las cinco series mejor valoradas en Rotten Tomatoes estaban producidas por esta empresa. Las otras dos, por cierto, eran de Amazon, pero en realidad el pastel está cada vez más repartido porque somos, literalmente carne de serie. Uno ya no habla de fútbol con los amigos -al menos yo no lo hago desde hace años-: habla de series. Qué has visto y si te ha gustado. Y como uno puede ver lo que quiera y cuando quiera, es casi imposible resistir.

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Y ahí es donde entra el acierto de Netflix, que ha logrado que sus propias producciones demuestren que el mundo probablemente sea de las cadenas que siguen ese modelo del yo me lo guiso, yo me lo como. Nos enterábamos hoy de la futura llegada de HBO a nuestro país, pero en realidad esta es solo la enésima oferta en contenidos televisivos de pago, porque ahora la lucha está no en que veas lo que quieras cuando quieras (y donde quieras), sino que puedas verlo. No vas a poder ver Juego de Tronos en Netflix, y no vas a poder ver Jessica Jones en HBO, así que si quieres ver las dos, tendrás que acoquinar apoquinar. No necesariamente a Netflix o a HBO, me da igual el caso. Lo que está claro es que pagarás la suscripción a alguien.

Eso nos pone en un dilema: hemos pasado de una enorme oferta gratuita de canales sobre los que no teníamos ningún control y que nos inundaban de publicidad a otra en la que tenemos un gran control pero que son de pago. Y tendremos que acostumbrarnos a algo que ya viven en EE.UU. desde hace tiempo y que estaba tardando en llegar aquí: en pagar por suscripciones televisivas como quien pagaba por suscripciones de revistas. Matías Zavia lo resumía bien en 140 caracteres:

Una cosa es que empecemos todos a pagar por la tele y otra que vayamos a pagar por Movistar + Netflix + HBO + Amazon + YouTube Red

El tuit generaba una lógica discusión porque la realidad es que como decía Matías, aquí ni la economía no es tan boyante como en Estados Unidos, ni la gente está dispuesta fácilmente a pagar por contenidos -que me lo digan a mí-. Puede que al otro lado del charco estén dispuestos a gastar 100 dólares al mes entre Netflix, HBO, Amazon Prime / Instant Video, o Hulu, pero no estoy nada seguro de que eso funcione aquí, donde somos más del rollo “ofertas convergentes”. Como mucho quiero alguien que me ofrezca un pack completo y despreocuparme. Y si me falta algo, ya me buscaré yo

el torrent

la vida.

Ese es desde luego un problema para todas las que querrán hacerse con ese nuevo mercado: Movistar (con Digital+), Netflix, HBO y las que vengan van a tener que pelear mucho y muy duro por ganar clientes -rollo operadoras, supongo- pero ¿qué será de la televisión gratis de toda la vida? ¿La encenderemos para ver el telediario de turno y ya está? La televisión pública lo tiene complicado, algo que precisamente comentaban hoy en The Verge. Las audiencias han cambiado, y lo harán aún más en el futuro.

Os dejo, que tengo que ponerle ‘Peppa Pig‘ a mis enanos. En Netflix, claro está: allí lo echan cuando ellos quieren. Os dais cuenta, ¿no? Están acostumbrándose a tener lo que quieren cuando quieren.

Qué miedito. Eso da para alguna reflexión futura.


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