Firefox OS huele a triunfo

Firefox OS huele a triunfo
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Hoy ha sido un día intenso para todos los que hablamos o escribimos de tecnología, y más aún para los que lo hacemos sobre dispositivos móviles. Yo no he parado, pero si me he quedado con una copla ha sido con la de los diversos anuncios que se han producido alrededor de Firefox OS, un proyecto que comencé viendo con un escepticismo que hoy se ha convertido en expectación.

Y es que al apoyo de muchas de las grandes operadoras se ha unido el de algunos fabricantes -uno de ellos sorpresa, Sony- que parecen prometer una apuesta real para esta plataforma que en principio en España veremos de refilón, a pesar del papel prominente de Telefónica en su desarrollo (o al menos impulso) inicial. Firefox OS no es a a priori un sistema operativo para países como el nuestro. Aquí mola contar con el último smartphone. Mola molar. Y eso implica que todos los borreguitos tiraremos a las 5 pulgadas, a las resoluciones 1080p y a procesadores quad-core que hace 10 años (quizá menos) hubieran sido la envidia de cualquier PC de alta gama. Aunque la mayoría no necesitemos ni la mitad, y algunos (por ahora) aguantemos tan tranquilos con terminales aún decentes como el HTC Desire que compré en abril de 2010 y al que solo le suelto algún que otro improperio por su ya avejentada batería.

No. Aquí Firefox OS probablemente pase desapercibido a pesar de lo bonito que es el concepto. Pero eso no importa, porque Firefox OS podría ser la tabla de salvación de países que no pueden acceder a los smartphones de los que solemos hablar los medios por estos lares. Con precios que rondan los 70-80 euros y prestaciones perfectas para esos países, Firefox OS podría solucionar muchas de las limitaciones de mercados en vías de desarrollo. A eso podría contribuir igualmente su apuesta por aplicaciones HTML5, una alternativa luminosa en un segmento con muchas sombras. Nada de estándares cerrados, nada de APIs con truco, nada de apoyos del tipo por el interés te quiero Andrés.

Todo pinta bien para una plataforma que ensombrece a otras tan atractivas como Ubuntu -de la que he hablado y hablaré mucho más en Osphérica, porque está dando motivos para ello- y que solo espero que no se contamine con intereses de operadoras (Telefónica ya ha afirmado que añadirá una capa personalizada a sus futuros dispositivos -cagada-), de fabricantes, o de politicuchos que quieran hacer prevalecer su visión sobre un proyecto de esos que aúna lo mejor de la filosofía Open Source. Que siga así.