¿Es Yo la app más estúpida del mundo, o somos nosotros los estúpidos?
Tengo un amiguete que hace ya unos añitos mantuvo una relación a distancia con una chica. Os hablo de cuando el telefonazo de la época era el Nokia Communicator y de cuando el concepto de comunicación gratuita (o casi, rollo WhatsApp) era inconcebible. Lo gracioso del caso es que un día de cañas a éste chico le empezó a sonar y vibrar el móvil, pero solo durante un instante. Mi amiguete miraba el móvil, esbozaba una sonrisilla y volvía al tema. Las micro-llamadas se repitieron varias veces, así que le pregunté qué era aquello. 'Usamos las llamadas perdidas como señal de que ella está pensando en mi, y viceversa', me dijo. Salvando el momento horterilla, lo cierto es que la idea era curiosa, y cumplía al menos un objetivo más: les ahorraba una pasta en mensajes y llamadas.
Quién me hubiera dicho que aquel sistema tendría su renacimiento como aplicación móvil. Eso es en esencia lo que hace 'Yo', una herramienta que solo servía para, básicamente, hacer ping a otra persona, y que inicialmente me pareció una solemne estupidez. El caso es que puede que el solemne estúpido sea yo (no 'Yo', qué lío), porque ese 'protocolo de comunicaciones', como lo llaman sus creadores, podría tener su aquel.
En The Wall Street Journal Christopher Mims, que es un tipo con sentido común, cree que Yo podría ser aún más importante que Twitter. La razón es clara: Yo podría convertirse en el lenguaje de notificaciones por excelencia, haciendo que cualquier aplicación del mundo lo usara para hacernos ping (o a la inversa), pero conectando el servicio a ese (quizás ya no tan estúpido) mensajito. De hecho, Yo podría pronto ofrecer botones para compartir mediante este protocolo como ahora lo hacen Twitter o Facebook, y servir así como un medio de comunicación que brillaría por su (estúpida, repito) simplicidad y por una adaptabilidad que en el fondo no es tan estúpida. Por si acaso voy diciendo con la boca cada vez más pequeña aquello de que Yo es una estupidez. Quizás, ya sabéis, sea otra de esas situaciones en las que los árboles no me dejen ver el bosque.
Para los curiosos, por cierto: aquella historia de amor fracasó poco tiempo después. Quizás si hubieran tenido Yo otro gallo hubiera cantado.
Actualización (12/08/2014): Yo acaba de actualizarse para iOS con pequeñas mejoras que la hacen algo menos simple, pero también más potente tras resolver algunas limitaciones demasiado evidentes. Uhm. (¡Gracias por el aviso, Manuti!)