Es mi Scattergories

Es mi Scattergories
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Buen debate el que se ha montado con el caso de Apple y AppGratis, esa herramienta para iOS con la que los usuarios obtenían recomendaciones sobre aplicaciones y juegos teóricamente interesantes. En realidad esas recomendaciones no eran -en parte- más que un publirreportaje, ya que muchos desarrolladores pagaban fortunas por aparecer recomendadas en esta popular aplicación.

Las recomendaciones de pago son un buen modelo de negocio desde hace mucho tiempo. Los 40 Principales no es más que un escaparate en el que solo sale quien paga religiosamente, los kioskos de prensa ponen mucho más visibles aquellos periódicos y revistas que aportan a la causa, y los supermercados destacan productos por comisión. Y lo mismo ocurre en el negocio del software, donde la propia Apple lo hace en su App Store, y Microsoft en su tienda de aplicaciones, sobre todo en el de la Xbox, donde salir en portada es cuestión de pagar ese lugar preferente.

El problema es que los chicos de AppGratis -muy avispillas- querían utilizar el escaparate de la App Store y montar un escaparate propio con el que poder ganarse el pan. Ingenuos ellos. Apple deja muy claro en sus términos de uso (lo ha hecho siempre) que lo de que les hagan la competencia en su propia casa no está permitido. Así que hicieron lo que era de esperar. Adiós, AppGratis, adiós, adiós.

Y ahí comenzaron los comentarios en medios -mis compis de Genbeta y Applesfera fueron de los primeros, yo tardé algo más en reflexionar sobre el tema en Xataka Móvil-. Eso dio pie no solo al debate entre los lectores y usuarios, sino también entre los miembros del equipo, que ayer estuvimos comentando en Twitter -no es el mejor lugar para hacerlo, desde luego- respondiéndonos los unos a los otros con nuestros argumentos. Antonio prometía columna en Xataka al respecto y cumplió su promesa hace un ratito, y yo ya había prometido también contrarréplica por estos lares, et voilà ..

Antonio tiene una visión muy distinta a la mía en este apartado, y lo deja claro con uno de los ladillos de su reflexión, titulado "La App Store no es un limbo fuera de la ley":

Gran parte del argumentario a favor de que €œes la tienda de Apple y a quien no le guste que se vaya a otro sitio€ parte de la presunción de que los actores privados pueden discrecionalmente tomar cualquier decisión o establecer la norma que quieran a sus socios y competidores, como si no estuviesen bajo el imperio de la ley.

En mi opinión, eso no es una presunción. Es (afortunadamente) una realidad. Si yo tengo un restaurante (como es el caso) en el que hago una inversión en producto, personal y mantenimiento del local, lo que no voy a permitir en ningún caso es que venga un vendedor de CDs o de pulseritas y monte un puesto allí. Pero es que lo de AppGratis es peor. Es como si dentro de mi local alguien se pusiera a vender sus pinchitos y a tirar cañas aprovechando mis grifos. Es mi local, con el que intento obtener ciertos beneficios. Y por supuesto, son mis normas. Si no te gustan, ve al bar de al lado, por mi perfecto, algo en lo que Jaime (@jaimenovoa) y yo estábamos muy de acuerdo. El caso de Apple es para mí exactamente idéntico.

No soy para nada fanboy de Apple, cuya filosofía encuentro más que discutible en muchos apartados. Pero sí soy fanboy de proteger lo mío, siempre dentro de los límites de la legalidad. ¿Me gusta la censura de Apple en su tienda de aplicaciones? No. ¿Me parece bien que quieran controlar toda la experiencia de usuario coartando las opciones? Jamás, aunque se la excusa perfecta para el 'just works'. Pero en lo que sí que estoy totalmente de acuerdo es que Apple ha establecido unas reglas para poder entrar en su juego. En su Scattergories. Si no te gustan, no juegues. Juega al Risk. Por ejemplo.

Actualización (15/04/2013): Antonio ha complementado su post en Xataka con otra reflexión, esta vez en Error 500.

Disclaimer: Soy co-propietario de una cervecería 100 Montaditos en Pozuelo de Alarcón.